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Washington (CNN) – Sin un orden en particular, aquí hay cuatro protagonistas que usted debe mirar en el debate de Arizona: Ron Paul, Rick Santorum, Mitt Romney y Newt Gingrich.

Los cuatro finalistas no han compartido escenario en casi un mes: desde que Romney ganó en Florida, Nevada y Maine. Desde que Santorum triunfó en Minnesota, Missouri y Colorado. Desde que Paul ganó… Bueno, Paul no ganó en ningún lugar; aunque él me dijo en el programa de CNN “Estado de la Unión” (“State of the Union”, su nombre original en inglés), “Todo depende de cómo se mida el ganador… el resultado final es quién se va a quedar con los delegados… y creemos que lo estamos haciendo bastante bien”.

Otro que no ganó en ningún lugar desde el último debate es Gingrich, quien conserva su línea de argumento. El expresidente de la Cámara prometió hace poco, “he sido el primer finalista en dos ocasiones. Sospecho que voy a ser nuevamente el principal candidato en unas pocas semanas.”
Se puede argumentar que, desde el último debate el 26 de enero, Gingrich se ha apagado y Paul ha alcanzado un techo. Sin embargo, los cuatro candidatos presidenciales republicanos han sufrido de forma conjunta una creciente ansiedad sobre el campo republicano.

La última encuesta de CNN/ORC realizada hace una semana, muestra que un 55% de los republicanos están satisfechos con sus candidatos presidenciales, 11 puntos por debajo desde octubre de 2011.
El debate en Arizona tiene importancia.

Podría ser un oasis para la campaña de Gingrich, aún en deuda, proporcionando una audiencia de millones por el precio de un vuelo de avión y una habitación de hotel. Los debates, son por lo general, la tierra firme de Gingrich, quien tiene un instinto de atacar a la yugular del oponente y una manera de canalizar la ira y la frustración de la derecha republicana. Sus ataques a los medios de comunicación y al presidente Barack Obama han dado sostenidos aplausos y, a veces hasta la ovación de pie de parte de las audiencias de los debates.

Más importante aún, han proporcionado los titulares del día después, que han impulsado la campaña de Gingrich.

Pero la dinámica ahora es diferente. Y a pesar de que Santorum alguna vez necesitó del flaqueo de Gingrich para poder entrar al ruedo, Gingrich necesita que Santorum colapse bajo el peso de las expectativas de un favorito.

No hay mucho margen de error en la parte superior de una pirámide, y el debate de Arizona será la primera vez donde Santorum tendrá la posición central en el escenario; que es donde se paran los protagonistas a recibir los golpes.

Gingrich no es el único que busca empujar a Santorum. Paul viajará a Arizona listo para el ataque y me ofreció lo que podría ser un anticipo de su intención para el debate.
Paul dijo que no cree que Santorum sea el candidato para ganarle a Obama en las elecciones presidenciales en el otoño (boreal). Y lo acusó de “pretender” ser un conservador. Más bien, dice Paul, Santorum ha sido liberal en todas las cosas que ha votado y añadió que tiene un “atroz” récord de votación.

Sin embargo, al igual que los debates más recientes, la angustia es intensa para Romney, el candidato que “a veces” y “casi” estuvo puntero.

Debido a la cantidad de efectivo en caja y a su funcionamiento robusto, Romney sigue siendo según los expertos, el favorito para ganar. Ahora, sin embargo, está en peligro de perder su estado natal de Michigan, que junto con Arizona tendrán su primaria en una semana. En una reunión con el directorio editorial de Grand Rapid Press, Romney dijo que perder en Michigan es algo que “no va a pasar.”

Numéricamente hablando podría perder Michigan y aún así ganar la nominación, pero la idea de fracasar en su estado natal, platearía preguntas incómodas. Si él no se puede conectar con el electorado ahí y ahora, dónde y cuándo lo hará?

Romney sigue siendo un hombre en busca de su propia pasión, o al menos un hombre en busca de una manera de transmitirla.

El miércoles los riesgos son enormes, no sólo porque no ha habido un debate durante un mes de cambios en la carrera por la nominación; sino también porque ya no hay más debates programados antes del Super Martes a principios de marzo, cuando 10 estados celebren caucuses o primarias.
Para Gingrich y Paul; Santorum y Romney, el debate de Arizona puede ser la última oportunidad de dejar otra impresión.