(CNN) – Tony Burditus no pudo despedirse del amor de su vida: estaban juntos desde la escuela secundaria.
La pareja, de Virginia Occidental, había viajado a Las Vegas para unas vacaciones de fin de semana y para atender al festival de música Route 91 Harvest. Salieron a cenar y nadaron en una resplandeciente piscina de hotel, documentando su aventura en redes sociales.
Justo antes de ir al concierto en la noche de este domingo, Denise Burditus sonrió mientras se inclinaba para tomarse una selfie con su esposo de 32 años.
Esa sería una de sus últimas fotos juntos. Pocas horas después, ella estaría entre las 58 víctimas que murieron durante el peor tiroteo masivo en la historia moderna de Estados Unidos.
Ahora, Tony Burditus es uno de los sobrevivientes de la masacre de Las Vegas. Pero, además, comparte con algunos otros un dolor particular: vio cómo su amada esposa moría en medio de la lluvia de balas, sin poder hacer absolutamente nada.
“Ella murió en mis brazos”
Al igual la mayoría de personas en el concierto de música country, Tony y Denise Burditus pensaron inicialmente que el intenso ruido que estalló durante la presentación eran fuegos artificiales.
Simplemente siguieron bailando.
“Ella me preguntó si eran disparos. Yo le dije: ‘No’”, le relató Burditus al presentador de CNN Anderson Cooper. “Fue durante la segunda ráfaga que supimos. Y empezamos a tratar de salir de allí”, continuó.
Incluso en ese momento, la pareja no se dio cuenta de que el atacante había empezado a disparar desde la habitación de un hotel, 32 pisos arriba de ellos.
De haberlo sabido, aseguró Burditus, tal vez habrían tomado una ruta diferente
“Yo la estaba llevando a través de la multitud. Inicialmente pensé que era un ataque desde el suelo”, explicó. “Miré hacia arriba y no vi nada”, insistió.
Cuando una bala golpeó a su esposa, un extraño le ayudó a moverla hacia un lugar seguro, lejos de donde otros seguían cayendo al piso. Alguien más los llevó hacia el hospital en la parte trasera de un camión.
En medio de todo eso, Denise Burditus, una profesional jubilada de la banca que acaba de volver a ingresar a la universidad, permaneció en silencio.
“Ella estuvo inconsciente desde el momento en que recibió la bala”, narró su marido.
Casi siete horas después de que su esposa publicara la foto previa al concierto como su imagen de perfil, Tony Burditus actualizó su estado en Facebook.
“Me entristece decir que perdí a mi esposa de 32 años, madre de dos hijos, que pronto sería abuela de cinco… en el tiroteo de Las Vegas”, escribió en la red social. “Denise murió en mis brazos. TE AMO, BEBÉ”, añadió.
Este sobreviviente planea quedarse en Las Vegas hasta que los restos de su esposa puedan ser trasladados a Virginia Occidental. Durante las primeras horas de su duelo, Burditus ha experimentado momentos en los que no puede creer que ella se haya muerto, reveló. Por eso ha revisado su teléfono y tableta, para mirar las fotos de su radiante sonrisa.
“Denise siempre tenía una sonrisa en su rostro”, aseguró. “Y Denise nunca conoció a un extraño”.
“Espero que me haya oído”
Sonny Melton había ido al concierto con su esposa, Heather.
Cuando los disparos empezaron, este enfermero de Tennessee trató de alejarla rápidamente de la multitud y el caos.
“Empecé a sentir que las balas rebotaban en el suelo”, recordó Heather Melton. “Entonces le dije a Sony, ‘Vamos a agacharnos’. Y él me respondió: ‘No podemos, nos pisotearán’”.
Él la agarró por detrás mientras huían. Después, una bala lo alcanzó.
“Sentí que le dispararon en la espalda”, reveló Heather. “Nos caímos al suelo. Y sólo puedo recordar ver que había personas alrededor mío en el piso”, añadió.
Ella intentó hablarle a su esposo. Pero cuando él no le contestó, empezó a hacerle reanimación cardiopulmonar.
“La gente me gritaba que me agachara y yo seguía sintiendo los disparos alrededor”, contó. “Y yo solamente gritaba que alguien me ayudara”.
Antes de que Sonny Melton tomara su último aliento, Heather intentó despedirse.
“Espero que me haya oído. Fui a la sala de trauma y él ya había muerto. Lo besé y lo abracé, pero me sacaron de allí muy rápido porque estaban llegando más heridos”, explicó.
“Sólo… me senté a su lado”
El pescador de Alaska Adrian Murfitt había sorprendido a sus amigos con un viaje de sólo chicos a Las Vegas, durante el fin de semana.
“Nunca lo había visto tan feliz”, afirmó Brian MacKinnon.
Como muchos otros, estos amigos también pensaron que el sonido de los disparos eran fuegos artificiales, añadió MacKinnon.
Así que continuaron tomándose fotos, mientras las ráfagas se multiplicaban.
“Las escuchamos de nuevo y él miró hacia atrás. (La bala) atravesó su cuello”, relató MacKinnon sobre Murfitt. “Todavía no sabíamos qué estaba pasando. Se cayó hacia atrás… había un gran chorro saliendo de su cuello”, indicó.
En vez de correr, MacKinnon se acostó junto a Murfitt y presionó su cuello. Un médico y un bombero se unieron a él para tratar de detener la hemorragia.
“Se puso azul y otro hombre revisó su pulso. Dijo que estaba muerto”, continuó MacKinnon. “No corrí hasta que él murió”, agregó.
MacKinnon saltó una cerca, pero estaba en estado de shock y no sabía qué hacer.
“Simplemente volví y me senté a su lado, me puse su sombrero (de Murfitt) y sólo esperé”, le relató MacKinnon a Erin Burnett, de CNN, mientras se aferraba al sombrero de vaquero negro que era de Murfitt.
No se despidió.
Mientras Murfitt “me miraba fijamente en blanco”, señaló MacKinnon, “yo le gritaba que no se fuera”.