Por Peggy Drexler
Nota del editor: Peggy Drexler es autora de los libros Our Fathers, Ourselves: Daughters, Fathers, and the Changing American Family yRaising Boys Without Men. Es profesora asistente de Psicología en la Facultad de Medicina Weill Cornell de la Universidad de Cornell y exinvestigadora de género de la Universidad de Stanford. Únete a ella en Facebook y síguela en Twitter en @drpeggydrexler.
(CNN) — En la década de 1980, Cyndi Lauper tuvo un éxito titulado Money Changes Everything (el dinero lo cambia todo). Tenía razón. Tal vez sea o no la felicidad, pero el dinero —en especial por montones— cambia las cosas y otorga poder al poseedor de la chequera.
Ahora, toma a un adolescente y dale ese poder. ¿Qué ocurre?
Justin Bieber, Lindsay Lohan y las otras estrellas adolescentes que se han desplomado en la Tierra en medio de una chispeante lluvia de información en los tabloides, tal vez solo hacen lo que muchos adolescentes harían… si pudieran.
Hay adolescentes como Justin Bieber en cada vecindario. Pero imagina que el chico que poda tu césped de repente cuente con un capital neto de unos 130 millones de dólares.
Ese mismo cerebro adolescente que convence a su dueño de que no lo atraparán si organiza una fiesta en la casa cuando papá y mamá no están, ahora sabe que es dueño de la casa… y es una mansión que tiene Lamborghinis al alcance de su puerta que un concesionario amistoso le prestó gratis. ¡Yuju!
Desde hace mucho tiempo se ha dicho que a los cinco o seis años, el cerebro de un niño tiene el 95% de su masa adulta. Sin embargo, los neurocientíficos, iluminados por la tecnología de la resonancia magnética, descubren que sigue cambiando: establece conexiones, agrega y elimina células. Ese proceso está particularmente activo en la corteza prefrontal, la parte en la que se toman decisiones como hacer arrancones en vecindarios residenciales.
Jay Giedd, médico del Instituto Nacional de Salud en Maryland, Estados Unidos, dirigió unos estudios en los que descubrieron que el desarrollo del cerebro adolescente era un proceso de adición y depuración. Dijo que las células del cerebro reciben una influencia considerable que proviene de las acciones del adolescente. Si haces deportes, las neuronas establecerán conexiones que le ayudarán. Si se sienta en el sofá a jugar videojuegos, entonces las neuronas estarán programadas para esas actividades.
La única influencia neutral real —como ocurre con todos los adolescentes— son los padres. Pero inculcar valores y disciplina puede ser una tarea titánica cuando el muchacho es el proveedor. Puede ser difícil dar permiso a tu hijo para usar el auto esta noche, cuando fue él quien lo pagó.
Algunos padres —como los Lohan— simplemente no están a la altura del reto. Otros —como los padres de Britney Spears o de Amanda Bynes— tal vez enfrentan complicaciones por los aparentes problemas mentales. Desafortunadamente, actualmente esos problemas están a la vista de todos. Cada error de una celebridad atormentada se esparce como un incendio digital.
Sin embargo, por cada Justin Bieber hay un Ron Howard, una Natalie Portman o una Jodie Foster: estrellas infantiles que navegaron por los escollos de la adolescencia hacia una adultez exitosa. El actor Rance Howard dijo en entrevista que crió hijos estrellas bien adaptados —Clint y el ganador del Premio de la Academia, Ron— al separar el dinero de la vida de la familia. “Elegimos no vivir con lo que los niños podían pagar, sino con lo que yo podía pagar”, dijo.
Esperemos que Justin encuentre su camino. Pero si continúa retozando en una montaña de dinero como si fuera un niño que juega en un montón de hojas y rodeado de un séquito de porristas, no lo facilitará. Así como las neuronas en desarrollo de su cerebro adolescente reaccionan ante el mundo que lo rodea, el dinero lo cambia todo.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Peggy Drexler.