Por Jarrett Bellini, CNN

(CNN) – Una vez subí a Instagram una foto en la que estoy en Old Navy, posando como si le estuviera dando un beso a un maniquí. En aquel momento parecía una buena idea, pero ella fue bastante indiferente.

Probablemente no le atraen los pelirrojos.

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Fue un momento tonto, seguro, pero también ilustró fielmente mi contribución artística general al mundo de compartir fotografías en medios sociales. Es decir: es muy poco lo que contribuyo.

“Oye, ¿qué filtro queda mejor para un boleto de Allman Brothers?”.

Es algo al estilo de Ansel Adams.

Finalmente, hace más o menos dos meses, tomé un pequeño descanso de Instagram. Mi ofrenda de despedida fue tres segundos de video donde yo simplemente exclamaba “¡Ay, qué lástima!”

Traducción: “Oh, qué pena”.

Pero no lo era.

A nadie le importó. Tampoco les tendría que haber importado.

Estaba usando Instagram por todas las razones equivocadas   Y lo sigo haciendo.

Sin embargo, recientemente, una nueva cuenta comenzó a captar la atención de todos por las razones correctas. Porque, a diferencia de mis periódicas odas visuales al trasero de mi perro, todo sobre grandmabetty33 es maravilloso.

Y a la gente le importa.

Todo comenzó hace más o menos tres meses, cuando Zach Belden, de dieciocho años, un estudiante de último año en una escuela secundaria en Jeffersonville, Indiana, decidió empezar a documentar los últimos días, meses, y (esperemos que) años de su bisabuela, Betty Jo Simpson.

Lee: ‘Abuelita Betty’, la cuenta más adorable de Instagram

La abuela Betty tiene cáncer de pulmón. Fue diagnosticada en diciembre. Tiene 80 años.

“Muchos de mis amigos conocían a la abuela”, me dijo Belden. “Y fue una buena manera de ponerla en contacto con ellos”.

Increíblemente, después de una semana, la abuela Betty tenía casi 100 seguidores. Y debido a que ella es la criatura más bella de este planeta -lo siento, perezosos- su cuenta rápidamente se hizo más popular con las personas que nunca la habían conocido.

Uno de los mayores admiradores de la abuela Betty es el músico Pharrell.

Belden dice que se sorprendieron cuando ella pasó los 1.000 seguidores, pero cuando llegó a 4.400, de alguna forma ése pareció ser el número mágico.

“Nunca olvidaré ese número”, dice Belden . “Fue ahí cuando todo inició”.

Luces. Cámara. Betty.

De pronto, estaban en televisión. De pronto, el teléfono de Belden empezó a sonar sin parar. De pronto, ellos no tenían ni idea de a qué se estaban metiendo.

Y de pronto, la cuenta de la abuela Betty comenzó a crecer por millares.

Al momento de obtener la atención de los medios, ella tenía más de 350.000 seguidores.

Por supuesto, la fama conlleva mucha responsabilidad. La abuela Betty tuvo que convertirse en experta en tecnología. Hay reglas para el estrellato en Internet, y la primera es que debes tomarte tus propias selfies.

Esto no fue nada fácil.

Belden admite: “Enseñarle a tomarse una selfie es más difícil de lo que probablemente parece”.

Pero la abuela Betty lo está logrando, y más importante aún, ella entiende cómo funciona Instagram.

Belden dice: “Ella sabe que yo publico sus fotos y videos en Internet, que las personas le dan ‘me gusta’ y cada vez que podemos, nos sentamos un par de horas y leemos los comentarios alentadores que recibe todos los días”.

Pero dejemos de lado los comentarios. La abuela Betty tuvo que conseguir una casilla de correos.

El sábado, Belden abrió una para su bisabuela, y cuatro días después, ella recibió su primera carta de un admirador en Minnesota.

Porque, ya sabes, eso es lo que las personas de Minnesota hacen. Cosas maravillosamente agradables.

Los odio a todos.

Luego, el jueves, ella recibió 20 cartas más y un paquete con una frazada de regazo hecha a mano.

Las personas. A veces son realmente buenas.

Pero todo esto es mucho más que simplemente una señora mayor haciendo las populares ‘duck face’ o caras de pato y signos de la paz para entretener a desconocidos en Internet. Esto es acerca de dos personas -de distintas generaciones- que han encontrado una forma creativa en el siglo XXI para prolongar un estrecho vínculo que fue formado durante muchos años.

Belden explica: “Antes de ir a la escuela primaria, yo no tenía niñera. Tenía a mi abuela. Sin lugar a dudas, tenemos una relación muy cercana, y no quisiera perderla. Ella piensa lo mismo de mí y de mi familia; nos lo dice todos los días”.

Pero a veces solo saca la lengua.

Como lo hizo para su cita con el “doctor del cáncer” y estaba comiendo un caramelo azul. Podías verlo. Definitivamente, era azul.

Éste es el logo oficial de la abuela Betty.

Y ahora esa imagen se ha convertido en el logo oficial de la abuela Betty gracias a una compañía llamada 1facewatch, la cual lo diseñó para ella basándose en la foto.

Entonces, la abuela Betty tiene un logo, y sus admiradores se siguen acumulando.

Belden admite: “Podría decirse que a la abuela le gusta Instagram más de lo que me gusta a mí. Le da algo que espera con ansias. Nunca sabes qué reacción obtendrás con ella”.

Eso es mucho más de lo que puedo decir por mí.

Recientemente regresé a Instagram, y más que todo, publico fotos del trasero de mi perro.

¡Ay, qué lástima!