Por Fernando Ramos, CNN Español
(CNN Español) – En medio del impasse por el secuestro del general Rubén Darío Alzate, una civil y un suboficial que provocó las suspensión de los diálogos, el proceso de proceso de paz del gobierno de Colombia con las FARC en Cuba cumple dos años.
El 19 de noviembre de 2012 se dio inicio formal a las conversaciones de paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC. Después de varios meses de negociaciones secretas, finalmente el 26 de agosto de 2012 se firmó una agenda de seis puntos con la que se dio luz verde al proceso de paz.
Tras varios acercamientos en el exterior, los negociadores de las partes viajaron a Cuba y el 19 de noviembre se sentaron cara a cara a negociar el fin de un conflicto armado de más de 50 años.
En ese momento el jefe de la delegación de negociadores del Gobierno, Humberto de la Calle, dijo: “Viajamos con esperanza, con optimismo moderado, no queremos crear falsas expectativas. Pero si creemos que hay elementos estructurales que permiten abrigar la esperanza y la idea de que traeremos buenas noticias para Colombia”.
Aunque el presidente Santos era entonces optimista en lograr un acuerdo de paz en menos de dos años, la dinámica del proceso ha demostrado otra cosa.
Así lo cree al menos la analista Salúd Hernández. “Yo creo que puede firmar en dos o tres años, desde luego no va a ser pronto. Pero si no lo logra, pues es su carta política fundamental, sería su gran fracaso”.
Y es que el mandatario fue reelegido con la paz como lema de campaña el 15 de junio de este año. Enfrentado al candidato Oscar Iván Zuluaga, del partido Centro Democrático que orienta su ahora principal opositor y antiguo jefe, el senador Álvaro Uribe Vélez quien se opone al proceso de paz tal y como está planteado.
“El proceso de paz debería tener entre sus condiciones un cese unilateral de actividades criminales de las FARC”, afirma Uribe.
El 7 de agosto de 2014, cuando asumió para un segundo periodo de Gobierno, Santos defendió el proceso y marcó la línea de negociación con la que busca lograr un acuerdo en La Habana. “No se trata, y en eso quiero ser claro, de sacrificar la justicia para lograr la paz. Se trata de cómo lograr la paz con un máximo de justicia”, sostuvo en ese entonces Santos.
Acciones como los atentados terroristas y los secuestros como el del general Rubén Darío Alzate, una civil y un suboficial que llevaron a Santos a suspender el proceso de paz.
Esta situación ha desencadenado todo tipo de reacciones políticas. La directora del partido de izquierda Polo Democrático, Clara López, le dijo a CNN: “Nosotros le hemos insistido al Gobierno Nacional que no es conveniente seguir negociando en medio del conflicto. Porque cada evento de guerra que sucede va en contra de la confianza que el pueblo colombiano le tiene que depositar a los negociadores”.
En el mismo sentido se pronunció el representante la Cámara Carlos Fernando Galán: “Esas no son las demostraciones que estamos esperando por ningún motivo de las FARC para que haya una clara voluntad de paz, y así lo que van a lograr es acabar el proceso de paz”.
Por su parte la senadora del partido Centro Democrático pidió acciones de paz por parte de las FARC. “No más. El que quiera hacer la paz tiene que mostrar real voluntad y cualquier colombiano hay que respetarlo”, afirmó a CNN la legisladora.
Durante los dos años el proceso ha enfrentado todo tipo de críticas y cuestionamientos. Entre ellas la publicación de fotografías en donde aparecen algunos delegados de las FARC en un bote de lujo en las costas de Cuba y paseando como turistas, lo que puso en dificultades el respaldo de la opinión pública al proceso.
Pero más allá de las dificultades, este ha sido el proceso de paz que más a ha avanzado en Colombia. De seis puntos de la agenda de negociaciones se han logrado acuerdos en tres de ellos: en el de desarrollo rural integral, en el de participación en política de guerrilleros presos y en el de erradicación de cultivos ilícitos. Actualmente se discute uno de los más importantes: el de víctimas.
“No se puede hablar de paz si no hay justicia, y no se puede hablar de justicia si no hay verdad. Y por eso estamos pidiendo la verdad”, afirma Enrique Alfonso Celis, víctima del conflicto armado, interpretando el sentir de cientos de miles de víctimas del grupo guerrillero.
Quedan pendientes para negociar los puntos de justicia transicional y el de refrendación de un posible acuerdo que ponga fin al conflicto armado interno.
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