Deportar masivamente a los inmigrantes ilegales, construir un nuevo muro en la frontera con México que el país latinoamericano tendría que pagar, eliminar los tratados de libre comercio implementados con distintos países de la región, endurecer las relaciones con Cuba y con Venezuela…
Para los latinoamericanos, la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos llega atada de varios miedos.
Las promesas de campaña del magnate de la construcción, el antipolítico que supo canalizar la rabia y la frustración de buena parte del electorado estadounidense de clase media -incluidos millones de latinos-, han producido una situación de incertidumbre en la región.
Además, el entonces candidato republicano se refirió en varias oportunidades a los miembros de la comunidad latina con frases que para muchos evidenciaban “xenofobia” y “racismo”. El discurso que pronunció recién lanzada su campaña, a mediados del 2015, es uno de los más recordados en ese sentido: “Cuando México envía a su gente, no envía lo mejor, no los envía a ustedes. Están enviando gente con montones de problemas. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores y algunos asumo que son buenas personas”, dijo entonces.
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A pesar del tono conciliador del discurso del miércoles pasado en la madrugada, cuando se confirmó que sucederá a Barack Obama a partir de enero del 2017, varios analistas han expresado temor ante los posibles cambios que se puedan dar en materia de política internacional en los próximos cuatro años.
Para Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, reconocido centro de pensamiento con sede en Washington, por ahora es muy difícil saber de qué manera la victoria de Trump puede afectar a América Latina, en buena medida porque el nuevo inquilino de la Casa Blanca “es muy impredecible y ha sido poco coherente en sus posiciones”.
Shifter le dijo a CNN en Español que el triunfo de Trump es un “salto al vacío” y la posibilidad de “construir buenas relaciones” se basará, sobre todo, en su estilo y el tono de su retórica.
Durante la campaña de Trump las menciones a este pedazo del mundo fueron escasas, pero contundentes. Así lo explica Juan Carlos Hidalgo, analista de políticas públicas sobre América Latina del Instituto Cato, otro centro de pensamiento que también funciona en Washington:
“Las propuestas de Trump concernientes a la región se limitaron a tres políticas muy específicas y –en el caso de las dos primeras– formaron el núcleo de su plataforma política. La primera fue construir un muro en la frontera con México y deportar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que hay en el país. La segunda fue renegociar el Tratado de Libre Comercio de America del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés, que Estados Unidos firmó con Canadá y México en 1992) y ponerle un arancel del 35% a las importaciones provenientes de México. Y la tercera fue revertir el acercamiento diplomático con Cuba”.
“Trump fue muy explícito en estas propuestas y le quedará muy difícil echarse para atrás sin verse mal y sin decepcionar a sus votantes. La implementación de estas tres políticas, sin lugar a dudas, deteriorará la relación de Estados Unidos con la región”, le comentó Hidalgo a CNN en Español.
En materia económica y de política comercial, de hecho, algunos hablan ya de un inminente giro hacia el proteccionismo y de cómo eso podría afectar pero también beneficiar, depende la perspectiva con la que se mire, a América Latina.
“Nos moveremos hacia el proteccionismo y la ola de Tratados de Libre Comercio que Estados Unidos firmó con muchos países, para permitir un libre acceso a los mercados, va a empezar a decrecer”, afirmó Jorge Restrepo, economista colombiano, analista y director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC), que tiene su sede en Bogotá.
“Lo que no sabemos todavía, y eso es lo que genera tanta incertidumbre entre los líderes de la región y también en los mercados, es si ese giro hacia el proteccionismo será generalizado o si la estrategia de Trump será utilizar selectivamente la agenda comercial para ejercer el poder político”, le explicó Restrepo a CNN en Español.
Según él, lo más probable es que suceda lo segundo “porque si se analiza con detalle lo que anunció en la campaña, él no decía abiertamente que estuviera en contra del libre comercio sino que iba a utilizarlo como factor de construcción de poder en sus relaciones con China y con México, entre otros países”.
Los beneficios podrían existir para otros países, si se utiliza un término técnico, gracias a la llamada “desviación de comercio”. Restrepo lo explica de esta manera: “Todo es muy impredecible todavía y por ahora lo único claro es lo que pasaría con la relación Estados Unidos - México. Así que si le quitan el acceso favorable a las exportaciones mexicanas, eso por desviación de comercio favorecería las exportaciones de Colombia, por ejemplo”.
Además del 35% de arancel con el que Trump anunció que grabaría las exportaciones de México, también habló de un 45% de impuesto para las provenientes de China.
“Si eso fuera verdad, en principio podría ser una ganancia enorme para el resto de América Latina. Pero seguro Trump no va a dar algo así gratis”, afirmó Restrepo.
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El factor Congreso
La menos factible de las propuestas de campaña, para los analistas, es la de la construcción de un nuevo muro en la frontera sur del país. “Al nuevo presidente le quedará muy difícil desdecirse sin quedar muy mal parado ante su electorado, que manifestaba hartazgo ante una clase política que promete una cosa y hace otra. Dudo de la viabilidad de una propuesta como esa, pero temo que hará un intento por materializarlas”, dice Juan Carlos Hidalgo, desde el Instituto Cato.
Por su parte, Shifter opina que “será muy difícil para Trump ponerla en práctica porque la idea no es viable y es sumamente costosa. Eso le sirvió electoralmente pero implementarla es otra cosa”.
La del NAFTA es otra propuesta que antes tiene que superar algunos obstáculos. “Intentará algo para buscar mayor protección de los trabajadores de Estados Unidos, pero también tiene que lidiar con su propio partido en el Congreso, que en general ha apoyado los tratados de libre comercio”, afirma Shifter.
Ese factor, el de la Cámara de Representantes y el Senado, que ya se confirmó quedaron ambos con mayoría del Partido Republicano, también jugará un papel clave en el apoyo de Estados Unidos a temas tan importantes para América Latina como el proceso de paz que el gobierno de Colombia lleva a cabo con las guerrillas de las FARC y, se espera que muy pronto, con el ELN.
“Las garantías para una futura implementación del acuerdo con las FARC, que en buena medida dependían de la cooperación de Estados Unidos e incluyen cuestiones en materia de política antinarcóticos, justicia y garantías de no extradición, por ejemplo, no se pierden automáticamente con la llegada de Trump pero sí quedan en vilo”, afirma Jorge Restrepo.
Lo que sí es claro, opina, es que países como Colombia perderán “gran parte de los recursos de cooperación internacional, sobre todo a mediano y a largo plazo porque los del 2017 ya están aprobados, por una postura fiscal que en términos de gasto público será mucho más austera, casi draconiana, incluso”.
La ayuda anunciada este año por Obama para el proceso de paz y el posconflicto es de 450 millones de dólares y hace parte del llamado plan Paz Colombia. “La pregunta es hasta qué punto Trump sacrificará esos dineros y yo creo que es altamente probable que lo haga”, complementa el analista.
Cuba y Venezuela
Aunque Hidalgo no recuerda “ninguna declaración de Trump sobre Venezuela”, espera de su futuro gobierno “una posición menos ingenua que la mostrada por el Departamento de Estado liderado por John Kerry”, pues anunció “en cuatro ocasiones distintos acercamientos y diálogos con el régimen de Maduro, tan solo para que luego éste continúe con su represión y hostilidad hacia Washington”.
“Llamativamente, la crisis más grave que enfrentará Trump en el hemisferio, que es la de Venezuela, apenas fue mencionada durante la campana”, afirma Shifter. “Trump promete dureza contra el retroceso de las democracias en América Latina, pero alaba al (presidente) ruso Vladimir Putin y ha dicho cosas positivas sobre Hugo Chávez por su preocupación por el pueblo venezolano”.
En lo que tiene que ver con Cuba, que en los últimos años ha visto un cambio notorio que tiende hacia la normalización de sus relaciones con Washington, Shifter cree que Trump ha tenido ideas contradictorias, pues “fue el único de los 17 candidatos republicanos que apoyaron la política de apertura de Obama, pero luego pasó a rechazar esa política por razones electorales en Florida”.
Para él, probablemente Cuba no sea una prioridad en la agenda internacional de Trump y en todo caso hay que tener en cuenta que la política de Obama “ha sido ampliamente apoyada por la opinión pública de Estados Unidos”.
“Yo no espero una movida tan dramática como revertir el establecimiento de relaciones diplomáticas, pero sí es posible que algunas medidas sean rescindidas. Y con el triunfo de Trump cualquier esperanza por levantar el embargo ha quedado hecha trizas por al menos cuatro años”, argumenta Hidalgo.
Todo resulta más impredecible, además, si se recuerda que hace poco la revista Newsweek informó que en 1998, una empresa de Trump trató de establecer negocios en Cuba, de manera secreta y pese a las prohibiciones impuestas por Estados Unidos.
Cada año, según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), América Latina recibe más de 65.000 millones de dólares en remesas enviadas por inmigrantes desde Estados Unidos.
“Pienso que Trump será pésimo para América Latina en general. En la economía será proteccionista, en política y en el campo de los valores me da la impresión de que es un hombre muy ignorante, con convicciones democráticas muy frágiles”, le dijo a CNN en Español Bolivar Lamounier, uno de los politólogos más prestigiosos de Brasil y director de la consultora Augurium.