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¿Por qué los colombianos no votan?
01:35 - Fuente: CNN

(CNN Español) – El resultado del plebiscito en Colombia dejó a un país partido a la mitad.

Los resultados de la consulta, con el 99,91% escrutado, muestran que el no obtuvo la victoria con el 50,21% (6.431.376 votos), frente al 49,78% que apoyó el sí (6.377.482 votos), apenas 5 décimas de diferencia.

Pero el mapa de los resultados deja además otra realidad: los departamentos que sufrieron el conflicto, la parte rural del país, que históricamente ha sido víctima de la violencia, votó mayoritariamente a favor del sí, mientras que departamentos más urbanos, que no han sufrido tan directamente la violencia, se inclinaron por el no.

Es el caso de Cauca, Putumayo, Nariño, Chocó, Guaviare, Vaupés, Cauca, Córdoba, entre otros.

Según el Registro Único de Víctimas, en todos los departamentos que ganó el sí hay 4.137.661 víctimas del total de 7.900.112 del conflicto armado en Colombia.

Zonas verdes: voto por el sí; zonas naranja, voto por el no.

En algunos municipios donde la brutalidad de la guerra —no solo de las FARC, sino de otros grupos armados— ha dejado heridas profundas, los colombianos le dieron un amplio respaldo al sí.

El sí fue de los más pobres y afectados por la violencia

Un estudio realizado por dos estudiantes de doctorado de la Universidad de Illinois y de la Universidad de Columbia, señala la misma tendencia: no solo en las zonas periféricas hubo mayor apoyo al acuerdo con las FARC, sino que en el sí ganó en el 86 % de los municipios más pobres del país, así como en el 67 % de los municipios con mayor número de acciones violentas.

Juan David Herreño y Juan Sebastián Muñoz, candidatos a doctorado en Economía, descubrieron además que la opción del sí fue apoyada en en el 62 % de los municipios más desiguales.

Los investigadores usaron cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, la Registraduría, el Panel Municipal del CEDE, entre otras.

Las zonas donde ganó el sí   				 				 			 				 				La votación según las zonas vistas en términos de pobreza   				 				 			 				 				La votación según las zonas vistas en términos de desigualdad   				 				 			 				 				La votación según las zonas vistas en términos de víctimas

Estos son algunos de los municipios más representativos:

Bojayá, Chocó

En el municipio de Bojayá, ubicado en el departamento de Chocó, las FARC perpetraron una de las masacres más desgarradoras de la historia reciente del país.

El 2 de mayo de 2002, el grupo guerrillero lanzó un cilindro bomba durante un enfrentamiento con paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, contra la iglesia de Bellavista (casco urbano del municipio de Bojayá) en donde la población se refugiaba. Aproximadamente 80 personas murieron, entre ellos, 48 menores, según el Centro de Memoria Histórica (CNMH).

Este domingo, el 95,78% de los votantes de Bojayá le dijeron sí a los acuerdos con las FARC.

Lea: FARC piden perdón por la masacre de Bojayá

Miraflores, Guaviare

En Miraflores, Guaviare, un grupo de paramilitares asesinó en 1997 a 12 personas y desplazó a 300, según el portal Verdad Abierta; este municipio también fue testigo de una toma guerrillera de las FARC que dejó un saldo de 9 muertos y 22 desaparecidos, según medios locales citados por el CNMH.

Allí se registró un voto a favor del sí de un 85,65%.

Caloto, Cauca

En diciembre de 1991 ocurrió la masacre de El Nilo, en el municipio de Caloto, Cauca. 20 indígenas de la comunidad nasa fueron masacrados a manos de paramilitares, según el portal Verdad Abierta. En este departamento “las comunidades indígenas han sido víctimas de una larga historia de violencia y ocupación de sus territorios ancestrales, librada prácticamente por todos los grupos armados”, relata el CNMH.

El voto por el sí en esta región fue del 72,90%.

Valle del Guamuéz, Putumayo

En enero de 1999 150 paramilitares perpetraron la masacre de El Tigre, asesinando a 28 personas, además de quemar casas, motocicletas y vehículos, según el Centro de Memoria Histórica. La violencia se intensificó en el sector del Bajo Putumayo entre 2001 y 2006 y se registró un control territorial permanente en esa región por parte de los paramilitares.

En esta región, el 86,04% le dijo sí al plebiscito de este domingo.

Voto del no: en zonas urbanas

El mapa de voto de la Registraduría de Colombia muestra que los centros urbanos votaron mayoritariamente por el no.

En Antioquia, el bastión electoral del expresidente Uribe, el no tuvo la mayoría de votos con 62%, contra el 37,99% del sí. Este es el departamento con más víctimas, según el Registro Nacional de Víctimas, que reporta que 1.434.588 afectados por la violencia.

La región del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, que también ha sido zona de fuerte influencia guerrillera, votó por el no con un amplio margen de 63,92%.

Aunque en Bogotá, la capital del país, ganó el sí, la votación fue muy cerrada pues 56,07% de los votantes dijeron sí y 43,92%, no.

En Cali, Valle del Cauca, la votación también estuvo dividida, mayoritariamente por el sí, con una diferencia de 9 puntos porcentuales: 54,27% dijo sí y 45,72%, no.

¿Por qué se votó así? 

Según Paula Gaviria, consejera presidencial para los Derechos Humanos, la victoria del no fue producto del miedo y del desconocimiento y la lejanía frente al dolor.

“En Colombia nos hace falta oír más a las víctimas. Nos falta sentarnos a escuchar lo que han sufrido y lo que han hecho para sobrevivir, muchas de ellas a pesar de tantas adversidades. Creo que su ejemplo, su voz y su grandeza a la vez… nos tiene que interpelar como colombianos para saber que nunca más podemos repetir lo que ha pasado en Colombia con ellas”, dijo a CNN en Español Gaviria, quien fue directora de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas de Colombia.

Según Alejandra Barros, directora de la Misión de Observación Electoral de Colombia (MOE), el fenómeno de votación se dio debido a varios factores como la alta abstinencia electoral (de 60%), lo que significa una “crisis en la calidad de la democracia” por falta de ciudadanos comprometidos. También se debe a que en las zonas veredales en Colombia sólo hubo una fuerza del 30% de los votos, frente a la zona urbana que puso el 60% de ellos.

“Es decir que lo urbano, que no vive la guerra, decidió sobre lo rural”, explicó en Café CNN de CNN en Español. “Ahora estamos en un lugar donde no sabemos precisamente hacia dónde marca la brújula”, pues la mesa de negociaciones de La Habana ya se levantó y en diciembre hay una pausa en las sesiones del Congreso, explicó.

Para el analista político Hernando Gómez Buendía, los intereses de la gente de las ciudades son diferentes a la del campo y el conflicto se vive en las zonas alejadas del país.

“Es un conflicto en las zonas apartadas de Colombia, en las periferias, en las selvas, los campos”, dice. “A la gente de las ciudades le preocupa el empleo, el transporte, la inflación… La guerrilla puede ser una una cosa remota”.

Caso contrario a las personas de las costas, quienes según el mapa de la Registraduría, votaron mayoritariamente por el sí y que vieron una “extraordinaria oportunidad de no seguir matando”, dice Gómez Buendía.

¿Qué dicen las víctimas?

Para el padre Antún Ramos Cuestas, quien en 2002 era el párroco de la iglesia donde ocurrió la masacre de Bojayá por parte de las FARC, el resultado del plebiscito es doloroso, pero lo aceptan con resignación y, dice, seguirá trabajando por la paz.

Para el sacerdote, el motivo por el que en las regiones centrales se votó por el no es porque allí no se ha sentido la crueldad de la guerra.

“El centro del país, con sus escritorios, corbatas, con su vestido bonito, dicen ‘prolonguemos más esto’, pero los muertos los ponemos los estratos 1 y 2. La guerra se ha empecinado en matar a la gente pobre”, dijo a CNN en Español el padre Antún Ramos.

“Los que votaron por el no fueron los que no son tan víctimas, los que no sienten los coletazos del conflicto armado, los que piensan que esta guerra se debe prolongar, los que no creen en una salida negociada al conflicto”.

En este plebiscito los colombianos expresaron sus dudas frente a puntos de la negociación como la impunidad, la reintegración a la sociedad de los menores de edad en las filas de las FARC, el enjuiciamiento a los violadores de derechos humanos y las lucrativas ganancias que tiene el grupo por cuenta del narcotráfico, así como la participación política de las FARC.

Lee: Guía para entender el resultado del plebiscito en Colombia: ¿por qué ganó el ‘No’?

Para la organización Humanas, un grupo que trabaja por los derechos humanos de las mujeres que fueron víctimas del conflicto armado —y que apoyaba la opción del sí—, el resultado del plebiscito es “preocupante”, pues se perdió la oportunidad de contar con un sistema que cuente con justicia, verdad y reparación para las víctimas.

Según explicó a CNN en Español María Adelaida Palacio, coordinadora del área jurídica de esta organización, entre los nuevos retos que se presentan es que las víctimas sigan siendo el centro del debate, pues el actual proceso brindaba “herramientas idóneas” para construir la paz y tener un postconflicto llevadero.

Entre tanto, Herbin Hoyos, presidente de la Federación Nacional de Víctimas de las FARC —que estuvo en contra de los acuerdos de La Habana—, dice que el resultado del no se presenta como una oportunidad para blindar el proceso y pedir la liberación de los secuestrados como condición para que se reanude el proceso.

Hoyos agrega que el no es resultado de la propaganda que hicieron las FARC, que en su opinión fue “la peor”, pues cada que intervenían era un retroceso y un desconocimiento para las víctimas.

“Nosotros [las víctimas] les pedíamos humildad, que reconocieran los crímenes que han cometido. Desde el mismo comienzo de los diálogos las FARC debieron iniciar este proceso diciéndole a las víctimas ‘hemos secuestrado, hemos desaparecido, son resultados de la guerra. Vamos a ayudar a que esos hechos se esclarezcan’. Si hubieran iniciado así, no hubiésemos tenido lo que ha ocurrido en este momento: una polarización total”, dijo Hoyos en CNN en Español.

Aunque con un futuro incierto, la elección de este 2 de octubre dejó en el ambiente una estela de unidad dentro del desacuerdo, ya que tanto los opositores del proceso, como las FARC y el propio Gobierno concordaron en continuar los esfuerzos para alcanzar la paz.