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Por Rene Marsh y Steve Almasy

(CNN) — Cuando los pasajeros abordaron el vuelo 17 de Malysia Airlines la semana pasada, no podían haber sabido que estaban a punto de volar sobre un campo de batalla.

Sin embargo, unas horas más tarde, a 33.000 pies (unos 10 kilómetros) sobre el este de Ucrania, un misil puso fin a la vida de 298 civiles inocentes.

Ese no fue el único vuelo que pasó por esa área ese día ni fue el único que voló sobre una zona de conflicto.

Tras el derribo del MH17, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) instruyó a las aerolíneas estadounidenses para que no volaran en esa región.

Luego de que un misil que se lanzó desde Gaza cayera a poco menos de dos kilómetros del aeropuerto Ben Gurion en Tel Aviv, la agencia suspendió los vuelos de Estados Unidos a Israel durante 24 horas.

En otras regiones (incluidas aquellas en las que hay violencia), la FAA restringe la capacidad de movimiento de los aviones estadounidenses. En el espacio aéreo iraquí, las aerolíneas estadounidenses pueden volar siempre y cuando lo hagan a más de 20.000 pies (unos seis kilómetros). Así quedan fuera del alcance de la mayoría de los misiles, aunque como se demostró con el MH17, no de todos. Hay advertencias activas para otras ocho zonas, incluidos Siria y Afganistán. Entre las amenazas están misiles y fuego de armas pequeñas, pero los aviones comerciales pueden volar allí si lo desean.

En resumidas cuentas, las aerolíneas deciden si se apegan a las regulaciones del gobierno, que en efecto establecen requisitos mínimos, o si proceden con más cautela.

“Las regulaciones gubernamentales son el punto de partida. El gobierno dice: ‘no puedes operar a menos que hagas esto’”, dijo Mary Schiavo, analista de aviación de CNN y exinspectora general del Departamento de Transporte de Estados Unidos. “Puedes ir más allá. Tu aerolínea puede ser más segura, tú puedes tener más cautela”.

En tierra, en Iraq, el bien financiado grupo terrorista, ISIS, está luchando contra las tropas del gobierno mientras que cientos de vuelos surcan los cielos.

Todos los días, el vuelo 7 de Delta Airlines viaja de Dubái a Atlanta y pasa sobre Iraq.

Hay otros vuelos relacionados con Estados Unidos que viajan sobre zonas de batalla.

El vuelo 82 de United pasa todos los días sobre Afganistán en su viaje de Newark, Nueva Jersey, a Nueva Delhi, India.

Sería difícil volver a trazar la ruta de estos vuelos sin aumentar su duración.

“Las aerolíneas siempre han tenido que tomar decisiones respecto las ciudades en las que es seguro operar”, dijo Tony Tyler, director ejecutivo de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés).

La ruta del vuelo MH17 —de Ámsterdam, Holanda, a Kuala Lumpur, Malasia— habría sido de más de 9.600 kilómetros. Más de 800 aviones habían volado en ese corredor en la semana anterior a que lo derribaran.

“Seguimos esa ruta de vuelo de forma adecuada”, dijo Hugh Dunlavey, director comercial de Malaysia Airlines. “El servicio de control de tráfico aéreo de Europa lo aceptó. Al igual que muchas otras aerolíneas que habían volado en esa ruta durante muchas, muchas semanas, creíamos que era seguro hacerlo ya que cientos de aerolíneas pasan por esa ruta todos los días”.

Luego de que derribaran al MH17 en el este de Ucrania, esa región se sumó a Crimea, Corea del Norte, el norte de Etiopía, Libia y Somalia en la lista de zonas restringidas a las aeronaves estadounidenses.

Los pilotos tienen algo que aportar a la ruta.

“Tenemos un proceso de colaboración en la decisión con el despachador, dijo Les Abend, piloto de Boeing 777 y analista de aviación de CNN. “Yo como piloto al mando, como capitán de la aeronave, y el despachador (son quienes se encargan de planear el vuelo). El despachador tiene mucha información; yo no puedo tenerla toda. La recibimos en un NOTAM (Notice to Airman, aviso a los aviadores de parte de la FAA). Así que esta información, ya sean datos de inteligencia relativa al espacio aéreo, sobre el clima, todo es parte de ese proceso. Si vemos algo y pensamos: ‘oye, eso no me gusta’, hacemos una llamada telefónica. La mayor parte del tiempo recibimos esto electrónicamente”.

En el caso del MH17, la altitud mínima requerida (que las autoridades ucranianas impusieron) era de 32.000 pies (unos diez kilómetros). Se suponía que era seguro.

“La información sobre las amenazas es tan eficaz como la información de inteligencia que proporciona el servicio de control de tráfico aéreo y los gobiernos con los que colabora”, señaló Abend en un editorial en el que señala que Malaysia Airlines no tiene la culpa de que el vuelo 17 volara en esa ruta.