(CNN) – Donald Trump probablemente tenga razón: no recibe la aceptación que merece por la cantidad de logros que acumula durante un tumultuoso primer año político.
No obstante, para juzgar su presidencia hasta ahora, considerar solo los proyectos de ley aprobados, las regulaciones recortadas, los decretos firmados y las promesas de campaña mantenidas daría una imagen distorsionada del nuevo gobierno más divisivo y controvertido en generaciones.
Si bien los partidarios de Trump aprueban sus acciones y su cruzada contra el status quo establecido, una mayoría no lo hace, y es la conducta y personalidad de Trump, y no cómo mantiene su lista de promesas de campaña, lo que dictamina cómo se perciben sus primeros 11 meses en el cargo.
El presidente ha mostrado pocas señales de que analiza por qué no obtiene pleno valor político por un registro que, contrariamente a lo que afirma, no es el más brillante de ningún mandatario en su primer año.
Donald Trump, antes de partir a sus vacaciones de Navidad y fin de año en Florida, hizo una crítica sarcástica a las evaluaciones de los medios.
“Con todo lo que mi gobierno ha hecho sobre aprobaciones legislativas (rompió el récord de Harry Truman), cortes en regulaciones, nombramientos judiciales, REDUCCIÓN DE IMPUESTOS Y REFORMA, economía récord/bolsa de valores y mucho más, estoy seguro de que las noticias de grandes medios me darán crédito? “, escribió en Twitter el viernes.
Trump aún meditaba sobre sus desagradables críticas mientras estaba de vacaciones en su resort de Mar-a-Lago.
“Las noticias falsas se niegan a hablar sobre cuán grande y fuerte es nuestra BASE. Muestran encuestas falsas al igual que informan noticias falsas. Pese a los informes negativos, lo estamos haciendo bien, nadie nos va a ganar”, tuiteó Trump en vísperas de Navidad.
Un año de logros
Durante gran parte del año, parecía que Trump terminaría el 2017 con un récord estéril.
Pero ahora ha asegurado la ley de revisión de impuestos más radical en 30 años, una que reduce la tasa corporativa en un 14% y le dará a la mayoría de los estadounidenses, al menos por ahora, un aumento en su sueldo.
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El mercado de valores está en un muy buen momento, llegando hasta a 5.000 puntos desde que asumió el cargo. El crecimiento del producto interno bruto fue del 3,3% en el tercer trimestre después de luchar con alrededor del 2% anual cuando Barack Obama era presidente. Trump y sus socios republicanos han puesto un nuevo y conservador juez de la Corte Suprema de Justicia y están confirmando a los jueces de apelación en un ritmo sin precedentes. El acuerdo fiscal cumplió con otra prioridad republicana, derogando el mandato individual, un plan de la Ley de Asistencia Accesible, más comúnmente conocido como Obamacare. Trump también está en proceso de aumentar el gasto de defensa.
“Este ha sido un año de logros extraordinarios, según cualquier estándar objetivo”, dijo el viernes un satisfecho líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, al reflexionar sobre el desempeño de su partido.
Mientras tanto, Trump ha cumplido o ha intentado cumplir sus compromisos de campaña para poner fin al acuerdo con Irán, retirarse del acuerdo climático de París, abandonar o renegociar acuerdos multilaterales de libre comercio y reorientar la política exterior estadounidense con su filosofía “Estados Unidos Primero”. ISIS ha sido derrotado en Iraq y Siria. El gobierno de Trump ha asegurado las sanciones más duras contra Corea del Norte, que se reforzaron nuevamente la semana pasada.
El gobierno ha tomado un sesgo sobre las regulaciones, relajando la supervisión en la economía y erradicando las reglas demócratas en áreas que van desde almuerzos escolares hasta el número de delfines y tortugas marinas que pueden ser asesinados en redes de pesca con espadas en la costa oeste.
Aprobación limitada fuera de la base de Trump
Por lo tanto, para un partidario de Trump e incluso un republicano que ha hecho las paces con la cruzada contra el establishment del presidente, en favor de una sólida colección de objetivos del movimiento conservador, hay mucho para elogiar en el primer año de Trump.
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Pero una crítica del historial de Trump comenzaría con la naturaleza de los logros mismos, y ofrecería una pista de por qué no recibe los aplausos que cree que merece. La mayoría de los triunfos de Trump son partidarios, muchos parecen estar diseñados únicamente para complacer a su base política, y algunos, como la orientación de Trump al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, son radicales y arriesgados y podrían salir mal.
Los partidarios de Obama, mientras tanto, se quejan de que en la economía y la campaña contra ISIS, Trump se limita a aprovecharse de los logros del expresidente y decir que son propios.
El hábito transparente de Trump de tratar de erradicar el legado de Obama cada vez que puede hace que sea improbable que algún demócrata se una a él para forjar logros bipartidistas que puedan asegurar al presidente reconocimiento por ç fuera de sus propios partidarios.
Gran parte de la agenda republicana es casi tan impopular como el presidente. La ley de impuestos, por ejemplo, aunque es un logro de Trump, no le gusta a la mayoría de los estadounidenses en parte porque fue descrita por estudios no partidistas como un gran regalo para los ricos.
Pero al menos la norma de impuestos ahora es ley y es difícil revocarla. Muchos de los intentos de Trump por remodelar la economía y la vida estadounidense utilizando el poder ejecutivo podrían desaparecer si un demócrata lo reemplaza en 2021 o 2025, por lo que no pueden considerarse logros irreversibles a largo plazo.
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La política exterior de Trump es tan controvertida como su historia en casa.
Muchos estadounidenses no suscriben la política exterior transaccional de Trump y la cosmovisión nacionalista y populista. Están horrorizados por una estrategia diplomática que creen que va en contra de todo lo que Estados Unidos debería defender.
El no hacer de los derechos humanos y los valores democráticos un principio organizador de su política exterior aleja a los tradicionalistas. Asimismo, su retirada de los acuerdos comerciales como la Asociación Transpacífica y la hostilidad hacia el multilateralismo son vistos por los críticos como un debilitamiento del poder e influencia estadounidense en el exterior.
Las políticas de inmigración de Trump, incluida una prohibición a los ciudadanos de las naciones de mayoría musulmana, y su frecuente retórica hostil hacia el islam, a veces llegan a una amplia audiencia política que entra en conflicto con los valores nacionales fundacionales.
Un combatiente en jefe
Pero incluso la naturaleza de los logros de Trump y la controversia que provocan no pueden explicar por qué no recibe más reconocimiento, y por qué su índice de aprobación en una encuesta de CNN la semana pasada cayó al 35%.
Para eso, se debe observar la personalidad, el temperamento y el comportamiento de Trump, incluidas sus explosiones de Twitter.
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Durante once meses, los estadounidenses han visto al presidente echar mano de las divisiones sociales, culturales y raciales como un método de gobierno. En episodios como la marcha de los nacionalistas blancos en Charlottesville, Virginia, o sus retuits de videos antimusulmanes de un grupo británico de extrema derecha, el presidente ha buscado la discordia en lugar de intentar curar los sentimientos agravados.
Tal estrategia es más probable que aleje a cualquiera que aún no se haya decidido por Trump y su historial, que ganarle nuevos seguidores. E incluso en esta polarizada era política, la incapacidad del presidente para llegar más allá de su propia base central de apoyo político es notable.
La constante guerra con los medios es a menudo una táctica efectiva para Trump. Sin embargo, fomenta un ambiente en el que la controversia eclipsa el análisis del legado en evolución del presidente. Los frecuentes ataques de Trump a la verdad objetiva también socavan no solo su posición, sino también el prestigio de la presidencia.
La sensación de hiperpartidismo y enojo también es alimentada por la investigación de Rusia y los ataques de Trump a las instituciones judiciales y policiales. No sorprende, entonces, que las calificaciones de aprobación de Trump estén en un pozo dado que, como presidente de primer año, ya ha visto a cuatro asociados acusados o declararse culpables.
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Todo esto ayuda a explicar por qué Trump tiene la peor aprobación del primer año como presidente en la Casa Blanca, elegido por un amplio margen.
Entonces, en este momento lo que Trump está haciendo y cómo lo está haciendo desagrada a la mayoría de los votantes. No extraña que no reciba el crédito que él dice que se merece.