(CNN) – La exsecretaria de Justicia interina, Sally Yates, testificará ante una subcomisión del Senado este lunes sobre qué le dijo al gobierno de Trump sobre los lazos de Michael Flynn con Rusia y cuándo lo hizo.
El testimonio de Yates hará que la historia de la campaña de Trump y sus lazos con Rusia vuelva a los titulares, especialmente si, como se espera, Yates afirma que advirtió a los funcionarios de la campaña de Trump que Flynn, el ya depuesto consejero de seguridad nacional, tenía contacto con el embajador ruso en los Estados Unidos Sergey Kislyak.
Tanto el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Reince Priebus, como el secretario de prensa, Sean Spicer, han afirmado que Yates transmitió información que el abogado de la Casa Blanca revisó y no encontró nada.
El presidente Donald Trump ha insistido repetidamente en que las investigaciones de Rusia en el Capitolio -y la idea de que los miembros de alto rango de su campaña estuvieran estrechamente involucrados con funcionarios de inteligencia rusos- son “noticias falsas”, un tema que mantuvo en Twitter este domingo.
Señaló algo similar este lunes, acusando al gobierno de Obama de no investigar adecuadamente a Flynn cuando dirigió la Agencia de Inteligencia de Defensa durante el mandato de su predecesor: “El general Flynn recibió la máxima autorización de seguridad del gobierno Obama. Pero a las noticias falsas no les gusta hablar sobre eso”.
Rápidamente agregó: “Pregunte a Sally Yates, bajo juramento, si sabe cómo la información clasificada se metió en los periódicos poco después de que ella lo explicara a la Casa Blanca”.
El problema para Trump es que hay un montón de humo alrededor de su campaña y sus lazos con Rusia y Flynn está en el centro de todo. Flynn se vio obligado a dimitir después de haber mentido al vicepresidente Mike Pence sobre sus conversaciones con Kislyak, pero desde entonces supimos que él no reportó adecuadamente un discurso que dio a un RT-TV, un brazo de propaganda de Rusia, y que recibió al menos 500.000 dólares para representar los intereses de Turquía durante la campaña de 2016. A finales de la semana pasada, The Washington Post informó que Flynn fue advertido por los funcionarios de Trump sobre el peligro de hablar con Kislyak, un detalle que CNN ha confirmado.
Los sondeos sugieren que existe una sospecha importante con respecto a los contactos de la campaña Trump con Rusia. En una encuesta de abril de Washington Post-ABC News, el 56% de los encuestados dijeron que Rusia intentó influir en las elecciones. De ese grupo, el 39%, dijo que la campaña Trump “intencionalmente” ayudó a la intromisión de Rusia.
La CIA y el FBI han confirmado su creencia de que Rusia intentó inmiscuirse en las elecciones y que la interferencia del país estaba dirigida a tratar de evitar que Hillary Clinton ganara. Todavía no hay pruebas de que existiera algún tipo de connivencia entre la campaña Trump y los rusos.
El resurgimiento de la investigación de Rusia se produce después, posiblemente, de una de las mejores semanas de la presidencia de Trump - culminada por la aprobación por la Cámara de la Ley Americana de Cuidado de la Salud este jueves, que busca derogar y reemplazar a Obamacare.
Dependiendo de lo que dice Yates - y de cómo reaccione la Casa Blanca - cualquier ímpetu construido en la semana pasado podría desaparecer en el aire. A pesar de todo, el testimonio de Yates -y las últimas noticias sobre Flynn- es un recordatorio de que la historia de Rusia no va desaparecer pronto.
Trump y su gobierno están claramente frustrados por el asunto de Rusia. Pero su enfoque desdeñoso bien podría voltearse en su contra en lo que respecta Flynn esta semana y potencialmente en el futuro.
Le guste al presidente o no, la historia de Rusia no desaparecerá en el corto plazo. Él y su equipo mayor tienen que pensar en un mejor mensaje hacia esta situación que los que él ha tenido hasta la fecha.