Washington (CNN) – Ese golpe que oíste era el presidente de Estados Unidos Donald Trump arrojando a su personal de la Casa Blanca debajo del autobús. Es decir, traicionándolos.
Durante una entrevista en la noche de este jueves con el presentador Lester Holt, de la cadena NBC, el mandatario contradijo directamente el razonamiento que su equipo planteó sobre a decisión de despedir al director del FBI James Comey. Y en ese grupo está también incluido el vicepresidente Mike Pence.
“Yo iba a despedir a Comey… (fue) mi decisión”, le sostuvo Trump a Holt. “No había un momento perfecto para hacerlo, por cierto. Yo lo iba a despedir independientemente de la recomendación”, insistió.
La fuerte aseveración se produjo menos de 18 horas después de que Pence estuviera en el Capitolio narrando una historia completamente diferente. Según sostuvo el funcionario este miércoles, “el presidente tomó un liderazgo fuerte y decisivo aquí para poner la seguridad de los estadounidenses por encima, cuando aceptó la recomendación del subsecretario de Justicia de retirar al director Comey como cabeza del FBI”.
Y Pence estaba lejos de ser el único que narró esa versión. La misma que Trump destrozó rápidamente en su entrevista con Holt.
“El presidente recibió una clara, directa y muy fuerte recomendación del subsecretario de Justicia (Rod Rosenstein)”, sostuvo la subsecretaria de Prensa de la Casa Blanca Sarah Huckabee Sanders. “El subsecretario hizo la recomendación y el presidente se la jugó por una acción rápida y decisiva de dejar que Comey se fuera”, insistió.
Alineada con el mismo relato estuvo la asesora de la Casa Blanca Kellyanne Conway: “Él (Trump) actuó hoy de una manera decisiva, siguió la recomendación de su subsecretario de Justicia… Yo le pediría a todos realmente esta noche que lean el memo del señor Rosenstein. Esto fue lo que él le presentó al Secretario de Justicia, lo que le presentó al presidente y el presidente tomó una acción decisiva”.
No hay una cantidad de giros suficientes en el mundo que pueda, de alguna manera, lograr que concuerde lo que Trump aseguró en la noche de este jueves con lo que su vicepresidente y asesores sostuvieron a principios de la semana. Simplemente, no es posible. G-A-T-O no deletrea perro.
En la mañana de este viernes, el mandatario pareció reconocer la imposibilidad de que sus subalternos pudieran seguirle el ritmo y estar al tanto de todo. En su cuenta de Twitter publicó la siguiente frase: “Como un presidente muy activo con muchas cosas sucediendo, ¡no es posible que mis subalternos se paren en el podio con una precisión perfecta!”.
Pero entonces, ¿por qué Trump diría lo que le dijo a Holt, sabiendo que sus palabras afectarían todo el trabajo que había hecho su Casa Blanca en las últimas 24 horas para retratar el despido de Comey como algo más que un simple ataque de ira del presidente?
Simple. Trump se imagina a sí mismo como el que toma las decisiones, como el hombre que se sienta en la sala de juntas y le dice a las personas “estás despedido”. (Nunca subestimes cuánto de su personalidad como presidente está moldeada por el tiempo que pasó como el jefe del reality show “The Apprentice”). Mientras que la historia de Rosenstein detallando los problemas del FBI con Comey en un memo dirigido a Trump y éste considerándolo seriamente antes de tomar una decisión –que es evidentemente la mejor cara para ponerle a la situación– no pone al mandatario en el centro el despido.
Y Trump quiere el crédito. Él quiere que todos sepan cómo ya había tomado la decisión de deshacerse de Comey antes de la comunicación de Rosenstein. Porque, en últimas, él es el jefe. Él es el hombre que decide. Él no se sienta a esperar memos de sus subordinados.
Bajo este punto de vista, la comunicación de Rosenstein no fue más que la creación de una cadena de documentos para justificar la acción de Trump. El presidente se iba a deshacer de Comey porque éste no le agradaba –Trump pensaba que el exdirector del FBI era un fanfarrón y en él no veía la suficiente lealtad–. Punto. El resto, como el mandatario lo dejó claro por sí mismo en la entrevista con Holt, es simplemente una fachada.
Trump siempre ha sido una persona que opera sola. Y le gusta. Él quiere el crédito cada vez que considere que se lo deben. Pertenecer a su gabinete incluye aceptar esa realidad y aguantar la vergüenza que viene con el hecho de que tu te contradiga directa y públicamente en menos de 18 horas.
La pregunta que queda es ¿cuánto tiempo más estarán dispuestas personas como Pence a aceptar esta situación?