Hong Kong (CNN) – Todo parecía ir muy bien entre China y Estados Unidos.
Después una después exitosa visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Beijing, a principios de noviembre, las relaciones con el líder chino Xi Jinping parecían estar en su punto histórico más alto, con ambos elogiando los temas del otro y Trump diciendo que no culpa a China por “aprovecharse” de los gobernantes anteriores de Estados Unidos.
Pero las esperanzas chinas de que esto representara un cambio en las relaciones se desvanecieron este lunes cuando Trump calificó al país como “una potencia rival” que busca “desafiar la influencia, valores y riqueza estadounidenses”.
Un nuevo documento que delineó su Estrategia Nacional de Seguridad (ENS) fue aún más lejos, describiendo tanto a China como a Rusia como “poderes revisionistas” que quieren “dar forma a un mundo antitético a los valores e intereses estadounidenses”.
Este martes, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, urgió a Estados Unidos a que “abandonara su mentalidad de la Guerra Fría y concepto de juego de suma cero”, alertando que de no hacerlo, “se dañaría a sí mismo como a los demás”.
“China salvaguardará absolutamente su soberanía, seguridad y derecho al desarrollo”, dijo ella. “Nadie debería tener la fantasía de esperar que China no haga nada mientras se dañan sus propios intereses”.
Zhang Baohui, profesor de ciencias políticas en la Universidad Lingnan de Hong Kong, dijo que el documento de Trump muestra que la asociación entre Trump y Xi, que Beijing ha tratado de cultivar, “está muerta”.
“China ha invertido un gran capital diplomático asegurando esa relación”, dice Zhang. Y los dos líderes parecían haberse llevado bien durante el viaje de Trump a Beijing.
Mientras Donald Trump estuvo en la capital China, colmó de elogios a Xi, y fue tratado como una “visita de Estado plus”, que incluyó una rara cena en la Ciudad Prohibida.
Aunque las victorias concretas fueron escasas para ambos lados, la visita ayudó a culminar un año supremamente exitoso para Xi, que ha cimentado su poder en el país y en el gobernante Partido Comunista, y ha visto crecer su influencia global desde la elección de Trump.
Esta visita también le dio a Trump una victoria de corto plazo, pues regresó a Washington con una serie de acuerdos de comercio e inversión, y con una cobertura positiva de la prensa internacional.