(CNN) – O.J. Simpson ha pasado los últimos ocho años y medio tras las rejas en las instalaciones de la Correccional Lovelock, una prisión de seguridad media en el desierto de Nevada.
Simpson —famosamente conocido a mediados de los noventa por el caso del asesinato de su exesposa, Nicole Brown Simpson y su amigo Ron Goldman— fue detenido en relación con un robo en una habitación de hotel de Las Vegas. Fue declarado culpable de 12 cargos, entre ellos secuestro y el robo a mano armada y condenado a por lo menos 33 años de cárcel, con posibilidad de libertad condicional después de nueve años.
Simpson y sus compañeros armados habrían confrontado a dos vendedores de recuerdos y se llevaron algunas piezas. El exatleta dijo en ese momento que estaba recuperando objetos personales que habían le sido robados y que no sabía que sus compañeros llevaban armas.
Durante sus años en prisión, Simpson ha pasado su tiempo jugando fútbol de fantasía, entrenando softball y, al menos al principio, comiendo mucha comida chatarra, según los guardias y un compañero de prisión que estuvieron con él. Un representante de Simpson consultado por CNN no aceptó hacer comentarios para esta historia.
Este jueves, Simpson tendrá una audiencia ante la Junta de Libertad Condicional de Nevada para decidir si sale de prisión. Si la libertad condicional es concedida, Simpson podría ser liberado en octubre, según el portavoz de la junta David Smith.
Así es la vida de Simpson en la prisión de Lovelock.
Su relación con los guardias y otros prisioneros
A veces Simpson se burlaba de los asesinatos y los juicios, recordaron los exguardias Jesse Mandoki y Jeffrey Felix.
Ambos recuerdan un momento cuando Felix lanzó un guante al piso frente a Simpson y hizo una broma sobre si le quedaba bueno, una alusión al famoso momento durante su juicio.
Aunque fuera intencional o no, Simpson usualmente tenía como compañero de celda a un hombre fornido, dijo Greg Lewis, quien estuvo siete años con Simpson como prisionero en Lovelock.
“Sus compañeros de celda eran usualmente tipos más grandes que podían ocuparse de los problemas si alguien molestaba a Simpson”, dijo.
“Simpson se ha mantenido alejado de los problemas allí”, dijo Brooke Keast, portavoz del sistema de prisiones de Nevada. “No hemos sabido mucho de él”.
Durante su aparición ante comisionados de libertad condicional en 2013, Simpson se describió a sí mismo como una persona diplomática. “Estoy seguro de que los poderes aquí saben que aconsejo a mucha gente”, testificó Simpson. “Me gusta sentir que evito que pasen muchos problemas”.
Tom Scott, un amigo cercano que dice que ha visitado a Simpson en prisión varias veces, también lo describió como una influencia positiva para otros prisioneros. “Él reúne a todos aquí, a los skinheads, a los negros, a los mexicanos”, dijo él.
Un ambiente más relajado
La vida en Lovelock se considera más cómoda que en otras prisiones en Nevada, y personas de diferentes razas se mezclan allí, a diferencia de muchas otras prisiones del estado, dijeron ambos guardias de seguridad.
Mientras trabajaba como guardia, Felix usualmente visitaba otras prisiones de Nevada donde las tensiones raciales eran más pronunciadas.
“En esos otros lugares ni siquiera puedes hablar con los de otra raza o sentarte cerca de ellos en el comedor”, dijo Lewis, que es blanco, y pasó nueve meses en el Centro Correccional del Norte de Nevada antes de llegar a Lovelock. Si hay interacción entre razas, “es común que tu propia raza te lleve a tu celda y te patee el trasero. Te dicen que eres un traidor de tu raza”.
Beneficios extra
Ocasionalmente Simpson tendría trato preferencial tanto de guardias como de prisioneros, recuerdan Mandoki y Felix.
“Lo que usualmente pasaba era que O.J. Simpson se paraba frente a cada fila”, dice Felix. Filas para la comida, por ejemplo. “Todo el mundo entendía eso. Porque ese es el estilo de vida en Lovelock”.
Cuando Simpson compraba comida extra en Lovelock, otros prisioneros podrían cargarle las bolsas, recuerdan Lewis y ambos exguardias.
Mandoki recuerda ver a Felix y a Simpson caminar juntos en el patio, y estaba sorprendido lo cercanos que se volvieron. “Podías ver a Felix dando vueltas con O.J.”, dice él. “Siempre estuve sorprendido de que él (Felix) hiciera eso”.
Felix, que trabajó en Lovelock durante 20 años y se retiró en septiembre de 2015, dice que se volvió uno de los confidentes de Simpson en prisión. En 2016 publicó un libro sobre su tiempo en la prisión junto a Lovelock llamado “Guarding the Juice”.
Comida en prisión
Durante sus primeros años en prisión, Simpson comía mucha comida chatarra y ganó mucho peso, dicen Lewis y los exguardias. Ellos lo recuerdan comiendo galletas con chips de chocolate, ramen y rollos de canela, que según Mandoki contenían unas 2.000 calorías cada uno.
Pero en los últimos años, Simpson, que cumplió 70 años, parece haber mejorado su salud, dicen los exguardias.
“Parece como de 50 años ahora”, dice Scotto. “Perdió mucho peso, tal vez unos 30 o 35 kilogramos”.
Recreación
Simpson usualmente hablaba sobre su artritis y su cirugía de rodilla, dice Felix, y podía vérsele cojear por el patio cuando iba hacia los teléfonos de la prisión para hablar con amigos y familiares.
Su salud pudo haber limitado su actividad atlética en prisión, pero aún encontró la manera de sumergirse en los deportes.
Constantemente ganaba dinero en juegos de fútbol de fantasía debido a su conocimiento de la Liga Nacional de Fútbol y las habilidades de los jugadores, dice Felix. “Una vez cuando él no estaba viendo, me pasaron información de sus anotaciones de fútbol. Me hizo ganar dinero”, recuerda riendo.
“Podías visitarlo en prisión de lunes a viernes”, dice Scotto. “Nunca me molesté en visitarlo el domingo durante la temporada de fútbol porque él estaba viendo los partidos”.
También empezó a ser entrenador de softball y le puso a su equipo “Los Gigantes” como un guiño a sus raíces de San Francisco.
Lewis, que estuvo en prisión y jugó para los Gigantes, dice que Simpson guió al equipo hacia el campeonato durante dos años seguidos. “Era súper competitivo, como puedes imaginar de O.J.”, dice Lewis. “Conocía las reglas muy bien. Era un entrenador estudioso”.
La celda de Simpson tenía un televisor de pantalla plana de 13 pulgadas, dicen exguardias, el tamaño más grande que los prisioneros en Lovelock puedan comprar.
Pero Simpson no vio la serie “OJ: Made in America” o “The People v. O.J. Simpson”, el documental de televisión y la serie de televisión sobre su vida que salió el año pasado.
“No dejábamos que la gente vea esto”, dice Keast, el portavoz de la prisión. “No queremos llamar la atención de un prisionero específico sobre los demás”.