(CNN) – Puede parecer que la decisión de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, de tomar medidas drásticas contra las prácticas comerciales chinas no tenga conexión con las carreteras rurales del condado de Martin, Minnesota, la autoproclamada “Capital del Tocino de EE.UU.”.
Pero a medida que el presidente y los republicanos se preparan para proteger sus mayorías en la Cámara de Representantes y el Senado en noviembre, la guerra comercial ente China y Trump se avecina.
“Creo que el mercado está hablando por sí mismo. El mercado de futuros está bajo. El mercado de valores está cayendo”, dice David Preisler, presidente ejecutivo de Minnesota Pork Board. “Hay algunas partes en la política comercial del presidente que nos gustan, pero esta no es una de ellas”, agrega.
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Aunque republicanos y expertos de la industria en distritos clave del Congreso desde Minnesota hasta la Florida argumentan que Trump ha sido positivo para sus logros, reconocen que una guerra comercial que dificulte la venta de productos estadounidenses en mercados clave chinos no hablaría bien de él.
La mayoría de los principales condados productores de carne de cerdo están en estados de dominio republicano, incluyendo Iowa, donde hay una carrera competitiva en la Cámara de Representantes, e Indiana y Missouri, dos estados que albergarán reñidas elecciones al Senado en 2018.
Los aranceles también afectan a una gran cantidad de productos de naranja y cítricos, muchos de ellos se producen en la Florida, sede de una serie de elecciones clave de la Cámara de Representantes y un comicio al Senado, y California, donde muchos analistas políticos creen que se podría decidir el equilibrio de la Cámara.
Y los aranceles a la soja, un cultivo comercial para gran parte del Medio Oeste de EE.UU., podrían afectar a las principales carreras del Senado en Dakota del Norte y Ohio.
Las preocupaciones comerciales también amenazan con frustrar los planes republicanos de centrar las campañas de 2018 en la, hasta ahora, floreciente economía estadounidense, impulsada en parte por el recorte de impuestos de este año, el principal logro legislativo del Partido Republicano.
Minnesota, campo de cerdos
Los nuevos aranceles han puesto a un republicano que compite por el primer distrito de Minnesota, Jim Hagedorn, en una posición complicada. Él apoya al presidente, pero le fue muy difícil defender la reciente retórica comercial de Trump.
“Confío en que el presidente hará todo lo posible para asegurarse de que nuestros agricultores tengan mercados en todo el mundo y no seamos castigados”, dijo.
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Minnesota y más allá
La situación de Hagedorn —un republicano que se postula en un distrito que ahora siente presión por los aranceles chinos— ahora es común en todo Estados Unidos: las medidas de China, anunciadas en las últimas semanas, apuntan estratégicamente a productos en áreas clave para el presidente.
Trump y muchos dentro de la Casa Blanca rechazan la idea de que Estados Unidos esté entrando lentamente en una guerra comercial con China.
El presidente tuiteó el miércoles que debido a que Estados Unidos ya tiene un considerable déficit comercial con China, es imposible perder una guerra comercial.
“Cuando ya tienes un déficit de 500.000 millones de dólares, no puedes perder”, tuiteó.
Pero varios altos funcionarios de la Casa Blanca han tratado de amortiguar la posibilidad de una guerra comercial. Larry Kudlow, el nuevo asesor principal económico de Trump, dijo el miércoles que está negociando con amenazas arancelarias y que es solo “parte de la negociación”.
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El tema es aún más complicado para Terry Branstad, el embajador de Trump en China, que cumplió seis mandatos como gobernador de Iowa, el principal estado productor de carne de cerdo en el país.
“No quiero ver una guerra comercial”, dijo Branstad a CBS el mes pasado. “Quiero vernos trabajar juntos para resolver estas diferencias”.
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Pero el demócrata Brad Ashford, un exmiembro de la Cámara que perdió su escaño en Nebraska en 2016 pero planea postularse nuevamente en 2018, se aprovechó de las noticias arancelarias y presagió posibles mensajes políticos.
“Atención, productores de soja, productores porcinos y las empresas y comunidades de Nebraska que dependen de ellos en el #NE02, pueden expresar su oposición a las guerras comerciales de Trump al votar en noviembre contra uno de sus mayores habilitadores @RepDonBacon”, tuiteó.
Se veía venir
“Es inquietante ver la carne producida en Estados Unidos enumerada como un objetivo para represalias. Lamentablemente, no nos sorprende, ya que este es un resultado inevitable de cualquier guerra comercial”, dijo Kent Bacus, director de Comercio Internacional y Acceso a Mercados de la Asociación de Ganaderos Nacionales de Vacuno, en un comunicado.
La decisión inicial de Trump de imponer aranceles considerables al acero y el aluminio y tomar medidas enérgicas contra las violaciones de la propiedad intelectual de China llevó a este país a imponer aranceles sobre 128 productos, desde cerdo, carne y fruta hasta tubos de acero con una gama de aranceles. Estados Unidos respondió el martes publicando una lista de alrededor de 1.300 exportaciones chinas que podrían ser objeto de aranceles, incluidos productos de las industrias aeroespacial, tecnológica y de maquinaria de China. China, a última hora del martes, respondió de la misma manera, proponiendo aranceles para aviones, soja y automóviles.
Y los republicanos, incluidos algunos cercanos a Trump, ya han comenzado a buscar suavizar el golpe en su base de votantes.
“Queremos un comercio libre y justo y para ser honestos, hay un problema con China”, dijo esta semana Kim Reynolds, gobernador republicano de Iowa. “Necesitamos encontrar una manera de hacerlos responsables, pero debemos asegurarnos de que no estamos teniendo consecuencias desatendidas al entrar en una guerra comercial. Nadie gana una guerra comercial”.
Incluso Sonny Perdue, secretario de agricultura de Trump, dijo el martes en una charla en la Universidad Estatal de Michigan que la administración no quiere convertir a los granjeros en “corderos sacrificados en esta guerra comercial”.