Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Camilo. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Estados Unidos o al menos, el Estados Unidos más cívico, esperaba que, tras las elecciones intermedias, sucediera lo que en otras ocasiones en las que el Congreso ha quedado dividido entre los dos partidos. Que el presidente felicitara a los vencedores y los invitara a trabajar juntos, más allá de las trincheras políticas. Un movimiento hacia el centro, una rama de olivo y una sonrisa.
Si bien el presidente felicitó a Nancy Pelosi, la líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, luego amenazó con atrincherarse y no colaborar con sus adversarios si decidían investigar sus negocios o sobre él y su relación —presunta o no— con los rusos antes de las elecciones de 2016. También podrían obligarlo a que muestre por fin, sus declaraciones de impuestos.
Donald Trump, ha demostrado una vez más ser un mal perdedor y un grosero sin límites con quienes detesta.
Humilló con nombres y apellidos a varios políticos republicanos que no aceptaron bailar al son de sus arengas, que lo criticaron o que rechazaron su apoyo durante la campaña electoral . “Perdieron”, dijo Trump.
La rueda de prensa del gobernante para analizar los resultados electorales ha sido lo más parecido a una sesión de autocomplacencia con un toque de circo romano y bananero.
Como cualquier político populista volvió a arremeter contra la prensa que no lo adora.
Cuando Jim Acosta, corresponsal de CNN, le preguntó sobre si no estaba “demonizando” a los inmigrantes de la caravana al referirse a ellos como criminales, Trump explotó: “Eres una persona grosera y terrible. No deberías estar trabajando para CNN”. El reportero terció una vez más y le dijo que los inmigrantes de la caravana no formaban parte de una invasión como Trump le hace creer a sus seguidores. Entonces vino el Do de pecho del presidente: “”Francamente, deberías dejarme gobernar el país. Tú diriges CNN y, si lo hicieras bien, tu audiencia sería mucho mayor”.
CNN emitió un comunicado en el que dijo y cito: “Los ataques continuos de este presidente a la prensa han ido demasiado lejos. No solo son peligrosos, sino perturbadoramente antiestadounidenses. Si bien el presidente Trump ha dejado en claro que no respeta a la prensa libre, tiene la obligación jurada de protegerla. Una prensa libre es vital para la democracia, y respaldamos a Jim Acosta y a sus colegas periodistas en todas partes”.
En el mismo tono, Trump embistió a NBC News y a PBS, la televisión del Estado —no del gobierno—; humilló a los republicanos que perdieron; amenazó a los demócratas y se autocelebró como el artífice de la bonanza económica que, por cierto, está cada vez más en cuestión por lo que pueda resultar de ella en unos años.
Y luego, anunció en su cuenta de Twitter que se deshace del secretario de Justicia, Jeff Sessions.
Durante algún tiempo, Sessions parecía orbitar sin problema alguno en torno a Trump; revirtió las políticas inmigratorias del gobierno de Barack Obama, la reforma policial y derechos civiles y fue uno de los que ejecutó gran parte del enfoque de mano dura de la administración Trump contra los inmigrantes.
Pero cuando en marzo de 2017, Sessions se inhibió de participar en las investigaciones sobre la conexión rusa en las elecciones presidenciales, comenzó su declive ante los ojos del presidente. Si no estás conmigo, estás contra mí.
Estén preparados para lo peor, porque a partir de ahora Trump tendrá que enfrentarse al sistema de contrapoderes, a ceder, a buscar alianzas, a una oposición feroz en la Cámara de Representantes con mayoría demócrata.
Trump, como Obama, gobernando contra viento y marea. Tal vez empiece a entender, por fin, qué es la democracia.
Y ojalá que esa anagnórisis, (el término con que Aristóteles calificaba el instante de luz que da paso al conocimiento), ojalá que esa revelación le alcance a Trump para descubrir las buenas maneras que garantiza la educación de cualquier ser humano.