Washington (CNN) – Tras un interminable verano de crisis, el septiembre del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no se ve mucho mejor.
Se enfrenta a un momento crítico (que desalentaría al mandatario más experimentado, popular y estadista) con poco o ningún poder político para lograr sus objetivos.
Se vislumbran por delante los plazos de financiación del gobierno y la última y mejor oportunidad para defender una reforma legislativa tripartita, anticipándose a las elecciones de mitad de término de 2018. Pero Trump está chocando con los líderes republicanos, sus índices de aprobación no suben de los 30 puntos en la mayoría de las encuestas y más de la mitad de los votantes están convencidos de que está dispuesto a desgarrar al país, según una encuesta reciente de Fox News.
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Su retórica ardiente parece estar exacerbando un enfrentamiento nuclear con Corea del Norte. Aunque esa no es una crisis suya, requerirá que muestre complejas habilidades diplomáticas para evitar una devastadora guerra en Asia.
Mientras, el presidente debe dirigir la ayuda de emergencia a las víctimas del huracán Harvey a través del Congreso, mientras evita una serie de acantilados fiscales y unos inflexibles plazos de financiación y demostrar que un gobierno que carece de logros después de siete meses en el cargo puede cumplir con los principios básicos de gobernanza.
“Va a ser un septiembre ocupado”, dijo la semana pasada la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, en un momento poco característico en el gobierno.
Falta de prestigio político
El laberinto político que Trump debe navegar se complica aún más por su propio prestigio político comprometido.
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Su credibilidad y autoridad moral se han visto empañados por un verano marcado por su vacilación para condenar a los supremacistas blancos tras los actos violentos en Charlottesville (Virginia). Las amenazas de Trump de cerrar el gobierno si el Congreso no financia un muro fronterizo que prometió que México pagaría enojó a muchos de sus copartidarios republicanos.
Turbulencia en la Casa Blanca
Con sus relaciones con los copartidarios republicanos comprometida, el presidente también ha sido acosado por la agitación en su propio círculo político interno.
El nuevo secretario general de la Casa Blanca, John Kelly, ha pasado el verano tratando de imponer una estructura tradicional del Ala Oeste en el caótico desempeño del gobierno de Trump. Ha echado a los miembros más declarados del círculo íntimo del presidente, como el gurú populista Steve Bannon y el combativo asistente Sebastian Gorka. Pero funcionarios del gobierno le han dicho a CNN que Trump ya está frustrando los controles que Kelly ha impuesto sobre a quién puede ver y qué información llega a su escritorio.
La prueba para la estrategia de Kelly se revelará en los próximos meses.
La nube rusa
La intensa cobertura mediática del huracán Harvey, la semana pasada, eclipsó varios desarrollos clave en la investigación del fiscal especial Robert Mueller.
The Wall Street Journal informó en primera instancia que los abogados de Trump presentaron memorandos en los que Mueller argumentaba que el presidente simplemente estaba ejerciendo poderes constitucionales al despedir al exdirector del FBI, James Comey, mientras investigaba si los asistentes de la campaña de Trump actuaban en connivencia con Rusia en la intromisión electoral de 2016.
También hubo revelaciones según las cuales Mueller tenía una copia de un borrador de una carta que Trump escribió a Comey, pero nunca envió, que podría ofrecer una idea de los motivos presidenciales.
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La recuperación tras Harvey
La primera tarea del presidente es aprobar rápidamente casi 8.000 millones de dólares en ayuda para las víctimas del huracán Harvey. Se reunirá este martes con líderes republicanos y altos funcionarios del gabinete en la Casa Blanca para trazar un curso sobre este y otros temas.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo en “Fox News Sunday” que la ayuda por Harvey debería ser incluida en un proyecto de ley que eleve el techo de endeudamiento del gobierno. Tal maniobra podría desactivar un enfrentamiento con los conservadores de la Cámara sobre el límite de la deuda.
El representante republicano por Texas, Blake Farenthold, describió la semana pasada cómo los conservadores fiscales tendrían pocas opciones, sino seguir adelante.
“No me va a gustar, pero creo que probablemente se pueda aprobar un techo de deuda y yo votaría por ello”, dijo Farenthold en el programa “New Day” de CNN.