(CNN Español) – Tres arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México descubrieron en el Templo Mayor, en Ciudad de México, restos de un segundo entierro infantil dedicado a Huitzilopochtli, dios de la guerra para los aztecas, informó dicha institución esta semana.
El primer hallazgo de esta naturaleza en el lugar se descubrió en el año 2005, en la ofrenda 111, informó el INAH.
Pasaron doce años hasta que los restos humanos de otro menor de edad, acompañados por adornos corporales y símbolos similares a la anterior ofrenda a Huitzilopochtli, vieron la luz.
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Este nuevo enterramiento da más información sobre “la relación entre los infantes y el dios solar”, dijo el INAH a través de su cuenta de Twitter este lunes.
Los arqueólogos Karina López, Mary Laidy Hernández y Rodolfo Aguilar, junto con la antropóloga física Jacqueline Castro, fueron los realizadores del hallazgo, de acuerdo con la información brindada por el INAH.
Los restos se localizaron en la ofrenda 176. En ella “se colocaron a fines del siglo XV los restos mortales de un niños acompañado de adornos corporales y símbolos característicos de Huitzilopochtli”, explicó el instituto en su canal de Youtube en una publicación este sábado.
“Es un individuo infantil, de aproximadamente cinco años”, explicó López para INAH TV. La experta dijo que estos restos estaban muy relacionados con el dios Huitzilopochtli y que estos, junto con los anteriores descubiertos en 2005, “son los dos únicos individuos infantiles que se han localizado de lado sur del Templo Mayor”.
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Los restos parecen bastante bien conservados: “podemos ver la caja torácica del individuo, podemos ver vértebras torácicas y lumbares además del sacro. También tenemos las escápulas y costillas”, detalló López.
El descubrimiento fue a finales de octubre de 2017, pero no ha sido hasta ahora que se han hecho públicas las conclusiones del estudio al respecto, tras un proceso de excavado, limpiado y registro “meticulosamente” de los huesos humanos y objetos que lo acompañaban, señaló el INAH.
“Detectamos la losas que componían la caja de la ofrenda y liberamos dichas losas. Al destapar la ofrenda detectamos sedimento”, agregó Hernández, que dijo que fue en ese momento cuando descubrieron “una bóveda craneal del individuo”.
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“Llevamos seis meses excavando”, señaló, por su parte, Aguilar al mencionado canal del INAH. Él explicó que la ofrenda, pese a ser muy similar a la de 2005, es atípica por la forma de la caja en la que estaba depositada: “todas tienden a ser rectangulares op cuadrangualares, y en este caso es cilíndrica t la ofrenda también es atípica, porque es una ofrenda humana”, dijo.
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