Long Island, New York (CNN) – La primera vez que los miembros de la Mara Salvatrucha (o MS-13) atacaron al hijo adolescente de Margarita en un suburbio de Nueva York, le pegaron con un bate de béisbol.
El joven había inmigrado tres meses antes de El Salvador para unirse a su madre en el condado de Nassau, en Long Island. La pandilla ya lo había acosado en El Salvador porque se negó a unirse a la organización.
La segunda vez, lo atacaron cuando tenía 19 años e iba hacia el trabajo. Le cortaron el estómago con un machete, el arma preferida de los pandilleros. El muchacho sobrevivió y se ha escondido durante las últimas semanas, pero su madre está aterrorizada.
“Creo que es peor (en Estados Unidos) porque allá no trataron de matarlo. Pero aquí sí”, dice la mujer, indocumentada y que pide que la identifique solamente como Margarita, por seguridad. Dice que tiene mucho miedo de acudir a la policía, porque le teme a la deportación.
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La Mara Salvatrucha fue creada hace décadas por inmigrantes salvadoreños en Los Ángeles y desde entonces ha construido una amplia red criminal que se extiende a través de todo Estados Unidos, y es especialmente poderosa en los suburbios de Washington y aquí en Long Island, a solo una hora de la ciudad de Nueva York.
Se calcula que la MS-13 tiene unos 10.000 miembros en todo el país.
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El presidente Donald Trump juró aniquilarlos y visitará Long Island este viernes para discutir sus planes al respecto. Pero el FBI dice que la pandilla está creciendo.
Y muchas personas cercanas a la MS-13, incluyendo miembros de la misma pandilla, le dijeron a CNN que creen que las duras medidas que Trump ha tomado en contra de los inmigrantes en realidad están fortaleciendo a las maras, porque los testigos son más reacios a presentarse, por miedo a ser deportados.
“No es como antes, cuando ellos (la pandilla) estaban más escondidos”, dice Margarita, y agrega que es la primera vez desde que huyó de la violencia en El Salvador, hace una década, que siente tanto miedo. “La gente tiene miedo de que la deporten, así que no van a acudir a la Policía. Por eso la MS-13 se siente más libre” (para actuar).
“Creo que los está envalentonando, porque les da la oportunidad de decirles a los inmigrantes: ‘¿Qué vas a hacer? ¿Nos vas a denunciar? ¿Quién te va a proteger?’”, dice Walter Barrientos, coordinador en Long Island de Make the Road, un grupo de defensa de los derechos de los inmigrantes.
Pero altos funcionarios del gobierno de Trump no están de acuerdo con esas opiniones.
“La realidad es que estamos eliminado a los miembros de la MS-13 y otras pandillas criminales en grandes cantidades y los hemos lastimado”, dijo el funcionario.
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“Les estamos apuntando”
Aunque la MS-13 ha tenido presencia desde los años 70 en Estados Unidos, el nivel de violencia y las actividades criminales han aumentado considerablemente en los últimos dos años, según el FBI.
El FBI afirma que la MS-13 está involucrada en al menos 20 asesinatos ocurridos en los últimos dos años en Long Island.
Hace unos meses, el secretario de Justicia, Jeff Sessions, visitó Central Islip y prometió públicamente que combatirán con todas sus fuerzas a la MS-13. “Les estamos apuntando, vamos detrás de ustedes”, dijo.
Y los esfuerzos de las autoridades parecen estar dando sus frutos. Trece supuestos miembros de la MS-13 fueron acusados en marzo pasado de cargos de asesinato relacionados con siete muertes en Long Island, en los últimos tres años. Y la semana pasada, fiscales federales imputaron a 59 miembros de la pandilla.
“La MS-13 es la prioridad número uno en Long Island por todo lo que han hecho”, dijo la semana pasada William F. Sweeney, Jr., director de la oficina del FBI en Nueva York. “La idea de que la vida humana no significa nada para los miembros de esas pandillas debería sacudir la conciencia y no podemos permitir que ese tipo de pensamiento se arraigue en nuestros jóvenes”.
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El efecto Trump
No está claro lo que dirá Trump cuando hable este viernes en el condado de Suffolk. Pero el presidente lleva varios meses hablando de las pandillas y ha reiterado una y otra vez su promesa de arrestar y deportar a sus miembros.
“Estamos expulsando a los miembros viciosos y asquerosos y horribles de la MS-13”, dijo en junio. “Ya hemos eliminado a unos 6.000, cerca del 50% del total, y estamos liberando a ciudades como Long Island, donde crecí”.
Sin embargo, algunos contradicen los cálculos de Trump, con base en las cifras del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU. (ICE, por sus siglas en inglés).
Hasta junio, la información del ICE mostraba que 2.798 personas sospechosas de pertenecer a pandillas criminales fueron deportadas durante este año fiscal, que comenzó en octubre pasado.
Y eso incluye a los miembros de todas las pandillas, no solo de la MS.13.
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Trump ha adoptado una posición más agresiva respecto de los inmigrantes indocumentados. Entre finales de enero y finales de abril, su gobierno arrestó a un promedio de 108 inmigrantes indocumentados sin antecedentes penales diariamente, un aumento del 150% comparado con el mismo periodo del año anterior.
Pero Barrientos, de la organización Make the Road, cree que esas medidas hacen que los inmigrantes indocumentados se llenen de miedo de ser detenidos y deportados y asegura que eso solo ayuda a la MS-13.
“Esta situación solo pone a la gente en una situación más vulnerable, porque quedan a merced de las pandillas”, dice.
La Policía del condado de Nassau asegura que los inmigrantes y las víctimas de la MS-13, como Margarita y su hijo, no deben temer buscar a las autoridades.
“Puedo decir sin ninguna duda que nunca, nunca les preguntamos a las víctimas y los testigos por su estatus (inmigratorio) y que no nos importa”, dice el sargento Michael Morino, del escuadrón de investigación a las pandillas de la Policía del condado de Nassau.
Brandon Griggs de CNN contribuyó con esta historia.