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Por Moni Basu y Ann O’Neill

Ferguson, Missouri (CNN) — Algunas personas del lugar solo quieren que el drama termine. Otras dicen que podría no terminar nunca mientras un policía blanco pueda dispararle a un adolescente negro desarmado y matarlo sin consecuencias.

En la calle, frente a la estación de policía de Ferguson, las tensiones bulleron el lunes por la noche mientras cientos de personas esperaban el veredicto de un jurado popular y exigían una condena.

Se las negaron.

No hay condena, dijo el jurado popular.

El agente Darren Wilson no recibirá condena por haber matado el 9 de agosto a Michael Brown, de 18 años.

“No les importa la gente negra”, dijo Danielle Hines, quien estaba entre la muchedumbre afuera de la estación de policía. “Nos tratan como criminales. Esto es lo que se siente ser negro en Estados Unidos”.

La multitud se acercó a la cerca de metal que está frente a la estación. Algunas personas lloraban; muchas estaban furiosas. Levantaban las manos y gritaban. Surgió un cántico: “¡Qué se j*** la policía!”.

Los enfrentó una formación de policías con uniformes antimotines.

“¡Si no hay justicia, no hay paz!”.

Las cosas pronto se pusieron feas. Los manifestantes volcaron su furia sobre las patrullas y los aparadores de las tiendas que estaban cubiertos con tablas. El aire estaba enrarecido por un gas tóxico. La policía negó que fueran gases lacrimógenos, pero los reporteros de CNN insistieron en que se los habían arrojado.

La muerte de Brown desató dos semanas de protestas violentas a mediados de este año en Ferguson y reencendió el debate nacional sobre la raza y el sistema de justicia penal. Los simpatizantes de la familia de Brown respaldaron los testimonios de que Wilson disparó mientras Brown tenía las manos en alto, en señal de rendición. Los partidarios de Wilson dicen que Brown lo había agredido y que el agente disparó en defensa propia luego de que el adolescente tratara de quitarle su arma.

‘Tengo miedo. Esto es muy triste’

La reacción emocional al veredicto del jurado popular habla de asuntos más importantes que Ferguson: las profundas divisiones raciales de Estados Unidos.

Deidre Johnson, quien cría a cuatro niños, lloraba al escuchar la decisión del jurado.

“Solo sé que no pueden caminar por nuestras calles”, dijo. “Tengo miedo. Esto es muy triste”.

Otra mujer secundó su sentir. “Odio que nuestros jóvenes pasen por esto”, dijo Shellie Robinson, quien tiene un hijo de 19 años. “Hemos peleado por 100 días. Esto me rompe el corazón”.

El director del Centro Sureño para el Derecho sobre la Pobreza, que ha luchado durante décadas contra las injusticias raciales en el Sur Profundode Estados Unidos, dijo que Ferguson pone de relieve un sistema de justicia prejuiciado y defectuoso.

“Los acontecimientos en Ferguson han hecho patente lo grande que es la brecha entre la policía y aquellos a quienes vigila en tantas comunidades de nuestro país”, dijo Richard Cohen. “Es una brecha que se ha formado por los antecedentes de discriminación en nuestro país, una brecha que se ha profundizado a causa de los prejuicios sistémicos en nuestro actual sistema de justicia penal. Es una brecha que propicia la sospecha y la desconfianza, una brecha que socava la legitimidad misma de nuestro sistema de justicia”.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo después del anuncio: “Necesitamos reconocer que la situación en Ferguson habla de los desafíos más grandes a los que nos enfrentamos como nación”.

En el Morehouse College, en Atlanta, unos 200 estudiantes corearon: “el infierno de Ferguson es el infierno de Estados Unidos”. Corearon el nombre de otros hombres y mujeres negros que han muerto a manos de la policía y citaron al héroe de los derechos civiles, Martin Luther King, hijo.

Su hija, la reverenda Bernice King, esperaba que el pueblo superara la ira e hiciera historia.

“¿Qué queremos que los historiadores escriban dentro de unas décadas sobre este momento?”, preguntó. Urgió a los manifestantes a levantar la voz pero abstenerse de recurrir a la violencia.

“Dentro de 40 años, los historiadores podrán reflexionar sobre que decidimos vivir de tal forma que la humanidad pudiera continuar”, dijo. “La no violencia los 365 días (del año) es la decisión que debemos tomar. La alternativa bien podría ser que la civilización se precipite al abismo de la aniquilación”.

‘Este es nuestro momento, St. Louis’

Otro líder religioso, el arzobispo de St. Louis, Robert Carlson, secundó los llamados a reaccionar con moderación. “Este es nuestro momento, St. Louis”, dijo algunas horas antes de que se anunciara el veredicto del jurado. “Sin importar lo que decida el jurado popular, podemos ser un ejemplo para el resto del mundo. Todos estarán atentos a lo que hagamos después y la violencia no es la respuesta”.

Tory Wilson, cofundador de la organización Hands Up United, urgió a la calma y a la moderación… pero a la policía.

“Urjo a los agentes de policía a la calma, a que no me rocíen con gas pimienta, a que no me arrojen gases lacrimógenos ni me disparen balas de goma”, dijo. “El pueblo necesita instar a la policía a la calma. Dejen de lastimar a los niños, dejen de traumatizar a nuestras comunidades”.

Muchos se preguntaron por qué si había inestabilidad en las calles, los fiscales esperaron a que hubiera caído la noche para anunciar el veredicto.

Las tensiones se habían acrecentado en Ferguson desde hacía varios días. Una multitud se reunió afuera del cuartel general de la policía el lunes por la tarde y coreaban: “¡Condenen a ese policía!” y “Díganme cómo es la democracia. ¡Así es la democracia!”.

Ray Lewis estaba entre los manifestantes. Es blanco y llevaba uniforme de policía. Llevaba un cartel en el que se leía: “Policías: prueben con el amor”.

Lewis es capitán retirado de la policía de Filadelfia y vino a apoyar a los manifestantes y a llamar la atención sobre lo que para él es un abuso de la fuerza por parte de la policía de todo el país.

“Quería traer el rostro de un capitán de policía blanco para mostrarle a la gente de Iowa, Nebraska, Kansas, que con demasiada frecuencia se exhibe a los negros como alborotadores y criminales. Y eso simplemente no es verdad”, dijo. “Piensen dos veces antes de juzgar a estas personas”.

Insistió en que no es antipolicía. “Soy anti-policía corrupto”, dijo.

Lo rodeaban personas que coreaban: “¡Mike Brown, Mike Brown!”.

Dijo que hay mucho de cierto en lo que se dice acerca de que los policías blancos no dudan en jalar el gatillo frente a un joven negro. La policía debería reclutar agentes más sensibles a los asuntos raciales, dijo Lewis. De otra forma, se puede percibir a la policía como una fuerza de ocupación.

“Hay mil Fergusons en todo Estados Unidos”.

John Blake reportó desde Atlanta.