Por John King
Nota del editor: La campaña presidencial de 2012 es la séptima en la que participa el jefe de nacional de CNN, John King.
CHARLOTTE, Carolina del Norte (CNN) — Se trata de un año muy distinto a 2008, y de un estado de ánimo muy distinto. Mientras los demócratas se reúnen para celebrar su convención, Obama deberá volver a hacer historia, al igual que en 2008, si quiere permanecer en la Casa Blanca.
Hace cuatro años pasó a la Historia al convertirse en el primer afroamericano en ganar la presidencia de Estados Unidos. Hoy, para ganar cuatro años más, se enfrenta a un obstáculo menos glamoroso, pero igual de importante: ningún titular ha sido reelecto cuando las tasas de desempleo han estado tan altas, con un 8,3%. A pesar de que las estadísticas históricas sugieren que la derrota en noviembre es inminente, el presidente llegó a Charlotte con ventaja en la carrera y es probable que le sea más fácil que a su rival republicano obtener los 270 votos del Colegio Electoral que necesita para ganar.
Entre sus ventajas están:
• La titularidad: Desde luego que no todo es favorable, pero el escenario y los poderes que trae consigo la presidencia son en general una ventaja, especialmente en una carrera tan reñida.
• Mayor margen de error: Mitt Romney necesita ganar en Florida, Ohio y en al menos uno de estos estados: Virginia, Carolina del Norte y Wisconsin, para tener una oportunidad tangible de lograr los 270 votos. Por su parte, Obama llega a la convención demócrata con varias formas de reunir los 270 votos que necesita.
• Composición demográfica: Mientras los republicanos sigan en conflicto con los votantes latinos, los demócratas conservarán la ventaja en varios estados clave. Nuevo México, que hasta hace poco era un estado fluctuante, ya no es considerado un objetivo para el partido republicano. Nevada es incierto a pesar de tener la tasa más alta de desempleo de todos los estados y de estar sufriendo una terrible crisis inmobiliaria.
A pesar de todo, los retos son evidentes.
Aunque este año tiene más margen de maniobra para conseguir los 270 votos, Obama no cuenta con la misma ventaja arrolladora que tenía en 2008. El entonces senador ganó en tres estados que no habían votado por los demócratas en las elecciones presidenciales a lo largo de más de una generación: Indiana, Carolina del Norte y Virginia. Su campaña ha reconocido que lo más probable es que Indiana sea para los republicanos este año y que Carolina del Norte y Virginia son inciertos, al igual que Wisconsin, Iowa, Nevada y Colorado, estados en los que el presidente gozaba de un cómodo margen hace cuatro años.
La economía es, desde luego, el motor que impulsa los acontecimientos y los ánimos en 2012. La tasa de desempleo de febrero de 2009, primer mes en el que Obama gobernó, fue de 8.3%. El mes pasado, la tasa de desempleo era del 8,3%.
Para la campaña de Romney, el dato indica que las políticas económicas del presidente han fracasado. El equipo de Obama, en cambio, señala que el índice de desempleo fue de un 10% en octubre de 2009 y argumentan que las políticas del presidente han ayudado, aunque lentamente, a sacar al país de la recesión en la que estaba sumido cuando tomó posesión.
En cualquier caso, los índices de desempleo y otros datos económicos evitan que el presidente argumente que los estadounidenses están mejor hoy que hace cuatro años. Por lo tanto, su prioridad en la convención deberá ser convencer a todos de que su postura es la más conveniente y la más justa para lograr la recuperación sostenida. Su objetivo principal: obtener el apoyo de los demócratas conservadores y los votantes independientes en estados en pugna.
“Lo que más me gusta de ellos es que durante su convención descubrieron que existe la clase media”, se burló el vicepresidente, Joe Biden, refriéndose a los republicanos, mientras esgrimía el argumento de la justicia en un discurso que dio el domingo en Green Bay, Wisconsin. “¿No les parece sorprendente? De repente, empatizaron con la clase media”.
Es clave para su estrategia que Obama aproveche la convención para reactivar la base que lo apoyó en 2008. Durante un evento celebrado el fin de semana en una universidad de Colorado, el presidente instó a la audiencia a votar, reflejando el enfoque práctico de un equipo de campaña que sabe que no pueden confiar en que la dinámica que motivó a los votantes que apoyaron a Obama en 2008 sea la misma.
Ciertamente, Obama sigue disfrutando de una fuerte ventaja entre los afroamericanos, los latinos y los electores más jóvenes. Sin embargo, el que Romney logre avances marginales en esos grupos o si la afluencia a las urnas decae aunque sea un poco, podría hacer la diferencia en varios estados clave. Carolina del Norte, estado en el que se celebrará la convención, será el punto para comparar la posición de Obama en 2008 con la de 2012.
En Charlotte, el factor 2016 también será importante, aunque tal vez no tan evidente como lo fue en Tampa. Joe y Jill Biden participarán en varios eventos en Charlotte; el vicepresidente ocupa un puesto codiciado en la programación de oradores. Biden tiene 69 años, lo que significa que tendrá 73 en la convención de 2016 y no ha descartado postularse a la candidatura presidencial de su partido por tercera vez.
Hillary Clinton no participará en Charlotte; dice que es inapropiado para una secretaria de Estado. A pesar de sus afirmaciones de que abandonará la política una vez que termine el primer gobierno de Obama, Clinton cuenta con el apoyo de varios asistentes a la convención, incluyendo a su esposo, el expresidente Bill Clinton.
Al igual que en Tampa, la atención futura se centrará en los ambiciosos candidatos de la nueva generación, entre los que están el gobernador de Maryland, Martin O’Malley; Deval Patrick, de Massachusetts y el primer miembro de la familia Cuomo en aparecer en la vida política desde hace años: el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo.
Al mirar hacia el futuro que espera a los demócratas, nos topamos con una realidad dolorosa para el partido que se reunirá en Charlotte: el presidente Obama es su líder indiscutible; sin embargo, la presidencia de Obama ha sido una época de profunda decadencia para los demócratas.
Cuando Obama asumió la presidencia, los demócratas ostentaban:
• 56 escaños en el Senado. Ahora tienen 51 (más dos independientes que normalmente se alinean con los demócratas).
• 257 escaños en la Asamblea de Representantes. Ahora cuentan con 190 (adicionalmente hay tres puestos vacantes que antes estaban en manos de los demócratas).
• 29 de las 50 gubernaturas. Actualmente tienen 20.
• 4.073 puestos legislativos estatales. En la actualidad son 3.319.