(CNN) — Mientras agentes federales reúnen pruebas contra Edward Snowden, el contratista de la CIA que expuso los controversiales programas de vigilancia electrónica de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), uno de los periodistas que trabajaron con él sostiene que hay más secretos que se revelarán pronto.
“Hay programas de espionaje extremadamente invasivos que el público aún no conoce, en los que la NSA regularmente se involucra en otras capacidades (de espionaje) que están desarrollando”, dijo Glenn Greenwald, columnista para The Guardian, el diario británico que reveló la historia con base en documentos secretos de la NSA.
“Estamos trabajando justo en este momento en historias que creemos que son muy valiosas para el público para saber que de ninguna manera afectan la seguridad nacional, pero que arrojan luz sobre esta extremadamente reservada pero crítica agencia”, dijo este lunes a Christiane Amanpour de CNN.
Greenwald recibió los documentos de Edward Snowden, un empleado de 29 años del consultor computacional Booz Allen Hamilton, contratista para la agencia de inteligencia electrónica estadounidense.
Snowden dijo a The Guardian que dejó atrás a su familia y su trabajo en Hawaii para revelar la colección de datos telefónicos y de internet recolectados por la NSA, la cual describió como “una amenaza existencial a la democracia”.
Añadió que espera ser procesado por la filtración. Un agente de justicia federal dijo este lunes que agentes del FBI ya iniciaron una investigación, buscando en su hogar y en las computadoras de Snowden; además de entrevistas con su novia, familiares, amigos y extrabajadores.
Hasta el momento se desconoce el paradero exacto del responsable de las fugas. Snowden registró el lunes su salida de un hotel de Hong Kong donde había permanecido, pero continúa en el territorio semiautónomo chino, según dijo uno de los periodistas de The Guardian que trabajó con él, Ewen McAskill.
Las revelaciones han iniciado un debate sobre los registros del gobierno sobre llamadas domésticas y la actividad en internet, en medio de la búsqueda global de terroristas y criminales.
Defensores de las libertades civiles afirman que las medidas son una intrusión inaceptable a la privacidad de los ciudadanos. Pero quienes defienden los programas afirman que son legales y que tienen evidencia que sostiene su utilidad para meter a terroristas a prisión, aunque muchos de los detalles permanecen clasificados.