(CNN) – La tensión entre la retórica belicosa del presidente Donald Trump y sus instintos de política exterior no intervencionistas se exhibieron por completo el jueves por la tarde mientras estaba en la sala de situaciones de la Casa Blanca.
Los legisladores en la sala observaron cómo el peso de sus deberes de comandante en jefe lo agobiaba, vive en la balanza.
Trump tomó la decisión en la dirección en que se estaba inclinando, sino que se centró en “profundizar” en las diferentes perspectivas y argumentos de los legisladores reunidos, dijo el presidente de la Comisión Relaciones Exteriores del Senado, James Risch. Pero estaba claro, dijo el republicano de Idaho, que Trump es un presidente que “no quiere ir a la guerra”.
“Realmente lo vi agonizando por esto. La decisión se resumen en un solo hombre”, dijo Risch a un pequeño grupo de periodistas.
“El presidente estaba realmente luchando con eso”, dijo el presidente de la Comisión de los Servicios Armados, Adam Smith, un demócrata.
El dilema de Trump contrasta con la posición casi unánime del equipo de seguridad nacional que sintió que Estados Unidos debería tomar represalias por el dron abatido al atacar a los blancos iraníes. Para el presidente, sin embargo, la respuesta estaba lejos de ser obvia: en última instancia, detuvo los ataques militares, minutos antes del punto de no retorno.
Pero un alto funcionario de Estados Unidos dijo que durante todo el proceso, Trump estuvo muy involucrado y estaba muy serio. Comprendió muy bien que los militares no podían predecirle cuál sería la respuesta iraní a un ataque de Estados Unidos y sigue siendo una preocupación importante de la administración no iniciar una guerra más amplia.
Los funcionarios militares están complacidos de que Trump no ordenara el ataque debido a esta incertidumbre. Al final del día, muchos dijeron que creen que estos ataques iraníes contra petroleros y drones son básicamente un mensaje de que Irán quiere tener conversaciones y le han estado diciendo eso al presidente.
El viernes, la conversación se había volcado hacia imponer sanciones, lo que Trump anunció este sábado.
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“Tenemos adicionales sanciones de presión para imponer. Tendremos sanciones adicionales, con seguridad”, dijo un alto funcionario de la administración a un pequeño grupo de periodistas el viernes. “No diría que el presidente está pensando en opciones militares. Lo principal en lo que estamos pensando son las sanciones adicionales”.
Este funcionario advirtió, sin embargo, que el presidente no ha dejado ninguna medida militar completamente fuera de la mesa. “Esa es una opción que el presidente mantiene en todo momento”, dijo este funcionario, y agregó que “esa es realmente la decisión del presidente”.
El desarrollo a lo largo del día
Trump aún estaba luchando con determinar la forma de responder al derribamiento de un dron estadounidense por parte de Irán cuando se habló a los periodistas en la Oficina Oval el jueves.
“Lo descubrirán”, advirtió Trump, siniestramente, cuando los reporteros inundaron a Trump con preguntas en la Oficina Oval sobre cómo planeaba tomar represalias.
“Cometieron un gran error”.
Pero al ser presionando más, Trump explicó que no solo veía ese “error” como un error de cálculo estratégico por el que Irán pagaría caro, sino que tal vez como un error de una variedad diferente: un error inadvertido.
“Me resulta difícil creer que fue intencional”, dijo Trump. “Pienso que podría haber sido alguien que fue descuidado y estúpido”.
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Esa mentalidad cautelosa se mantuvo durante las deliberaciones de Trump a lo largo del día, ya que se reunió varias veces con su equipo de seguridad nacional, sopesando una serie de opciones para la represalia de EE.UU. Y después de deshacerse de los asesores que le advirtieron sobre las consecuencias de retirarse del acuerdo nuclear con Irán, el ex secretario de Estado Rex Tillerson, el ex secretario de Defensa James Mattis y el ex asesor de seguridad nacional HR McMaster, entre otros, el presidente se encontró rodeado de una falange de los halcones, como se les llama a quienes favorecen tomar acciones militares.
El principal de ellos, el asesor de Seguridad Nacional del presidente, John Bolton, lideró la posición al recomendar que el presidente siga adelante con los ataques militares, dijo un funcionario de la administración. El secretario de Estado Mike Pompeo y el vicepresidente Mike Pence también apoyaron avanzar con los ataques.
La recomendación al presidente: atacar tres objetivos militares iraníes, un conjunto de radares y baterías de misiles, en un ataque coordinado antes del amanecer, según un funcionario estadounidense con conocimiento directo de la operación.
Un alto funcionario de la administración dijo que todo el equipo de altos asesores de seguridad nacional del presidente creía que los ataques militares eran “una respuesta apropiada” al derribo por parte de Irán de un avión no tripulado estadounidense.
“Hubo una completa unanimidad entre los asesores del presidente y el liderazgo del Departamento de Defensa en una respuesta apropiada a las actividades de Irán”, dijo el funcionario. “El presidente tomó la decisión final”.
De manera reveladora, el funcionario señaló que la unanimidad sobre cómo responder a Irán precedió la decisión del presidente de cancelar los ataques.
Amplia gama de voces
Trump no solo estaba escuchando a su equipo de seguridad nacional mientras reflexionaba sobre sus opciones. También habló con asesores externos y miembros amistosos del Congreso que intentaron recordarle su promesa de sacar a Estados Unidos de las interminables guerras en el Medio Oriente y lo instaron a mostrar moderación.
Pero cuando el presidente enfrentó el momento de la decisión, una vez más lo rodearon aquellos asesores cuidadosamente seleccionados que han alentado su postura de línea dura sobre Irán, desde retirarse del acuerdo nuclear hasta imponer una serie de sanciones paralizantes contra el régimen iraní, y quienes ahora estaban presionando para que EE.UU. considerara serias consecuencias en Irán por derribar un avión no tripulado de EE.UU.
Al argumentar a favor de una respuesta militar, Bolton y otros funcionarios le dijeron al presidente que no castigar al régimen por el derribo del dron se consideraría un permiso para que Irán y otros países sigan comportándose mal. En sus conversaciones con Trump, se incrementó el riesgo de que un ataque aumentara las tensiones, pero se caracterizó como un resultado improbable de un paso necesario.
Trump accedió a seguir adelante con los ataques.
Pero entre las 7 p.m. y 8 p.m. del jueves, cuando el personal militar de EE.UU. en la región hizo los preparativos finales para los ataques aéreos, Trump se reunió una vez más con sus asesores y funcionarios militares mientras los minutos se contaban hasta el momento del ataque. Fue la última oportunidad del presidente para objetar la operación y cancelarla.
“Llegaron aproximadamente media hora antes”, dijo Trump acerca de los militares. “Y dijeron: ‘Señor, estamos listos para partir. Nos gustaría una decisión’. Dije: “Quiero saber algo antes de que te vayas. ¿Cuántas personas morirán, en este caso, iraníes?”.
“Dijeron… volvieron y dijeron: ‘Señor, aproximadamente 150’”, recordó Trump en una entrevista con “Meet the Press” de NBC. “Y lo pensé por un segundo y dije: ‘¿Sabes qué? Derribaron un avión no tripulado, un dron, como quieras llamarlo. Y aquí estamos sentados con 150 personas muertas’”.
“No me gustó. No pensé… no pensé que fuera proporcional”, dijo Trump.
La decisión de cancelar la operación minutos antes de que se llevara a cabo golpeó el corazón de las preocupaciones de Trump sobre la escalada del conflicto con Irán en una guerra, una que Trump podría compararla con la guerra en Iraq que ha criticado con frecuencia.
Los asesores dijeron que Trump parecía totalmente cómodo con su decisión el viernes, sin muchas dudas. En cambio, le gustó la impresión de que se había resistido a los consejos de su equipo, que previamente había criticado en privado por aparentar que lo llevaban a la guerra.
Y aunque Trump parecía confiar el viernes en que había tomado la decisión correcta y la estaba describiendo apropiadamente —tuiteó el detalle antes de la entrevista de NBC— la explicación de Trump no explicaba por qué solo se había enterado de cuántas bajas resultarían de los ataques minutos antes de que tuvieran lugar.
Los funcionarios militares suelen proporcionar las estimaciones de las bajas cuando presentan opciones al presidente, y un funcionario de la Casa Blanca dijo que a Trump se le dio un número estimado de muertos mucho antes de que les pidiera a los funcionarios militares la cifra con solo media hora antes de los ataques. No está claro si Trump no escuchó, internalizó o no entendió la cantidad de muertos cuando se le transmitió por primera vez ese mismo día.
Otro funcionario de la administración dijo que si bien Trump había recibido la evaluación de las víctimas al comienzo del día, “tomó la decisión cuando internalizó la gravedad de las víctimas”.
Abby Phillip de CNN, Manu Raju, Kaitlan Collins, Kylie Atwood y Kevin Liptak contribuyeron a este reportaje.