Por Sally Kohn
Nota del editor: Sally Kohn es activista, columnista y comentarista de televisión. Síguela en Twitter en @sallykohn.
(CNN) — Con mi más reciente columna en CNN.com, me las arreglé para armar un pequeño alboroto entre los conservadores. Escribí sobre lo patético que es que, históricamente, la mayoría de los directores y productores ganadores del Óscar hayan sido hombres blancos y que esto refleja los prejuicios implícitos más generalizados en Hollywood y en nuestra sociedad en general.
Algunas personas criticaron mi argumento en Twitter. Entre otras cosas, me acusaron de recurrir al tema de la raza e hicieron eco de la retorcida y conservadora idea de que los liberales que denuncian el racismo en la sociedad son los racistas en realidad.
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Así que respondí con una pregunta:
Les pregunté a los conservadores que si no lo atribuían al racismo, cómo explicarían la falta de productores y directores negros nominados y ganadores del Óscar.
Sin embargo, ellos creyeron que los culpaba por los prejuicios raciales implícitos en Hollywood. Para que conste, no fue así. Lo que hice fue acusar a la institución cultural dominante en Estados Unidos de al menos haber fracasado al desafiar los perjuicios implícitos en la sociedad en general y, en el peor de los casos, los ha replicado. En mi ensayo original, escribí:
“¿Acaso Hollywood excluye a las mujeres y a la gente de color que ocupa puestos poderosos como director o productor más que en otras facciones de la sociedad y los negocios estadounidenses? Probablemente no, pero, ¿a quién le importa? Eso no hace que valga menos la pena emitir una crítica”.
Eso nos lleva al alboroto número dos. El sábado por la noche, mientras veía Frozen —una cinta animada de Disney— con mi hija de cinco años, tuiteé:
“Estoy viendo Frozen. Es magnífica. Pero vamos, @DisneyPictures, ¡¿no es hora ya de que haya una cinta para niños en la que una princesa se case con una princesa?!”.
Una vez más me atacaron. Las reacciones variaban entre “los niños no necesitan que los adoctrinen con tu propaganda prolésbica antinatural” y “las cintas para niños deberían ser terreno prohibido para la ideología de la extrema izquierda”. Algunas personas incluso me acusaron de ser pedófila. El internet es adorable. Republicaron mi tuit y lo condenaron en varios sitios web conservadores, desde Twitchy hasta Breitbart’s Big Hollywood y más allá.
Ese es el contexto. Por eso, como los conservadores están obsesionados con tener una conversación sobre esto, ¡hagámoslo!
La Cultura —con “c” mayúscula— es política. El ascenso de Mackelmore o de Jay Z tiene tanto de talento como de cálculo por parte de las disqueras que intervienen en la carrera. Los escotes y el largo de las faldas de las mujeres son la decisión consciente que el mundo de la moda tomó respecto al género y la sexualidad. Y sí, las cintas de Disney también son políticas: desde haber decidido que todos los personajes femeninos tendrían cinturas de dos centímetros hasta la idea de que los príncipes son héroes y que las princesas necesitan salvación, pasando por el hecho de que todas las princesas de Disney fueron blancas hasta que llegaron Mulán, Jazmín y Tiana.
Las decisiones sobre qué familias serán retratadas o excluídas en las cintas de Disney —y en particular las películas infantiles— son políticas. La Suprema Corte de EU abolió en 1967 las leyes que prohíben el matrimonio interracial, pero hasta donde sé no ha habido una familia multirracial en el centro de una historia de Disney (aunque al menos la Princesita Sofía tiene el potencial de ser un pequeñísimo paso en la dirección correcta).
A pesar de que un padre soltero cría a uno de cada cuatro niños que vive actualmente en el país, generalmente en las cintas de Disney aparecen las madres solteras como malvadas (piensen en Cenicienta yBlanca Nieves). Al menos los padres solteros reciben un mejor trato (Pinocho y La Bella y la Bestia).
Aunque parece que hay una familia gay en la cinta más reciente de Disney, Frozen, y existen otras seis razones por las que esta película podría ser la más progresista del estudio hasta ahora, el filme continúa con la larga tradición de historias infantiles que promueven la heterosexualidad.
Miren, me daría gusto que pudiera haber una princesa valiente, independiente, que no sea insultantemente delgada, que no esté locamente obsesionada con los hombres y que no haya pasado por Photoshop para mejorar su atractivo sexual. Sería bueno que mi hija viera eso.
Pero claro que quiero que las cintas infantiles den un paso más allá y reflejen activamente la diversidad total y positiva de familias que existen actualmente en Estados Unidos, entre ellas familias gays como la mía. Después de todo, hablamos de Hollywood, ¡la tierra de los gays y de quienes los aman! ¿De verdad es mucho pedir? Los derechos de los homosexuales se han extendido por el mundo y reciben el apoyo moral y político de una abrumadora mayoría de estadounidenses.
La realidad es que la cultura de masas es increíble y frustrantemente reaccionaria. Puede parecer que Miley Cyrus hizo twerking mucho antes de que cualquiera de nosotros estuviera listo para verlo, pero el hecho es que la cultura que tiene el respaldo de las corporaciones ha adoptado las tendencias de la cultura de masas y las amplifica. Las conversaciones sobre la raza, el género y la sexualidad en las cintas más populares a menudo están rezagadas al igual que la sociedad.
Hay veces en las que una cinta puede impulsar a la sociedad en la dirección correcta, como Al calor de la noche, Tootsie, Filadelfia o cualquier cantidad de películas innovadoras. No pensamos que las historias infantiles son un espacio para el progreso social y sin embargo allí es precisamente en donde están insertadas las normas e ideales de nuestra sociedad; la forma en la que nuestra siguiente generación conoce lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal, la inclusión y la exclusión puede iniciar cuando la gente es joven. Hollywood puede hacer una mejor labor al hacer cintas infantiles incluyentes que reflejen la maravillosa diversidad de un Estados Unidos del siglo XXI.
Así que sí, es hora de que haya una cinta de Disney en la que una princesa se case con una princesa. Y que un príncipe se case con un príncipe. Y que un plomero se case con una maestra… Por todos los cielos, ¡¿por qué todos tienen que ser ricos y de la realeza?!
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Sally Kohn.