Por Tom Cohen
WASHINGTON (CNN) — ¿Fue acaso el candidato equivocado, la baja asistencia a las urnas, algunos comentarios torpes, la súpertormenta o la falta de contacto con la cambiante composición demográfica de Estados Unidos?
Los republicanos tratan de explicar qué falló en una elección que resultó peor de lo previsto y muestran a un partido que lucha por definirse ante el cambio continuo en la nación que busca gobernar.
“Debemos dejar pasar un lapso en el que habrá confusión y en el que el Partido Republicano tratará de encontrar su esencia”, señaló Isabel Sawhill, becaria en Estudios Económicos en el Instituto Brookings. “Me parece que en este momento es un partido dividido”.
La conocida división enfrenta a una base conservadora poderosa y estridente, alimentada durante los últimos tres años por el Partido del Té (Tea Party), contra un grupo moderado que alguna vez predominó en el partido y que ahora ha quedado reducida a facción.
Como evidencia de los enfrentamientos tenemos las varias carreras por el Senado de Estados Unidos en las que los virtualmente desconocidos candidatos respaldados por el Partido del Té derrotaron a los veteranos moderados en las primarias republicanas, para luego perder ante los demócratas en la elección general.
Esa dinámica, que se dio en 2010 y nuevamente este año, costó a los republicanos la oportunidad de arrebatar a los demócratas la mayoría en el Senado.
La elección del martes dejó ver el gran reto al que se enfrentan los líderes y estrategas del partido republicano. El voto de los varones blancos, que tradicionalmente es el cimiento electoral del partido, cayó al 72% de la participación, su nivel más bajo de la historia, mientras que el voto latino que se inclina sólidamente por los demócratas logró cifras de dos dígitos por primera vez, 10%, según las encuestas de salida.
Otro problema mayor para los republicanos es que el presidente Barack Obama obtuvo el 55% del voto femenino, que comprende el 53% del total de votos según indicaron las encuestas de salida, mientras que el contendiente republicano, Mitt Romney, obtuvo el 52% del voto masculino.
Eso implica que Obama tuvo más de siete millones de votos de ventaja gracias a las mujeres, y más de 5.5 millones si comparamos la cantidad de votos femeninos que obtuvo el presidente con los votos masculinos que obtuvo Romney. En general, Obama derrotó a Romney por poco más de dos millones de votos.
Los analistas señalaron que para ganar las primarias republicanas, Romney debió asumir posturas conservadoras en temas sociales delicados, como oponerse al matrimonio gay, al aborto y a la vía para legalizar el estatus de muchos jóvenes inmigrantes indocumentados, con lo que alienó a una cantidad significativa de electores estadounidenses.
El exgobernador del estado moderado de Massachusetts trató de regresar al centro ideológico durante el último mes de su campaña, pero persistieron las dudas acerca de la postura de los republicanos en los temas sociales.
“Los latinos estaban desilusionados de Barack Obama, pero les aterra la idea de Mitt Romney”, dijo a CNN Ana Navarro, recaudadora de fondos para el partido republicano.
El estratega republicano, Lenny McAllister, dijo el jueves que el problema era cuestión de sustancia y estilo.
“Creo que cuando se trata de nuestros principios, cuando se trata de la economía, de la educación y de algunas de las cosas que queremos ofrecer al pueblo estadounidense, el partido republicano y nuestros principios conservadores tienen algo que ofrecer a los latinos y a los afroamericanos”, dijo McAllister a CNN.
“Sin embargo, si empiezas a hablar de cercas electrificadas y de supresión de votantes, no ganarás votos en ninguno de esos grupos”, continuó. “Esa es la razón por la que necesitamos líderes que provengan del movimiento conservador y del Partido Republicano que puedan enunciar los valores sin adoptar la postura peligrosa y ofensiva que vimos a lo largo de 2012”.
Al menos al principio, esa idea pareció caer en saco roto entre muchos conservadores. Algunos culparon a la súpertormenta Sandy de la derrota de Romney, ya que trastornó la campaña en la semana previa a la elección al golpear la Costa Este, desde Maryland hasta Connecticut. El exgobernador de Mississippi, Haley Barbour, dijo a CNN que la tormenta y sus consecuencias frenaron el impulso de Romney.
Durante una conferencia de prensa concedida el miércoles, una coalición de conservadores sociales y activistas del Partido del Té dijeron que la campaña de Romney había fracasado en representarlos a nivel nacional.
“Dejaron fuera a los conservadores”, protestó Brent Bozell, presidente del conservador Centro de Investigaciones en Medios. “Habría sido una victoria abrumadora para Romney si hubiera adoptado una postura auténticamente conservadora”.
En una campaña caracterizada por los agudos ataques entre ambos bandos, Bozell culpó a Romney de no ser más agresivo: “Debió haber sido cosa fácil para Romney definir (al presidente), pero no lo hizo, de ahí que Obama ganara”.
Por su parte, Marjorie Dannenfelser, del grupo de defensa en contra del aborto Susan B. Anthony List, criticó a Romney por no haber usado el aborto como tema central de su campaña. Dannenfelser argumentó que reforzar los ataques contra las políticas gubernamentales, como la obligación de las organizaciones religiosas de proporcionar a sus empleados cobertura de servicios de salud que, según ella, incluye drogas que inducen al aborto, hubiera atraído el apoyo de los votantes indecisos.
“Adoptó las posturas correctas”, dijo. “El problemas es que no hizo ver a nivel nacional cuáles eran las verdaderas posturas del presidente”. Dannenfelser dijo que su grupo apoyó a Romney, y agregó: “Asumimos que le daría (al aborto) una relevancia nacional”.
Según las encuestas de salida, el 59% de los votantes cree que el aborto debería ser legal en Estados Unidos, en comparación con el 36% que piensa lo contrario.
Jenny Beth Martin, una de las fundadoras del Partido del Té, adjudicó la derrota electoral a “un candidato débil y moderado, elegido por las élites de Washington y por la facción conformada por los ricos del Partido Republicano”.
Su afirmación provocó la reacción de Steve LaTourette, republicano moderado quien dijo a CNN el jueves: “Hay una frase breve que usamos en Ohio para describir eso: basura”.
LaTourette atribuyó el fracaso electoral de su partido a las posturas de extrema derecha en los temas sociales, y dijo que el partido republicano tiene que “dejar de inmiscuirse en la vida de la gente, dejar de meterse en lo que hacen en privado”.
“Hicimos que (las mujeres) regresaran corriendo con el Partido Demócrata porque creen que estamos locos”, dijo LaTourette sobre de los comentarios acerca de la violación que pronunciaron Richard Mourdock en Indiana y el diputado Todd Akin de Missouri, conservadores ambos que perdieron el martes la carrera al Senado en estados en los que ganó Romney.
Mourdock fue criticado por decir que era la voluntad de Dios que un niño fuera concebido a causa de una violación, mientras que Akin se vio obligado a ofrecer una disculpa y reconocer que había cometido un error al declarar que la violación “legítima” rara vez causa un embarazo.
Otra republicana que termina su mandato, la senadora por Texas Kay Bailey Hutchison, también se refirió al daño que hicieron los comentarios de Mourdock y Akin.
“Teníamos candidatos republicanos de muy alto perfil que dijeron cosas muy estúpidas. Creo que eso en verdad manchó al partido”, dijo Hutchison a CNN el jueves, y agregó: “La gente tiene convicciones, y lo que tenemos que hacer como partido es definir una organización que se concentre en la economía y en la viabilidad a largo plazo de la economía de nuestro país. Cuando la gente empieza a tocar asuntos tan personales y trata de formar un partido basado en eso, es muy difícil”.
Para McAllister, el principal estratega del Partido Republicano, todo se resume a que los republicanos deben mejorar su forma de expresar sus principios básicos.
“No han logrado expresar la ideología republicana sin ser ofensivos”, dijo. “Creo que en adelante verán que algunos líderes serán capaces de hacerlo estupendamente. También verán a otros que tropiecen cuando se traten estos temas”.
Otros republicanos dijeron que el partido debe ampliar su base al permitir mayor acceso a las minorías. “La cuestión es si quieren crear, de forma disciplinada, un itinerario y un programa que incluya a personas que tradicionalmente no son republicanas”, dijo el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich quien fue derrotado por Romney en las primarias de este año.
Hutchison señaló que Texas podría ser un ejemplo para el partido, al señalar que permite que algunos hijos de inmigrantes ilegales asistan a las universidades del estado y que su sucesor en el Senado será Ted Cruz, cuya familia proviene de Cuba.
“Creo que Texas es un ejemplo propositivo de cómo puedes ser muy conservador y hablar de los temas que a los hispanos les interesan”, dijo.
Aunque perdieron la carrera presidencial y no lograron la mayoría en el Senado, los republicanos mantuvieron el control de la Asamblea de Representantes de Estados Unidos, repitiendo la división política que ha prevalecido en Washington durante los últimos dos años.
Algunos republicanos dicen que el estancamiento en el 112 Congreso, que concluye a finales de este año, podría dejar paso a un nuevo sentido de cooperación en la sesión que empieza en enero, motivado más que nada por un instinto de supervivencia político.
“Finalmente, creo que todos empezarán a trabajar juntos, ya que durante los últimos tres periodos hemos visto a todos ser humillados un poco”, dijo MCallister. “En 2008 fueron los republicanos; en 2010, los demócratas. En 2012 tocó el turno al Partido del Té. Así que todos han recibido su dosis de humildad y pueden empezar a trabajar para los estadounidenses y no para sus intereses políticos particulares”.
Sawhill, la becaria de Brookings, dijo que esperaba que los elementos moderados entre los simpatizantes tradicionales de los republicanos —como la comunidad empresarial— presionen a los líderes del partido para que trabajen junto con los demócratas para encontrar soluciones a los problemas apremiantes, como el acuerdo integral para reducir el déficit federal y la deuda.
Haciendo referencia al “desencanto del público sobre la forma en la que Washington está actuando”, dijo en un foro post electoral el miércoles que los republicanos “tienen que esforzarse más y asegurarse de asumir un mayor compromiso en adelante”.
Las señales iniciales eran contradictorias. El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, emitió el miércoles un comunicado ante la prensa en el que expresó su deseo de llegar a un acuerdo con Obama y los demócratas. Sin embargo, Boehner se apegó a la postura de la línea dura republicana sobre el rechazo al aumento de impuestos como parte del paquete que incluye recortes al gasto y reformas al sistema de prestaciones.
“Con el propósito de forjar un acuerdo bipartidista que empiece a solucionar el problema, estamos dispuestos a aceptar ingresos nuevos bajo las condiciones adecuadas”, dijo Boehner, e insistió en que el ingreso adicional debería provenir de “una economía creciente, impulsada por un código fiscal más simple y justo, con menos lagunas y tasas menores para todos” y no del aumento a los impuestos.
Por su parte, el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, representante de Kentucky, dijo que el plan de los demócratas de permitir que venzan las exenciones a los ingresos mayores a 250.000 dólares, implementadas durante el gobierno de Bush, sería rechazado por los republicanos en el Congreso.
“Este es el momento para que el presidente proponga soluciones que tengan la oportunidad de ser aprobadas por la Cámara controlada por los republicanos y un Senado dividido”, dijo McConnell a través de un comunicado.
Su contraparte demócrata en el Senado, el líder de la mayoría, Harry Reid, de Nevada, dijo que los resultados de la elección muestran que el pueblo respalda la postura demócrata característica de la campaña de Obama.
“El pueblo estadounidense nos envió un mensaje con base en la campaña”, dijo Reid en una conferencia de prensa efectuada el miércoles. “La gente que gana tanto dinero tiene que contribuir un poco más”.
Ashley Killough, Peter Hamby, Ted Barrett y Deirdre Walsh, de CNN, colaboraron con este reportaje.