Este martes marca el segundo mes de protestas continuas en Venezuela. El estado de malestar generalizado en el país surgió el 29 de marzo, cuando el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ) emitió una sentencia para asumir las competencias de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, lo que se ha sumado a los problemas sociales y de desabastecimiento de productos básicos. La oposición se indignó y calificó la medida como un golpe. Tres días después, el alto tribunal dio marcha atrás, pero el descontento de los venezolanos no se detuvo y han seguido saliendo de manera masiva a las calles.
Ocho semanas, 60 muertos, 1.043 heridos y más de 2.000 detenciones después, según cifras del Ministerio Público, las protestas continúan, así como la represión, y el malestar se ha avivado por la propuesta del presidente Nicolás Maduro de convocar a una Asamblea Constituyente, que según el oficialismo es un mecanismo para reactivar el diálogo, pero que la oposición rechaza y califica de fraudulenta.
La Asamblea Nacional Constituyente propuesta por Maduro tendría el poder de reorganizar el Estado y podría llevar a la redacción de una nueva constitución nacional.
Maduro dijo que el ministro de Educación Elías Jaua será el líder de esta Asamblea Nacional.
El mandatario dijo que la Asamblea Nacional Constituyente será “no una Constituyente de partidos ni élites, una Constituyente ciudadana, obrera, comunal, campesina, una Constituyente feminista, de la juventud, de los estudiantes, una Constituyente indígenas, pero sobre todo hermanos una Constituyente profundamente obrera, decisivamente obrera, profundamente comunal. Convoco a los comuneros, a los misiones”, afirmó el 1 de mayo cuando la propuso.
La oposición advierte que no puede ser una asamblea constituyente comunal y dice que el Gobierno le está quitando al pueblo el derecho a votar, que según ellos es la vía adecuada para una solución a la crisis y constituye un verdadero diálogo nacional.
La propuesta de Maduro llegó durante de los partidos opositores que piden cuatro cosas: que se inhabilite a los jueces de la Corte Suprema, que se celebren elecciones libres tan pronto como sean posibles, la liberación de los políticos presos, como Leopoldo López, y ayuda humanitaria para comida y medicinas en Venezuela.
“La situación de Venezuela es una verdadera vergüenza. Con el gobierno desde hace un tiempo no hay espacio para posiciones intermedias. Todas estas cifras de muertos, heridos, de apresados, nos obliga a todos los demócratas a tomar una posición y nuestra posición debe ser con la democracia. Y no existe la democracia, no existe el respeto a los derechos humanos, el derecho a la libertad de expresión, a la libertad, a la vida”, afirma Roberto Izurieta, profesor de la George Washington University, y añade que todo se agrava por la situación social y económica del país.
Para Izurieta, la salida a la crisis es por la vía de la democracia.
“La salida sigue siendo la misma: elecciones libres, democráticas, a nivel presidencia, inmediatas y supervisadas por una entidad que tenga credibilidad, que estén representadas todas las partes, esa es la salida, el problema es que cuando cierran las puertas de la democracia abren las puertas de todas las demás, y eso puede ser trágico, y es innecesario”, añade.
El gobierno de Maduro ha dicho que la Asamblea Nacional Constituyente garantizará las elecciones, incluyendo las de gobernadores y alcaldes, pendientes desde el año pasado, pues su periodo se venció en diciembre de 2016.
Elías Jaua dijo el pasado 20 de mayo que no se oponen a las eleciones “si las hay, iremos, y elecciones presidenciales habrá en 2018”.
Además, en una columna publicada en el portal web de Venezolana de Televisión el 7 de mayo, Jaua explicó que la Constituyente se realizará para “promover un gran diálogo nacional, que frene la escalada de violencia promovida por parte de la dirigencia opositora, preserve la independencia y la paz de la República y deje sentadas las bases constitucionales de un modelo social donde podamos vivir todos y todas con reconocimiento mutuo, igualdad, justicia, paz y dignidad”.
“El objetivo es lograr un nuevo desencadenante histórico, como el ocurrido en 1998, cuando elegimos a nuestro Comandante Chávez, que le permita a nuestro pueblo seguir el rumbo pacífico de las trasformaciones profundas que necesita nuestra sociedad, dejando de lado las amenazas de golpe de Estado, guerra civil o intervención extranjera”, añade en la columna.
Para el analista político y profesor de la Universidad Católica de Caracas, Pedro Alfonso del Pino, las elecciones en el marco de una Asamblea Nacional Constituyente son solo una promesa que podría no hacerse realidad.
“La verdad es que pareciera que Venezuela más que salida lo que tiene son desenlaces, la salida en este tipo de conflicto siempre son electorales y el gobierno termina cerrando la vía electoral. Por los problemas económicos y sociales, el gobierno no termina de aceptar que debe ir a un proceso electoral porque lo pierde. Ahora que convocaron las elecciones para el 10 de diciembre nadie lo puede creer, porque instalada una constituyente esa asamblea probablemente elimine gobernaciones y alcaldías, no tiene ningún sentido convocar unas elecciones cuando hay un intermediario que puede transformar el Estado”, explica.
Del Pino hace hincapié en los riesgos de una constituyente como la propone Maduro.
“Hay un llamado a la Constituyente de manera fraudulenta a la constitución, y si el gobierno logra convocarla en estos términos estaría usurpando la voluntad popular y una vez instalada esa Constituyente se transforma en la Constitución y no pueden ser objetada por los demás poderes públicos”, afirma.
Del Pino añade que según las bases de Maduro, la Constituyente no tiene límite de tiempo. Además, señala que una convocatoria a un mecanismo de este tipo la debe hacer el pueblo, y no el presidente, quien no obstante sí tiene la facultad de tomar la iniciativa para pedirle al Consejo Nacional Electoral que le pregunte al pueblo, pero Maduro “no puede suplantar la voluntad de un pueblo, es fraudulento”, dice.
“La oposición debería negarse a participar en esa convocatoria. El problema no se resuelve con una Constituyente, que es para hacer constituciones, pues y el problema de Venezuela no es hacer una nueva sino cumplir la que tenemos. Maduro ha mostrado esto como camino para la paz, pero el camino para la paz está ya en la actual, la oposición no debe participar porque es fraudulenta”, afirma.
La Iglesia venezolana y Fedecámaras, organización de empresarios, se han opuesto a la Constituyente.
“La Asamblea Constituyente no es lo que el pueblo necesita, el pueblo reclama comida, medicinas, seguridad, paz y elecciones justas”, dijo el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana monseñor Diego Padrón durante el encuentro entre representantes del Gobierno y la Iglesia el pasado 20 de mayo.
Para Maduro, la Constituyente es “una gran convocatoria, a la unión, participación, democracia, libertad, para que nuestro pueblo pueda activar su poder constituyente originario”, dijo cuando presentó la propuesta en los primeros días de este mes.
El profesor Izurieta señala que en Cuba, China y Corea del Norte también hay asambleas, y que esas se parecen más a la clase de asamblea que propone Maduro.
“Esa no es la clase de asamblea que va a traer las soluciones de cambio, no. Debe haber elecciones libres, equitativas y supervisadas para presidente, y si se desea para Asamblea, pero no a la cubana o a la china, eso no es democracia”, añade.
Los analistas coinciden en que es una opción válida que han traído resultados, lamentan el saldo de muertos y afirman que establecer la Asamblea Constituyente enardecería las protestas.
“La protesta es un derecho democrático cuando se realiza en orden y en paz. Y a pesar de las de la violencia con las que han sido reprimidas y las acciones de los ciudadanos en armas que respalda el gobierno y que producen gran parte de las muertes, los jóvenes han demostrado convicción y compromiso por su país. Siempre hay esperanza. Venezuela es un gran país y los jóvenes están demostrando enorme valor y amor”, afirma Izurieta.
“Hasta este momento las protestas han dejado un saldo negativo, fallecidos, y sobre todo muchachos jóvenes, pero han causado es una reflexión en sectores del gobierno, entre ellos la fiscal general, algunos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, dirigentes del oficialismo que han venido declarando en contra de la Constituyente y más”, añade.
Para los partidos de oposición, que convocaron a una nueva jornada de manifestaciones este martes, la salida sigue siendo resistir.
El pueblo se ha mantenido y se va a mantener, ha resistido, hemos resistido durante 60 días avanzando en la lucha para lograr que haya pronunciamientos importantes”, afirmó a CNN en Español el diputado opositor José Brito.
“¿Qué ha ocurrido? Muchas muertes. ¿Qué ocurrirá? Vamos a resistir, presionando para que haya un cambio”, añadió.