Por Catherine E. Shoichet
(CNN) — Estudiantes que protestan llenan las calles. La violencia aumenta. Emerge una nube de gas lacrimógeno.
Los líderes de la oposición y funcionarios del gobierno se culpan unos a otros por los disturbios, y ninguno de los dos lados muestra señales de retroceder.
Sin importar a quién le creas, está claro que la situación es tensa en Venezuela.
Las manifestaciones antigubernamentales son la más grande amenaza que el presidente Nicolás Maduro ha enfrentado desde su elección en 2013. Y tanto dentro como fuera de los límites del país sudamericano, hay una importante pregunta que muchos se están haciendo: ¿podría ser éste el comienzo del fin del gobierno socialista de Venezuela?
La situación no se ve nada bien. La inflación alcanzó el 56% el año pasado, el país registra una alta tasa de delincuencia, la escasez de productos ha dejado los estantes de los comercios vacíos.
Pero las próximas elecciones no se realizarán sino hasta dentro de varios años, y los expertos opinan que probablemente es demasiado pronto como para comenzar a proclamar el fin de la revolución de Hugo Chávez.
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Son varios los escenarios que se podrían desarrollar en los próximos días, dependiendo de los pasos que las autoridades y manifestantes den. Y con tantos factores en juego, es difícil adivinar qué pasará.
“Cualquier cosa puede pasar ahora”, opinó Javier Corrales, un profesor de ciencias políticas en la Universidad de Amherst. “Esta es una verdadera crisis sin importar de dónde la veas. El gobierno tiene maneras de sobrevivir, pero al mismo tiempo, puede perder la batalla”.
Estos son algunos posibles puntos de inflexión ante los que debemos estar atentos:
Las medidas enérgicas del gobierno sobre los manifestantes
Leopoldo López, el político de la oposición acusado por el gobierno de incitar a la violencia y dirigir las recientes protestas, está tras las rejas, mientras enfrenta cargos de incendio provocado y conspiración.
Maduro ha jurado tomar medidas enérgicas en contra de otros líderes de la oposición, calificándolos de fascistas y comparándolos con una enfermedad que debe ser tratada.
Ha defendido ese enfoque en transmisiones por televisión nacional, acusando a los manifestantes de violencia, vandalismo y conspirar a favor de un golpe de estado silencioso.
“¿Capturar a estas personas es represión o es justicia?”, expresó Maduro luego de mostrar videos durante una transmisión nacional, los cuales -aseguró- eran de ataques por parte de la oposición a edificios gubernamentales.
Cualquier incremento de represión podría implicar un gran costo para el gobierno, ya que posiblemente pondría a partidarios en casa y en el extranjero en su contra, dijo David Smilde, analista principal en la Oficina de Washington para Latinoamérica.
“En contraste con el grave problema de Venezuela respecto a la delincuencia en la calle, por la cual el gobierno tradicionalmente no paga un precio político, por este tipo de represión sí lo hará”, escribió Smilde en un análisis de la situación esta semana. “En el mejor de los casos, revela un gobierno que no puede controlar sus armas. En el peor de los casos, revela un gobierno que es tan violento como sus opositores han afirmado desde hace mucho tiempo”.
Por otro lado, el gobierno podría distender la situación.
“Si el gobierno responde de cierta manera y maneja la situación al mitigar parte de la aflicción e intentar no tomar más medidas drásticas, y al mostrar un poco de flexibilidad y predisposición a participar en algún tipo de diálogo y moderación, entonces pienso que eso podría facilitar este período”, dijo Michael Shifter, presidente de la organización de investigación Inter-American Dialogue.
Apoyo de los chavistas
Los analistas señalan una razón principal cuando dicen que el gobierno socialista de Venezuela no está cerca del colapso: muchas personas en el país aún respaldan al presidente.
“Maduro tiene mucho apoyo”, dijo George Ciccariello-Maher, profesor auxiliar de ciencias políticas en la Universidad de Drexel. “Él no es Chávez, pero lo consideran un representante relativamente fiel de los ideales que Chávez defendía”.
La piedra angular de la presidencia de Chávez era la Revolución Bolivariana, su ambicioso plan para convertir a Venezuela en un estado socialista. Las misiones sociales, cuyo objetivo era erradicar el analfabetismo, distribuir alimentos y prestar servicios de atención de salud surgieron en todo el país.
Chávez fue elegido y reelegido en gran parte gracias al apoyo de los pobres del país, quienes se habían sentido marginados por gobiernos anteriores. Él sacó provecho de sus necesidades y frustraciones, a menudo a través de confrontaciones con la élite de Venezuela.
Maduro, a quien Chávez designó como su sucesor antes de morir, ha tomado un rumbo similar. Su estrecha victoria electoral el año pasado fue más reñida de lo que los partidarios habían esperado, pero aun así ganó.
Multitudes de los dedicados seguidores de Maduro todavía se llaman a sí mismos chavistas en devoción al expresidente. A pesar de que Maduro no es en lo absoluto tan carismático como Chávez, para muchos, sigue siendo mejor que la alternativa, dijo Shifter.
“Ellos perciben que hay partes de la oposición que quieren volver a la Venezuela antes de Chávez, la cual básicamente ignoraba las preocupaciones de los pobres”, dijo Shifter. “Ellos no quieren perder lo que creen que han ganado”.
Un desafío clave para la oposición es afectar el apoyo de los chavistas hacia el gobierno. Si logran ganarse a los partidarios de Chávez, podrían inclinar la balanza.
Ciccariello-Maher, quien escribió el libro We Created Chavez: A People´s History of the Venezuelan Revolution, sostiene que eso no es probable. La revolución, dice, va mucho más allá de Chávez o Maduro.
“El gobierno chavista ha estado en el poder durante más de 14 años y ha ganado un mayor número de elecciones que ningún otro gobierno esencialmente sobre la tierra, porque ellos movilizaron a los pobres y tienen una fuerte base de apoyo entre los pobres, y también entre una buena parte de la clase media”, dijo Ciccariello-Maher.
“Esta base de apoyo no se irá a ninguna parte, y no se va a desintegrar porque un número relativamente pequeño de estudiantes está protestando en áreas relativamente de clase media en el país”.
Sigue al dinero
Durante meses, una significativa escasez de productos ha dejado las estanterías de las tiendas vacías.
El gobierno acusa a los distribuidores de estar detrás de la escasez como parte de una “guerra económica” para alimentar el descontento. La oposición dice que ese es uno de los muchos ejemplos que demuestran que el gobierno ha llevado mal las finanzas del país.
Mientras la plataforma populista de compartir la enorme riqueza petrolera de Venezuela con los pobres y a quienes se les ha privado del derecho al voto ha ayudado a reducir la pobreza, los críticos han advertido que las políticas económicas con defectos -como los controles de divisas y la expropiación de compañías privadas- ponen al país en un recorrido hacia la ruina financiera.
A pesar de los esfuerzos del gobierno por detener la inflación con controles de precios, analistas han dicho que el panorama económico se ve sombrío.
No es ninguna coincidencia de que la situación se haya tornado tan tensa mientras Venezuela enfrenta serios problemas económicos, dicen los expertos.
“Éste ha sido en cierta medida un fenómeno cíclico de protestas en Venezuela”, dijo Shifter. “Pero creo que nos encontramos en un distinto punto en la evolución de una situación, un punto donde la situación económica es lo que está impulsando los sucesos… más que cualquier otra cosa, solo la desesperación económica para muchas personas, la escasez y el aumento en la inflación”.
Y si esos problemas aumentan, no será bueno para el gobierno.
“Si Venezuela experimenta un serio debacle económico, el movimiento de la oposición podría crecer, a pesar de no hacer ningún esfuerzo por ir más allá de su base tradicional”, dijo Smilde.
Poder militar
Ahora mismo, analistas dicen que el ejército parece estar de lleno detrás de Maduro. Ese no fue el caso en 2002, cuando Chávez fue destituido brevemente luego de un golpe de Estado militar.
“El Ejército es mucho más chavista de lo que era en 2002”, dijo Ciccariello-Maher. Pero podría llegar el momento, dijo Corrales, en el que las lealtades del ejército sean desafiadas”.
“Si les piden ser represivos”, dijo, “enfrentarán una difícil decisión de si cumplen o no”.
¿Quién está protestando?
Las recientes protestas han puesto de manifiesto un creciente descontento con el gobierno de Venezuela, pero también ha evidenciado divisiones dentro de la oposición; un grupo discrepante de partidos que se unieron en un intento por derrotar a Chávez en las urnas y ahora esperan que el gobierno de Maduro colapse.
Henrique Capriles Radonski, un principal político de la oposición que perdió su candidatura a la presidencia el año pasado, ha estado tratando de tomar un enfoque más moderado y formar una base de apoyo más amplia.
Pero López y otros líderes de la oposición han presionado por salir a protestar a las calles.
La pregunta inminente es si la Mesa Redonda de Unidad Democrática, la cual incluye partidos con un amplio rango de ideologías en sus filas, puede permanecer unida en busca de un objetivo político en común.
“Detrás de escenas, la oposición también enfrenta problemas”, dijo Ciccariello-Maher.
Si más miembros militantes de la oposición intentan un golpe de Estado, comentó, eso solo afectará la próxima vez que los venezolanos se dirijan a las urnas.
Smilde indicó que ha visto qué tanto los apasionados discursos de López le han infundido entusiasmo a las multitudes.
“Este movimiento está energizando a la base de la oposición en una manera en la que no lo han hecho en ocho años”, dijo Smilde. “Sin embargo, parece haber muy poco esfuerzo por alcanzar a los disgustados chavistas, o por ampliar el mensaje hacia asuntos de igualdad y reducción de la pobreza que podrían movilizar una coalición mayor”.
El mayor reto que la oposición enfrenta podría ser mantener el impulso que han iniciado.
“Es muy difícil mantener las protestas. Ha habido otras épocas donde ha habido protestas en Venezuela, pero vienen y van”, dijo Shifter. “Si ésta pasa y se debilita, entonces creo que la figura de López podría desvanecerse, y todo este episodio podría llegar a su fin”.
Mariano Castillo de CNN contribuyó con este reportaje