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Lo critican por Charlottesville y los líderes empresariales lo abandonan, ¿le falta liderazgo a Trump?
03:04 - Fuente: CNN

Washington (CNN) – Donald Trump ha sido presidente por 30 semanas –o 210 días–.

Tiene un puñado de semanas que pueden describirse de manera razonable por observadores neutrales como “buenas”. El resto de sus semanas como presidente no son tan buenas o son desastrosamente malas.

¿Cuáles son las semanas en las que más ha sufrido? Esta es mi selección, de menor a mayor, de las seis peores semanas de Trump.

6. Semana del 27 de febrero al 5 de marzo

El 2 de marzo, el secretario de Justicia Jeff Sessions dijo que se inhibía en la investigación que lleva a cabo el FBI por la injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales del 2016, una decisión que no solo cogió a Trump por sorpresa, sino que lo enfureció.

“A los demócratas se les está yendo la mano. Perdieron la elección y ahora perdieron su sentido de la realidad”, tuiteó entonces Trump. Dos días después, en una mañana de sábado en Mar-a-Lago, tuiteó esto: “¡Terrible! Acabo de enterarme de que Obama tenía mis ‘cables interceptados’ en la Torre Trump, justo antes de la victoria. Nada Encontrado. ¡Esto es macartismo!”. Luego, en otro tuit, calificó a Obama de “tipo malo (o enfermo)”.

Desde hace meses, el personal de mayor rango que trabaja con Trump ha tratado de encontrar algo (¡cualquier cosa!) que soporte esa acusación. Hasta ahora, no han encontrado nada.

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5. Semana del 5 al 11 de junio

Esa semana comenzó con Trump socavando su propio gobierno –y sus afirmaciones pasadas– sobre la llamada “prohibición de viajes” para ciudadanos de siete países de mayoría musulmana. Trump escribió en Twitter: “El Departamento de Justicia debería haberse quedado con la prohibición de viajes original, no con la versión aguada y políticamente correcta que le presentaron a la Corte Suprema”.

Trump también atacó al alcalde de Londres Sadiq Khan por su respuesta a los ataques terroristas del 3 de junio en esa ciudad. “Patética excusa del alcalde de Londres Sadiq Khan quien debería pensar rápido sobre su declaración de que “no hay razón para estar alarmados”. ¡Los medios masivos están trabajando duro para venderla!”.

Trump malinterpretó los comentarios de Khan; el alcalde estaba tratando de calmar a los habitantes de la ciudad diciéndoles que no se alarmaran por el incremento de la presencia policial tras los ataques.

Y luego vino lo peor de esa semana: el testimonio escrito del despedido director del FBI James Comey ante el Congreso, que le propinó duros golpes a Trump, incluyendo la afirmación de que el presidente le pidió lealtad a Comey en una cena el 27 de enero en la Casa Blanca, y que en una reunión allí mismo el 14 de febrero, Trump lo instó a “abandonar” la investigación del FBI sobre el exconsejero de seguridad nacional Michael Flynn.

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4. Semana del 20 al 26 de marzo

Comey testificó en el Capitolio y dijo dos cosas muy malas de Trump: 1) Confirmó que la investigación del FBI sobre la injerencia de Rusia en las elecciones del 2016 incluía investigar si algunos de sus asistentes durante la campaña colaboraron con el gobierno ruso. 2) Dijo en términos muy crudos que no existe ninguna evidencia que sustente la acusación de Trump de que Obama ordenó interceptar las comunicaciones de la Torre Trump.

Esa semana, la aprobación de Trump cayó a su nivel más bajo: 37% según una encuesta de Gallup. Tal vez en eso también tenga que ver que el 24 de marzo, fracasó en la Cámara de Representantes su plan para derogar el Obamacare, porque no obtuvo los votos suficientes.

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Trump no se arrepiente de su conferencia sobre Charlottesville y desafía a las críticas
03:05 - Fuente: CNN

3. Semana del 8 al 14 de mayo

Trump despidió a Comey el 9 de mayo, una sorpresiva decisión que fue rápidamente condenada desde todos los lados.

“Es mi decisión (la de despedir a Comey). Lo iba a despedir independientemente de las recomendaciones de que no lo hiciera”, dijo Trump en una entrevista con Lester Holt en NBC.

Después tuiteó lo siguiente: “¡Más vale que no haya grabaciones de nuestras conversaciones con James Comey, antes que empiece a filtrarlas a la prensa!”. Sucedió meses antes de que Trump admitiera que no existe un sistema de grabación en la Casa Blanca.

Pero ahí no terminó la semana. Trump se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia Sergei Lavrov y con el entonces embajador ruso en EE.UU. Sergey Kislyak en la Oficina Oval. En las fotos, los tres aparecían joviales. Luego, nos enteramos que Trump no solo compartió con ellos información privilegiada sobre las capacidades de ISIS para fabricar bombas, sino que también les dijo que se había quitado “un gran peso” de encima al despedir a Comey, a quien tildó de “loco”.

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2. Semana del 24 al 30 de julio

Trump comenzó la semana con una serie de tuits que atacaban a Sessions por recusarse a sí mismo en la investigación por la injerencia de Rusia.

El lunes en la noche, Trump voló a Virginia Occidental para hablar ante los Boy Scouts, donde dio un discurso incoherente y altamente político, por el que luego uno de los líderes de los Boy Scouts en EE.UU. tuvo incluso que disculparse.

El jueves, el recién posesionado director de comunicaciones de la Casa Blanca Anthony Scaramucci se convirtió en noticia nacional, gracias a una entrevista bastante descarrilada con el programa New Day de CNN y luego gracias a una entrevista aún más explosiva con el reportero de The New Yorker Ryan Lizza. En ambas, Scaramucci calificó al secretario general de la Casa Blanca Reince Priebus de “esquizofrénico paranoico” y dijo que el jefe de estrategia Steve Bannon es mucho más flexible de lo que parece.

El viernes en la mañana, tres senadores republicanos votaron en contra de la reforma al plan de atención en salud. Más tarde, Trump anunció que había despedido a Priebus y que John Kelly, su secretario de Seguridad Nacional, lo reemplazaría.

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Trump es polémico por lo que dice y por lo que no dice
02:22 - Fuente: CNN

1. Semana del 14 al 20 de agosto

El daño que la semana que acaba de terminar le produjo a Trump, al Partido Republicano y al país es significativo.

La primera respuesta de Trump ante la violencia en Charlottesville (Virginia), en la que condenó la violencia “de todos los lados” y equiparó a los supremacistas blancos y los neonazis con quienes se opusieron a ellos, ya fue lo suficientemente mala. Pero la conferencia de prensa del martes, en la que volvió a decirlo, hizo que su presidencia tocara su punto más bajo. La semana pasó de ser mala a realmente horrible.

El miércoles, Trump se vio obligado a disolver consejos asesores formados por presidentes de varias de empresas, luego de que varios de ellos renunciaron por sus comentarios sobre lo que pasó en Charlottesville.

El jueves, Trump defendía la “cultura” que estaba siendo destruida por aquellos que quieren remover las estatuas Confederadas.

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Y ese mismo día, tras un ataque terrorista en Barcelona (España), envió mensajes en Twitter que hacían referencia a una historia falsa sobre la supuesta práctica de dispararles a los musulmanes con balas sumergidas en sangre de cerdo o de enterrarlos junto a restos de estos animales. Tácticas supuestamente utilizadas por el general John J. Pershing después de la guerra entre Estados Unidos y Filipinas, para disuadir a los insurgentes.

Para rematar, el viernes Trump se deshizo de Bannon.