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(CNN) — Es una verdad de la era digital. Cuando una persona emerge a la luz pública, por buenas o malas razones, lo primero que hacen los curiosos es acudir a internet.

Facebook o Twitter. Linkedln o Tumblr. Esperamos que las redes sociales arrojen luz sobre la personalidad de una persona especialmente cuando, como en el caso del sospechoso del tiroteo de Colorado, James Holmes, se busca una explicación de lo inexplicable.

Mientras es descifrado, el joven acusado de la masacre de 12 personas y de herir a decenas más durante una función de cine el viernes, parece no haber dejado ni una huella digital.

Los medios y las autoridades que investigan el tiroteo no han encontrado rastros en línea además de una posible cuenta en Adult Friend Finder, un sitio de encuentros románticos, informó la policía.

Es imposible, claro, sacar conclusiones amplias a partir del hecho de que no compartía cosas en línea. Pero la falta de presencia en línea aparece como una pieza del acertijo ante la gente que busca respuestas.

“Podríamos hacer las mismas preguntas acerca de la ausencia en línea que podríamos hacer para cualquiera que se aísla. ¿Era socialmente aislado en todos los sentidos?”, cuestiona la doctora Pamela Rutledge, directora del Centro de Investigación de Psicología en Medios.

“Sabemos que el aislamiento social puede amplificar las consecuencias negativas del estrés e incrementar el riesgo de desarrollar psicopatologías. Parte de la investigación ha mostrado que el aislamiento social retrasa los efectos positivos de actividades benéficas emocionalmente, como el ejercicio… lo que no sabemos es qué causó que Holmes tuviera tal rompimiento con la realidad.”

Cualesquiera que sean sus razones, la falta de una presencia en línea ubica a Holmes en una minoría entre sus contemporáneos.

Casi 81% de jóvenes entre 18 y 29 años en Estados Unidos usan las redes sociales al menos ocasionalmente, dijo Lee Rainie, director del Centro de Investigación Pew en Internet y el Proyecto de Vida Estadounidense.

Las encuestas muestran que estudiantes como Holmes, quien se graduó en neurociencias en la Universidad de Colorado, muestran una tendencia mayor a usar los sitios.

Pero Rainie asegura que sería un error trazar una línea directa entre su decisión de excluirse en las redes sociales y la mentalidad que lo llevó a la violencia.

“No es la regla para alguien de su edad tener tan limitada presencia, en cualquier forma: sin blogs, sin perfil en un sitio de fotografía y cosas como esa”, dijo Rainie. “Pero también es un error pensar que cualquiera en esta edad vive cada minuto de sus vidas con las redes sociales. Ese no es el caso”.

La encuesta no muestra razones específicas sobre por qué no participar en línea, pero Rainie aseguró que el Centro Pew ha conocido varias razones, desde preocupaciones por la pérdida de tiempo hasta razones de privacidad.

En una encuesta del Centro Pew publicada en noviembre, dos terceras partes de los encuestados (67%) dijeron que permanecer en contacto con amigos era la principal razón para usar las redes sociales, y casi la mitad dio una importancia similar a conectarse con antiguos amigos; solo 3% buscaba una pareja.

“Ciertamente es un elemento interesante de su vida que (Holmes) haya tenido una presencia digital tan limitada”, dijo Rainie. “Pero no es necesariamente el caos en el que esto dice algo sobre la calidad de su mundo social”.

En ataques similares ocurridos en el pasado, la huella digital ha jugado un papel distinto.

Jared Lee Loughner, acusado por el tiroteo de 2011 en Tucson, Arizona, que mató a seis personas e hirió a la congresista Gabrielle Giffords, era un usuario activo en MySpace y YouTube, entre otras redes sociales.

Anders Behring Breivik tenía 32 años cuando mató a 69 personas, la mayoría adolescentes, en un campamento en Noruega, en julio de 2011. Breivik era un bloguero pacífico activo en Facebook, Twitter y otros sitios. Publicó un video en YouTube apenas horas antes de realizar sus ataques.

En contraste, los reporteros que buscaban el perfil de Seung-Hui Cho, el estudiante de 23 años que mató a 32 personas e hirió a 25 más en el Tecnológico de Virginia, casi no dejó rastros en línea.

La falta de una huella digital de Holmes ha fastidiado a un grupo inesperado: la gente que tiene un nombre parecido o que vive en la misma zona que el agresor y sí tiene una presencia en internet.

“Me asombra cuan insensible, descorazonada y simplemente ignorante son algunas personas en este mundo”, escribió en su perfil de Facebook otro James Holmes, un instructor físico que al igual que el sospechoso vive en Aurora. “En las últimas 24 horas he recibido mensajes de odio, insultos racistas y amenazas sexuales. Tengo más de 400 solicitudes de amistad, de las cuales un cuarto son de gente que se burla del asesino real para ganar atención y todo esto fue después de que la identidad del agresor fue revelada”.

James P. Holmes, quien vive en el área de Denver, dejó una nota similar en Facebook.

“No soy el asesino de 24 años de Aurora, son un lector de 22 años de Littleton”, escribió. “Parece que James Holmes es un nombre muy común. Saludos, un tipo diferente llamado James Holmes”.