(CNNMoney) – Mientras se sume en el caos, Venezuela aún tiene grandes cuentas por saldar, y aún no ha pagado las deudas cuyos plazos vencieron hace varias semanas.
El país tiene pendiente cerca de 900 millones de dólares en pagos de bonos que se vencen este viernes, y aún debe 350 millones de dólares más que se vencieron a principios de este mes.
Esta fecha límite es implacable. Normalmente Venezuela tiene 30 días para resolver los pagos tardíos. Pero si no paga este viernes, solo tendrá otros tres días hábiles para hacerlo antes de que incumpla sus obligaciones o caiga en default.
Las consecuencias podrían ser graves para un país de 30 millones de personas que ya se está quedando sin comida y medicinas.
Y para empeorar las cosas, vencen más pagos la próxima semana. El 2 de noviembre, Venezuela tendrá que pagar una deuda de 1.100 millones de dólares. De nuevo, solo tendrá un periodo de gracia de tres días para evitar un default.
Los bonos de Venezuela son propiedad de una serie de inversionistas, desde estrategas de Wall Street hasta estadounidenses ordinarios.
El gobierno ha agotado lentamente sus ahorros para ir pagando la deuda. En 2011, el banco central tenía 30.000 millones de dólares. En 2015, 20.000 millones. Este año, 10.000 millones de dólares. En comparación, el vecino de Venezuela, Colombia, tiene cuatro veces más reservas: 46.000 millones de dólares.
Líderes de todo el hemisferio occidental se reunieron en Toronto, Canadá, este jueves para condenar el régimen autoritario de Venezuela, que ha hecho que los vastos recursos del país —tiene más petróleo crudo que cualquier otra nación— se desperdicien.
“El gobierno de Venezuela está eligiendo el camino de la dictadura”, le dijo la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, a sus homólogos en Toronto. Su régimen “debe enfrentar las consecuencias que van más allá de duras palabras y condenas”.
Freeland no especificó las consecuencias que podrían enfrentar el presidente Nicolás Maduro y su gobierno. Pero dijo que espera que Cuba, un aliado de Venezuela, se una a la condena internacional de la toma del poder de Maduro.
Los líderes occidentales no han impuesto sanciones colectivas a Venezuela, pero la opción está sobre la mesa.
Uno de los críticos más acérrimos de Maduro también estuvo en Toronto: la exfiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, quien dejó el país después de que la recién instalada Asamblea Nacional de Maduro la sacara de su puesto.
“En Venezuela es imposible alzar nuestras voces porque a la gente la enjuician y la encarcelan”, dijo Ortega en un evento separado en la Universidad de Toronto.
En el llamado Grupo de Lima —cuyo nombre se debe a la primera reunión que se realizó en Lima, Perú, en agosto pasado— están los cancilleres de varios países de la región como Brasil, México, Colombia y Argentina.
Este tipo de unidad es inusual en América Latina, una región reacia a que otras naciones se entrometan en sus asuntos internos después de una serie de golpes de estado en el siglo XX, algunos con respaldo de la CIA.
Estados Unidos, que no envió un representante a la reunión de este jueves, ha impuesto varias sanciones al gobierno de Maduro y a sus líderes.
El gobierno de Maduro ha culpado a las sanciones de EE.UU. de los problemas del país y sus prolongados retrasos en los pagos de la deuda.
Aparte de las excusas, los expertos dicen que Venezuela caerá en cese de pagos en algún momento. La incógnita es saber cuándo pasará.
El gobierno ha estado muy cerca de incumplir esos pagos, pero ha encontrado dinero en efectivo a último momento.
Lo diferente esta vez es que la cantidad de dinero se ha desvanecido significativamente.
Las consecuencias de un default serían nefastas, aunque el efecto dominó no tendría lugar de inmediato.
Los inversores extranjeros podrían tener el derecho de aprovechar el único activo valioso que tiene Venezuela —el petróleo— fuera del país. Eso podría afectar el flujo de caja del gobierno, restringir severamente su habilidad de importar alimentos y otros suministros básicos. El poder de Maduro se debilitaría, según expertos.
“Un incumplimiento de pagos podría disparar la caída del gobierno”, dice Edward Glossop, un economista que cubre América Latina en Capital Economics, una firma de investigación. “Si caen en cese de pagos vamos a ver una transición política muy dolorosa”.