(CNN) – Han pasado 362 días desde que Robert Mueller fue nombrado fiscal especial por el vicesecretario de Justicia, Rod Rosenstein, para investigar la interferencia rusa en las elecciones de 2016 y la posible colusión con la campaña del entonces candidato Donald Trump.
Desde ese día, el presidente Trump se quejó/criticó la investigación de Mueller aproximadamente 7.240 veces.
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Eso puede ser algo exagerado, pero solo lo parece, de acuerdo con una nueva pieza en The Washington Post que detalla un año en la investigación Mueller. Aquí está el extracto clave:
El presidente informa a los asociados sobre las redadas del FBI contra su abogado personal Michael Cohen, tan a menudo como “20 veces al día”, en la opinión de un confidente, y frecuentemente escuchan en silencio, sabiendo que poco de lo que dicen lo tranquilizará. Trump se queja de que necesita mejores “abogados de televisión” para defenderlo en las noticias del cable y está impaciente por detener la “caza de brujas” que según él socava su legitimidad como presidente.
Primero: ¡”Abogados de televisión”!
Pero, más importante: ¡20 veces al día!
Eso es, um, mucho. No es tan frecuente como el estadounidense promedio revisa su teléfono por día (¡46 veces!), pero es mucho más de las veces que vamos al baño (de 4 a 7 veces por día).
Obviamente, esta es la estimación de un asesor. Pero, otros indicadores sugieren que la estimación no está tan lejos. Desde principios de 2017, Trump ha dicho que la investigación sobre Rusia es una “caza de brujas” 42 veces, según el Trump Twitter Archive. Ha habido 28 menciones de “investigaciones” en sus tuits, la gran mayoría se trata de la investigación de Mueller. Trump lo ha llamado un “engaño” 13 veces. Ha enviado siete tuits mencionando a Mueller por su nombre solo desde el 17 de marzo.
(Recuerda siempre: el feed de Twitter de Trump es la mejor representación de lo que realmente pasa tiempo pensando/lo que le importa. Es solo él y su teléfono, sin la mediación de asistentes o jefes más fríos).
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Y no solo se trata de la cantidad bruta de tuits o quejas de Trump sobre la investigación de Mueller. Es el vitriolo, el insulto, la ira. Eso también importa.
No es demasiado decir que Trump está siendo distraído por la investigación. ¿No me creen? Pregúntale al secretario general de la Casa Blanca, John Kelly.
“Es una caza de brujas, ¿verdad?” Kelly dijo el viernes. “Lo distrae. No demasiado, pero es injusto”. (Kelly inicialmente le dijo a NPR que Trump estaba “avergonzado” por la investigación, pero luego lo modificó por que “se distrae”).
Digamos que la fuente que le dijo al Post que Trump saca el tema de la investigación 20 veces al día estaba exagerando, y que el presidente solo se queja de Mueller y de la investigación la mitad de las veces .
Eso significa que Trump ha hablado sobre Mueller 1.340 veces distintas desde el 1 de enero. Y 3.620 veces desde que comenzó la investigación el año pasado. ¡Eso aún es una tonelada absoluta!
¿Puedes imaginar a Trump hablando de la ley de reducción de impuestos 20 veces al día? ¿O de la construcción del muro? ¿O de cualquier asunto de política?
La realidad es que la investigación de Mueller ha sido y sigue siendo el motivo dominante de la presidencia de Trump hasta la fecha. Desde el despido del asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn solo tres semanas después de que Trump asumiera el cargo hasta el despido del director del FBI James Comey hasta el día de hoy, la historia de Rusia y, eventualmente, la investigación de Mueller, nunca han estado lejos de ser noticia.
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Nadie le ha prestado más atención a la historia que el mismo Trump, que constantemente monitorea los acontecimientos en busca de pruebas definitivas de que es víctima de una conspiración del Estado Profundo a gran escala destinada a derrocar su presidencia. (Sí, este es su tipo de patria o “Homeland”, como la serie).
Existe una tendencia entre los que odian a Trump a suponer que la obsesión del presidente con la investigación de Rusia es una prueba definitiva de su culpabilidad. (Comey, en su libro sobre su vida y sus tiempos en el gobierno de Trump, se preguntó en voz alta por qué el presidente siguió mencionando la historia de Rusia y buscando garantías de que no estaba siendo investigado).
Lo cual es una posibilidad, desde luego. Pero no creo que la tendencia de Trump a mencionar a Mueller y la investigación sea una prueba definitiva de culpabilidad o inocencia.
De lo que son una prueba es de la obsesión de Trump con la investigación. Él está obsesionado con eso. Es su caballo de batalla. Es lo mejor para él. Lo anima y lo enoja. No puede compartimentarlo y eliminarlo mientras persigue cosas como, digamos, algún tipo de trato con Corea del Norte. Por al menos en partes de cada día, lo consume.
Esa es una historia noticiosa muy importante. No importa lo que Mueller finalmente descubra.