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¿Por qué tiembla con tanta frecuencia en México?
01:41 - Fuente: CNN

(CNN Español) – En cuestión de un mes el continente americano sufrió cinco huracanes de magnitud considerable (Harvey, Katia, Irma, José y María) y dos terremotos que devastaron el sur y el centro de México, uno el 7 de septiembre y otro el 19 de septiembre.

Una pregunta que muchas personas se hacen ante la sucesión de fenómenos y desastres naturales es: ¿tienen relación estos eventos? ¿Hay conexión entre los huracanes y los terremotos? ¿Tuvo algo que ver Katia con los terremotos?

Arriba, el sismo del 7 de septiembre. En el medio, el huracán Katia. Abajo, el terremoto del 19 de septiembre.

Así como el hecho de que el mortal terremoto de 7,1 de este martes haya ocurrido el día del aniversario del de 1985 es solo una coincidencia, no hay una relación directa entre huracanes y terremotos, pero eso no significa que un vínculo en casos específicos esté descartado.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que ambos fenómenos tienen una explicación natural separada y que su ocurrencia no es anómala, tanto por el momento de los huracanes como por el lugar de los terremotos. Además, aunque mientras los huracanes se pueden monitorear y pronosticar, aún no hay tecnología para predecir terremotos.

Temporada de huracanes

Los huracanes ocurrieron en plena temporada de huracanes del Atlántico norte, un ciclo anual que se produce por las altas temperaturas del agua y el aire en el océano durante el verano boreal.

El cambio climático hizo peor los huracanes recientes, según le confirmaron expertos a CNN, pero no los originó.

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Zona de terremotos

Por su parte, los terremotos en México son el resultado del movimiento de las placas tectónicas cerca de México.

Según Behzad Fatahi, profesor asociado de ingeniería geotécnica y de terremotos de la Universidad Tecnológica de Sidney, le explicó a CNN que México queda en una zona sísmica crítica: el Anillo de Fuego, un área de 40.000 kilómetros en forma de herradura de zapato que se extiende desde el límite de la placa del Pacífico y las placas más pequeñas, como la placa del Mar de Filipinas a las placas de Cocos y Nazca que línea el borde del Océano Pacífico.

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Pero aunque el lugar sí puede determinar la probabilidad de que se produzca un terremoto, la ocurrencia de otros fenómenos naturales no necesariamente determina que hayan terremotos.

Un sismo no es como un huracán o un tornado, explica Fatahi. Los terremotos pueden ocurrir en cualquier momento sin advertencia previa. “Aún no se puede predecir los terremotos con suficientemente antelación como para evitar las muertes”, añade Fatahi.

Si bien el paso de Katia en la costa del Golfo de México y la devastación de Irma y María en el Caribe sucedieron entre el primer y el segundo terremoto en septiembre en México, la explicación está en la tierra. “Las placas tectónicas fueron el motor de la sacudida, como ocurre en todos los grandes sismos”, explica el sismólogo John Vidale en una columna para CNN. “A lo largo de la costa de México, la placa de Cocos se desliza debajo de la placa Norteamericana, moviéndose cerca de 7 centímetros por año. El sismo del martes, no obstante, fue causado por el arrugamiento que se originó de la flexión hacia abajo de la parte hundida de la placa de Cocos, y o directamente por el deslizamiento entre las placas”.

Vidale explica que desde 1900, ha habido 34 terremotos de magnitud mayor a 7 dentro de un rango de 480 km de donde fue el sismo del martes.

Sí podría haber vínculo entre huracanes y ciclones tropicales

En 2011, un estudio de un científico de la Universidad de Miami mostró que los terremotos podrían estar propiciados por ciclones tropicales (huracanes y tifones). Shimon Wdowinski, sismólogo de esa institución, dice que halló una correlación entre ciclones tropicales de muchas lluvias en Taiwán y Haití con grandes terremotos que ocurrieron tres años después. Su hipótesis es que la erosión causada por los deslizamientos propician un cambio en la carga de las fallas, lo que eventualmente puede producir terremotos.

“Los investigadores sugieren que los deslizamientos de tierra inducidos por la lluvia y el exceso de lluvia transportan materiales erosionados aguas abajo. Como resultado, se reduce la carga superficial por encima de la falla”, explica un comunicado de la universidad.

También hay indicios de que ocurre algo similar con sismos de menor grado y sus réplicas. El sismólogo Zhigang Peng, de Georgia Tech, que en un estudio de 2013 explica que a pesar de que la tasa de réplicas de un sismo suele disminuir con el tiempo, la tasa de réplicas después de un terremoto en Virginia el 23 de agosto de 2012 aumentó bruscamente a medida que el huracán Irene pasaba por la zona del epicentro.

El estudio, publicado por Seismological Research Letters, indica en todo caso que “es posible que el aumento de la tasa de sismicidad durante el paso del huracán Irene pudiera ser por casualidad”.

Ambas investigaciones plantean hipótesis con respecto al análisis de eventos puntuales, por lo que la correlación entre huracanes y terremotos no se puede tomar como un hecho, y los vínculos aún están en el ámbito de la posibilidad.

En el caso específico de los terremotos en México y el paso del huracán Katia, basta con ver las gráficas de los epicentros (registradas por USGS: 7 de de septiembre y 19 de septiembre) y del registro de los vientos del ciclón (documentado por NOAA, tocó tierra el 8 de septiembre) para confirmar que los eventos sísmicos ocurrieron en zonas no afectadas por el influjo del sistema tropical.