Shanghái (CNN) – Mientras Estados Unidos y gran parte del resto del mundo se confinan por la nueva pandemia de coronavirus, China se está abriendo de nuevo cautelosamente.
Las restricciones de viaje vigentes en la mayor parte del país se están relajando gradualmente, y la próxima semana por primera vez en más de dos meses se les permitirá a las personas salir de Wuhan, donde el virus se detectó a fines del año pasado.
Pero a medida que China parece estar dando vuelta a la página sobre el virus, surgen nuevas preguntas sobre cuánto se puede confiar en los números que se informan y si lo peor del brote realmente ha pasado.
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La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, refutó enojada esa sugerencia el jueves, diciendo que el país “ha estado dando actualizaciones abiertas, transparentes y oportunas al mundo”.
“En cuanto a la seguridad internacional de la salud pública, deberíamos escuchar a la Organización Mundial de la Salud y a los expertos en epidemiología y control de enfermedades en lugar de varios políticos que son mentirosos habituales”, dijo. “De hecho, ayer, un alto funcionario de la OMS refutó las acusaciones injustificadas sobre ‘los datos no transparentes de China’ en una conferencia de prensa en Ginebra”.
Acusó a los funcionarios de Estados Unidos de tratar de “echar la culpa” debido a la “grave situación” que enfrenta el país.
“Es inmoral e inhumano politizar la salud pública, lo que debería ser condenado por todos en Estados Unidos y más allá”, agregó Hua. “Espero que no pierdan más tiempo y se concentren en combatir la pandemia y salvar vidas estadounidenses”.
Sin embargo, no solo Estados Unidos está planteando preguntas. Caixin, una importante publicación comercial china, informó anteriormente que había miles de urnas funerarias más entregadas a Wuhan de las que representaría la cifra oficial de muertes por coronavirus. Sin embargo, los servicios funerarios en la ciudad de 11 millones se detuvieron el 25 de enero, por lo que es posible que las urnas también se usen para aquellos que murieron por una causa distinta al coronavirus.
Y los primeros informes de CNN, dentro de Wuhan en enero, también sugirieron que los números no estaban cuadrando en comparación con las historias de primera línea.
En parte, esta discrepancia puede deberse a algo con lo que muchos países están luchando, una escasez de pruebas.
Dora Jiang, cuya familia está en Wuhan, dijo que le tomó cuatro días a su tío hacerse la prueba.
“Es realmente difícil. Y es realmente emocional para mí”, dijo. “No creo que sea porque realmente quieran controlar los números, pero creo que se trata más de la capacidad”.
Kyle Hui dijo que su madre murió a mediados de enero en Wuhan, pero “nunca tuvo una prueba de ácido nucleico” que podría haber encontrado evidencia del coronavirus.
“Su causa de muerte fue catalogada oficialmente como neumonía grave”, dijo. “Pero durante su tratamiento, el médico dijo que era muy probable que tuviera coronavirus”.
Eso significaba que ella no era un caso confirmado y, por lo tanto, no se cuenta en los números oficiales.
Los funcionarios chinos siempre han refutado cualquier sugerencia de que sus datos no son precisos. También enfatizan fuertemente la tasa de recuperación del país, señalando que de los aproximadamente 82.000 infectados en China, unos 76.000 han sobrevivido a la enfermedad.
Pero su caso no se ha visto favorecido por múltiples cambios en la forma en que se tabulan los números. Justo esta semana, después de cierta presión, los funcionarios de salud comenzaron a divulgar datos sobre “casos asintomáticos”.
Muchas personas infectadas por la enfermedad no necesariamente saben que la tienen, pero aún pueden transmitir el virus a otras personas.
Esto ha llevado a temer una posible segunda ola de infecciones en China, a medida que las personas continúan viajando por el país e intentan volver a trabajar.
La semana pasada las autoridades introdujeron nuevos límites estrictos para los extranjeros que llegan al país, a fin de evitar una segunda ola, pero si los que son escépticos de los números oficiales están en lo cierto, el verdadero peligro ya puede estar en el país.
Sarah Faidell, Isaac Yee, Shanshan Wang y James Griffiths de CNN contribuyeron reportando.