Nota del editor: Dean Obeidallah, un exfiscal, es el conductor del programa diario de radio “The Dean Obeidallah Show” en SiriusXM y es columnista de The Daily Beast. Síguelo en @deanofcomedy. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) – Donald Trump puede ser el presidente de Estados Unidos, pero no entiende la importancia de los valores estadounidenses, particularmente la libertad de expresión, el pluralismo y la tolerancia. De hecho, es una amenaza para esos valores.
Vimos otro ejemplo de ello este viernes en la mañana, cuando Trump denunció al jugador de la NFL Colin Kaepernick y a otros como él que se arrodillaron durante el himno nacional, en protesta porque consideran que se están cometiendo injusticias raciales en nuestra nación. Trump declaró en un mitin en Huntsville, Alabama: “¿No les encantaría ver a alguno de los dueños de la NFL, cuando alguien irrespeta nuestra bandera, decir: ‘Saquen ya mismo del campo a ese hijo de p***, está despedido’?”.
Lo que Trump no entiende es que Kaepernick no se estaba arrodillando porque estuviera tratando de irrespetar a nuestra nación. Es porque él y otros como él aman a este país y quieren que esté a la altura de los ideales sobre los cuales fue fundado.
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De hecho, después de que comenzó a arrodillarse durante el himno, el año pasado, Kaepernick explicó que lo hacía para llamar la atención sobre la opresión “a las personas negras y a las personas de color” y citó la muerte injusta de dos personas negras, a manos de la Policía. Agregó que se pondría de pie durante el himno nacional cuando hubiera un “cambio significativo” y dijo: “Siento que esta bandera representa lo que se supone debe representar”.
Esa es la misma idea que el presidente Barack Obama defendió durante su discurso, la noche de la elección en noviembre del 2008. “Esa es la verdadera genialidad de Estados Unidos, que Estados Unidos puede cambiar”, dijo. “Nuestra unión puede ser perfeccionada. Y lo que ya hemos conseguido nos da esperanza sobre lo que podemos y debemos conseguir mañana”.
Y es el mismo sentimiento que inspiró a muchos otros en nuestro país a alzar la voz y comprometerse con la desobediencia civil durante el transcurso de la historia estadounidense.
Pero Trump no entiende eso. Para Trump el disenso es una amenaza, no una forma de patriotismo.
Solo revisa su tuit de este domingo en la mañana, exhortando a los dueños de los equipos de la NFL a “despedir o suspender” a los jugadores que se rehusen a ponerse de pie durante el himno nacional. Y en respuesta al comisionado de la NFL Roger Goodell , que calificó las palabras de Trump como “divisivas”, Trump de nuevo demostró su desprecio a la libertad de expresión: “¡Diles (a los jugadores) que se paren!”.
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Trump está pidiendo obediencia por encima de la defensa de la libertad de expresión. Ese es el tipo de actitud que esperas de un dictador del tercer mundo, no del presidente de Estados Unidos. En un tuit este domingo en la mañana, Trump revocó la invitación al equipo campeón de la NBA, Golden State Warriors, para que visite la Casa Blanca.
Algunos creen que Trump se mete en esta pelea como una estrategia para distraer la atención de los medios y del público ante el probable fracaso del proyecto de ley de atención en salud de los senadores Graham y Cassidy y ante la posible derrota en segunda vuelta del candidato republicano para el Senado por Alabama apoyado por Trump.
Tal vez. Pero el rechazo de Trump a los valores de Estados Unidos ya era evidente desde mucho tiempo atrás.
Como candidato, Trump lideró una guerra en contra de los valores estadounidenses de la tolerancia y el pluralismo. Satanizó a los inmigrantes mexicanos e, increíblemente, prohibió la llegada de musulmanes a tierra estadounidense. Y como presidente, eliminó el DACA y perdonó al sheriff Joe Arpaio, un hombre que ha sido acusado en muchas ocasiones de detener a inmigrantes por su raza.
Además, Trump se negó a denunciar a los supremacistas blancos –tanto como candidato como presidente–, hasta que la presión de los medios, el público e incluso algunos republicanos lo llevaron a hacerlo.
Si de verdad creyera en las palabras consagradas en nuestra Declaración de Independencia –que “todos los hombres son creados iguales”– no se avergonzaría de denunciar verbalmente a los supremacistas blancos.
Y los ataques de Trump a la libertad de expresión no son nuevos. Solo un mes antes de la elección del 2016, Trump pidió que cancelaran “Saturday Night Live” porque el popular programa se burló del entonces candidato de una forma que para él era injusta. Y nada más la semana pasada vimos a Trump exigirle a ESPN que se disculpara con él, porque uno de los presentadores de la cadena tuiteó que Trump era un “supremacista blanco”. ¿Se imaginan al presidente Obama pidiéndole a un conservador que se disculpara públicamente por criticarlo?
Muchos estarán de acuerdo en que Trump no entiende lo que significa ser presidente, y sus bajos niveles de aprobación soportan esa idea.
Pero yo diría que Trump no entiende los valores de Estados Unidos. Y dudo que alguna vez lo haga.