(CNN Español) – Miles de venezolanos están llamados este domingo a las urnas para votar en una consulta popular que impulsa la oposición en la cual decidirán si apoyan o no la reforma constitucional convocada por el presidente Nicolás Maduro.
El escenario no dista de ser complejo pues la sola convocatoria al proceso electoral implica en sí misma una controversia que no deja vislumbrar un panorama claro en el futuro próximo.
Y aunque las consecuencias políticas de este proceso electoral y las del próximo del 30 de julio —voto de la Asamblea Nacional Constituyente— son difíciles de entrever, expertos coinciden en que lo que puede pasar en los próximos días es una intensificación del conflicto y la violencia en el ya tan agitado panorama venezolano.
¿Será vinculante la decisión del 16J?
Este plebiscito fue convocado por la oposición venezolana con el fin de ponerle cifras al rechazo de los venezolanos a la Asamblea Nacional Constituyente.
Según le explicó el constitucionalista venezolano José Luis Haro a CNN en Español, los resultados de la consulta deberían ser vinculantes, ya que esta se basa en los artículos 5 y 70 de la Constitución nacional de 1999, que está vigente.
“Como Nicolás Maduro no hizo la consulta al pueblo sobre si quiere o no una nueva constituyente, como el [Consejo Nacional Electoral] CNE no ha querido realizar las elecciones regionales que debieron haberse hecho a más tardar en diciembre del año pasado; como el CNE le ha quitado el derecho a los venezolanos del referendo revocatorio… se está dando vigencia a la Constitución que exige consultarle al pueblo”.
Además, explica Haro, las elecciones se pueden hacer sin contar con el CNE, apegándose al artículo 350 que dice que los ciudadanos pueden desconocer “cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”.
Para Emilio Figueredo, presidente de Analítica.com, la consulta popular no puede ser negada pues es una de las “ideas cardinales” del fallecido presidente Hugo Chávez.
“En la Constitución de 1999 [Chávez] quiso sustituir la democracia representativa por la democracia participativa y protagónica”, le explicó Figueredo a Xavier Xerbia de CNN Dinero.
La cita electoral tendrá lugar en 2030 lugares de votación en más de 500 ciudades en todo el mundo y contará con presencia de observadores internacionales, un equipo del que hacen parte cinco expresidentes de América Latina.
Según Ignacio Ávalos, director del Observatorio Electoral Venezolano, la naturaleza de los resultados —reconocidos oficialmente o no— no se pueden negar.
“Si al acto que convoca la Asamblea Nacional va mucha gente, es un hecho político que no se puede negar más allá de si es o no vinculante”, dice Ávalos. “Creo yo, cambia la realidad política del país”.
Ávalos es optimista en que si gana el sí en la consulta del domingo, haya una voluntad de diálogo entre la “atomizada” política venezolana.
“Vamos a ver si el liderazgo lo maneja de parte y parte”, dice Ávalos. “Hay ahorita esbozos de conversaciones y negociaciones. Quién sabe si el resultado del domingo pueda soplar más duro a favor de que haya acuerdos”.
Y se atreve a a decir que “no es una locura” pensar en que la convocatoria de Maduro pueda eliminarse: “No es una locura pensar que pueda no haber la [elección de la] ANC dentro de dos semanas”, dice.
Pero lo que ha dicho el oficialismo evoca una realidad muy diferente.
Un escenario violento
Para el oficialismo esta la convocatoria a la consulta popular no es legítima pues asegura que el plebiscito (una palabra que no está contenida en la constitución y por ello, dicen, no es válida su convocatoria, según explica Haro) no es vinculante y va generar violencia en el país.
Lo más probable es que el presidente Maduro no reconozca esta elección y si los venezolanos no votan el próximo 30 de julio a favor de su propuesta, la violencia se intensifique, como lo sentenció a finales de junio: “Lo que no se pudo con los votos, lo haríamos con las armas”.
“No sabemos qué va hacer el presidente Maduro. A ratos aparece cada vez más radical, con intervenciones cada vez más radicales”, dice Ávalos. “Aquí ya se habla sin impunidad de sacar las armas. El escenario está complicado”.
Haro concuerda con la intensificación de la violencia luego del proceso electoral.
“Esto va ser tarea fácil. Esto va a aumentar, sin duda, la conflictividad política”, dice Haro.
“Las dos semanas siguientes antes del 30 de julio (cuando se vote la ANC) van a ser de alta tensión y conflictividad política, va a haber muchas manifestaciones, seguramente, muchas expresiones del pueblo exigiendo que de alguna manera se cumpla con lo que haya decidido”, añade Haro.
Un camino hacia la distensión
La consulta popular se da en un contexto de más de 100 días de manifestaciones ciudadanas que han dejado un saldo de al menos 90 muertos y cientos de heridos; además de una crisis económica y social que ha llevado a los venezolanos a plantarse en largas filas buscando alimentos y medicinas que se ven muy poco debido a la escasez.
“Avizoro un escenario bien delicado desde el punto de vista político y en esas dos semanas vamos a ver un alta tensión entre Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia y el poder ejecutivo, con los ciudadanos en la calle tratando de que se haga valer su voluntad”, asegura Haro.
“La tarea no va a ser fácil, es simplemente una táctica política en medio de una estrategia que busca recuperar la democracia en Venezuela”, añade.
Pero Ávalos se arriesga con una mirada más optimista, aunque difícil.
“Yo soy un optimista a muerte y quiero creer que el domingo puede ocurrir un hecho que cambie las coordenadas políticas del país y que nos ponga a todos de cara a una conversación para ver qué hacemos con el país porque el gran problema es la crisis política internacional, pero también hay hambre”.
Lo importante con los resultados de este domingo es la articulación política de la Asamblea para hacer realidad lo que el pueblo decida, dice Haro.
Esto mientras Venezuela llega en 15 días a un nuevo proceso electoral, esta vez, convocado por el oficialismo.