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Un exdirector del FBI designado como asesor especial para investigar interferencia rusa
02:50 - Fuente: CNN

(CNN) – Al anunciar el nombramiento de un fiscal especial para supervisar la investigación de los esfuerzos del Gobierno ruso para influir en la elección presidencial, el subsecretario de Justicia de Estados Unidos, Rod Rosenstein, dijo que tomó la decisión, en parte, debido a las “circunstancias particulares de este asunto”.

Al elegir al exdirector del FBI, Robert Mueller, Rosenstein optó por un veterano del FBI con un amplio apoyo tanto entre los republicanos como los demócratas, y una excelente reputación. El movimiento despeja el camino para que Mueller tenga los recursos para llevar a cabo la investigación.

El código de regulaciones federales establece que el secretario de Justicia nombrará a un fiscal especial cuando “determine que una investigación realizada por el Departamento de Justicia podría presentar un conflicto de intereses ‘o cualquier otra circunstancia extraordinaria’ y que ‘en virtud de las circunstancias’ es de interés público nombrar un fiscal especial externo”.

Debido a la recusación del secretario de Justicia, Jeff Sessions, un aliado de la campaña del presidente Donald Trump, la decisión de nombrar a Mueller fue tomada por Rosenstein.

Muller, sin embargo, no es estrictamente independiente. Rosenstein seguirá manteniendo la capacidad de despedirlo.

“El investigador especial tendrá todas las facultades de un fiscal federal, pero hará su trabajo fuera de la cadena de mando regular en el Departamento de Justicia”, dijo Brian C. Kalt, profesor de Derecho en la Universidad del Estado de Michigan.

Kalt dice que la independencia es importante “ya que de lo contrario sería problemático que el Gobierno se investigue a sí mismo”.

En su declaración, Rosenstein señaló que Mueller será capaz de “investigar los hechos, aplicar la ley y llegar a un resultado justo”, lo que significa que la investigación podría ampliarse.

De hecho, al anunciar el nombramiento, el Departamento de Justicia dejó claro que el fiscal especial está autorizado para llevar a cabo una investigación que incluya “cualquier asunto que surja o pueda surgir directamente de la investigación y cualquier otro asunto dentro del alcance” de la normativa fiscal especial.

“A los críticos de un fiscal especial les preocupa que la investigación pueda multiplicarse, al igual que la investigación Whitewater que llevó a juicio político al presidente Bill Clinton por mentir sobre Monica Lewinsky”, dijo Steve Vladeck, de la Universidad de la Escuela de Derecho de Texas y colaborador de CNN. “Pero los partidarios seguramente argumenten que los beneficios de la imparcialidad superan el peso de esos costes”.

También puede afectar a cualquier investigación del Congreso. Es probable que tenga algo de presión de los republicanos del Congreso, que ahora pueden apuntar al fiscal especial como la única investigación que importa.

Aunque las investigaciones del Congreso pueden continuar en paralelo, dijo Kalt, es probable que retrocedan un poco para permitir a Mueller hacer su trabajo.

“Robert Mueller no es uno de los mejores, es el mejor”, dijo el analista de contraterrorismo Philip Mudd. “No hay nadie mejor para seguir tenazmente un objetivo sin sucumbir a la presión”.

Larga experiencia

Mueller, de 72 años, fue el predecesor del exdirector del FBI, James Comey, a quien el presidente Donald Trump despidió la semana pasada.

Supervisó al FBI desde el 4 de septiembre de 2001, días antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, hasta el 4 de septiembre de 2013.

Fue el segundo director del FBI con más tiempo en el cargo, sólo detrás del icónico y controvertido director J. Edgar Hoover. El Congreso aprobó una ley, en 2011, para extender el mandato de Mueller de los habituales 10 años, dándole un período de 12 años.

En lo alto del FBI, Mueller vio los grandes cambios en el mundo después del 11 de septiembre. Durante su paso por el Buró vio el surgimiento de al Qaeda como una amenaza, la gran expansión de las capacidades de vigilancia de Estados Unidos y un aumento de la amenaza del terrorismo.

También fue parte de otro famoso incidente con Comey: una dramática disputa, en 2004, sobre el programa de escuchas telefónicas sin órdenes judiciales del gobierno de George Bush.

Comey se desempeñaba como secretario de Justicia interino mientras el titular de entonces, John Ashcroft, estaba hospitalizado. Comey se negó a autorizar el controvertido programa del gobierno de Bush en medio de las preocupaciones acerca de la legalidad de la vigilancia.

El asesor y el secretario de la Casa Blanca acudieron al hospital para tratar de obtener la autorización de Ashcroft, y Comey corrió a detenerlos, aunque el programa finalmente fue reautorizado sin la aprobación del Departamento de Justicia. Mueller se unió a Comey en la amenaza con renunciar en 2004 si el programa no era revisado.

Después de servir en la Marina en Vietnam, Mueller se graduó en Derecho en la Universidad de Virginia.

Trabajó durante 12 años en las oficinas del fiscal federal, sirviendo por algún tiempo como jefe de la División Criminal en el Distrito Norte de California, en San Francisco, y también trabajando como asistente del fiscal federal en Boston.

Trabajó durante un tiempo en el sector privado antes de regresar al Gobierno como ayudante del secretario de Justicia, en 1989, hasta liderar la división criminal del Departamento.

Como jefe de la división criminal, Mueller vio la creación de la primera unidad cibernética de la agencia. También supervisó los casos de Manuel Noriega y John Gotti, así como el del vuelo de Lockerbie.

Después de dejar el FBI, Mueller se unió a la firma de abogados WilmerHale.

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