Nota del editor: Amy Adele Hasinoff es profesora de Comunicación de la Universidad de Colorado en Denver y autora de Sexting Panic: Rethinking Criminalization, Privacy, and Consent (2015). Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de la autora.
(CNN)– “Venganza porno”, “pornovenganza” o “revancha pronográfica” es un tipo de abuso sexual en una nueva forma digital. Un estudio reciente muestra que el 10% de las mujeres menores de 30 años en Estados Unidos han sido víctimas del uso indebido de sus fotos o videos íntimos. Facebook es una de las muchas plataformas que albergan este tipo de atropello. Esto se da pese a sus esfuerzos por manipular las formas en que los usuarios pueden denunciar contenido no autorizado.
Este año, Facebook lanzó una función que permite a los usuarios solicitar que se elimine cualquier imagen íntima no autorizada que se esté compartiendo en la plataforma. Y la semana pasada, la red social de Mark Zuckerberg también anunció un programa piloto para que los usuarios de Australia carguen imágenes de ellos mismos desnudos, fotografías que sospechaban que se estaban compartiendo sin su permiso. Facebook generaría una huella digital de cada imagen para que no se pudiera compartir en la plataforma.
Una mejor solución sería ofrecer a los usuarios la posibilidad de evitar que las imágenes en las que aparecen se publiquen en la plataforma.
En el comunicado de prensa sobre el programa australiano, Facebook explica: “No queremos que Facebook sea un lugar donde las personas teman que sus imágenes íntimas se compartan sin su consentimiento”. La compañía dijo que el programa involucraría a empleados “especialmente entrenados” que revisarían las fotos para garantizar que las reclamaciones fueran legítimas.
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Comprensiblemente, algunas personas se mostraron escépticas sobre la capacidad de Facebook para proteger adecuadamente la privacidad de estas fotos. Un titular, por ejemplo, lo llamó “La última ‘idea horrible’ de Facebook” , otro bromeó con un “Enviar n00dz (desudos)”, y Stephen Colbert ridiculizó la idea como “luchando contra fuego con fuego”.
Aunque algunas personas pueden encontrar un poco de alivio con este programa, y lo aplaudo por eso, hay muchas otras personas que podrían quedar traumatizadas al tener que enviar sus fotos a los empleados de Facebook, incluso si están “especialmente capacitados”. La capacitación no siempre equivale a la profesionalidad, como vimos con los informes de agentes de la TSA que se “ríen” de los escaneos corporales de los pasajeros.
Además, muchas víctimas no saben que sus imágenes se comparten hasta que eso sucede, si es que alguna vez se enteran. Algunas víctimas aparecen en imágenes que ni siquiera sabían que se estaban produciendo: los abusadores obtienen imágenes de cámaras ocultas, cámaras web pirateadas y contraseñas robadas.
Sorprendentemente, los artistas de la pornografía legal de Estados Unidos tienen más control sobre sus imágenes de desnudos que los usuarios de Facebook. La política general de Facebook es publicar fotos primero y luego tratar con contenido ilegal o solicitudes para que la imagen se elimine más tarde. Por el contrario, los actores porno deben dar su consentimiento por escrito, firmando un documento de uso de imagen como el de los modelos antes de que sus imágenes sean publicadas y distribuidas.
Las compañías de internet como Facebook no se consideran editoras, por lo que generalmente no son legalmente responsables por violaciones de la privacidad, personalidad o derechos de publicidad de las personas. La demanda colectiva contra Facebook por el caso de “historias patrocinadas” fue una excepción notable.
La privacidad en línea no tiene que ser tan libre. Imagina esto: podrías obtener una solicitud de permiso cada vez que intentes publicar una foto mía; tendrías que etiquetar a todos en tu foto y el reconocimiento facial también podría ser útil. En este momento, puedo recibir una notificación si me etiquetas, pero las fotos ya se han publicado. Tal vez podrías publicar una foto con mi cara borrosa hasta que tengas mi permiso para mostrar la imagen completa. Tal vez un escenario me permita siempre (o nunca) confiar en ti para que publiques fotos mías sin preguntar cada vez.
Desafortunadamente, es poco probable que Facebook haga esto porque más fotos generan más participación del usuario y, por lo tanto, más ganancias. Incluso si algunos de esos “compromisos” son violaciones sexuales, aún generan ingresos. La prevención de los usos indebidos de un sistema basado en permisos sería costosa. Tendrían que invertir en una combinación creativa de tomadores de decisiones humanos y de máquinas para rechazar etiquetas fraudulentas en las fotos y para proteger las imágenes de interés periodístico.
El argumento de la “libertad de expresión” contra este sistema es una pista falsa. Facebook es una empresa privada que puede y debe restringir lo que se dice en su plataforma. Hay algunas retóricas que están obligados a restringir debido a las leyes locales, y Facebook también tiene sus propios “estándares comunitarios” para limitar el discurso de los usuarios en la plataforma. ¿Y por qué las redes sociales siempre deberían permitir que sus derechos de libertad de expresión prevalezcan sobre mis derechos de privacidad?
Inevitablemente, obtener el permiso para publicar las fotos de todos ralentizaría las cosas y probablemente daría como resultado menos imágenes personales compartidas en la plataforma. Es posible que las personas tengan que esperar minutos, horas o más para que su foto grupal no borrosa se publique públicamente.
Vale la pena porque podría evitar que las personas sean víctimas de la distribución de imágenes íntimas no consensuadas, y vale la pena para Facebook si quieren ganarse la confianza de los usuarios y realmente ayudar a proteger su autonomía y seguridad en la plataforma.
Requerir consentimiento para publicar fotos de otras personas podría haber evitado incidentes como “Marines United”. En este caso, unos marines de Estados Unidos se involucraron en el intercambio no consensuado de miles de imágenes de desnudos de sus compañeras de trabajo y otras mujeres en un grupo secreto de Facebook. Con un sistema basado en permisos, el reconocimiento facial de Facebook probablemente podría haber identificado a al menos algunas de las personas representadas y alertarlas, evitando así que sus fotos sean compartidas y probablemente exponiendo al grupo mucho antes.
Las redes sociales permiten a las personas cometer abusos sexuales con un clic de un botón. Entonces, en lugar de reaccionar después de que el daño está hecho, Facebook debería invertir en más medidas preventivas al permitir que los usuarios decidan si las imágenes que las representan deberían publicarse alguna vez.