'Khadija' salió de Siria para refugiarse en Turquía donde busca iniciar una nueva vida

Por Arwa Damon y Gul Tuysuz

URFA, Turquía (CNN) — La pequeña mujer de 25 años abre tímidamente la puerta de la habitación de hotel en la que acordamos reunirnos. Tiene el rostro cubierto, pero su lenguaje corporal revela que está nerviosa.

Se levanta lentamente el nicab y deja ver su joven rostro en forma de corazón. Sus enormes ojos castaños estaban llenos de culpa y agitación.

Se hace llamar Khadija. No es su nombre real porque es una mujer marcada. Fue miembro de una temible brigada femenil de ISIS y desertó hace poco, desilusionada por la crueldad del grupo.

En esta entrevista con CNN cuenta por primera vez a alguien su historia.

‘Hui hacia algo mucho peor’

Khadija creció en Siria y su familia se aseguró de educarla. Se graduó de la universidad y empezó a dar clases en una primaria. Khadija dice que su familia y su crianza eran “no demasiado conservadoras”.

Cuando empezó el levantamiento sirio, hace más de tres años y medio,Khadija se unió a las masas que emprendieron protestas pacíficas contra el gobierno del presidente Bachar al Asad.

“Salíamos a manifestarnos. Los servicios de seguridad nos perseguían. Escribíamos en las paredes, nos poníamos ropa distinta”, cuenta. “Esos días fueron geniales”.

Pero cuando el levantamiento se hundió en el caos y la violencia, ella empezó a desviarse, a perder su humanidad.

“Todo a nuestro alrededor era caos”, dijo dificultosamente. “El Ejército Libre de Siria, el régimen, las bombas de barril, los ataques, los heridos, las clínicas, la sangre… deseabas arrancarte de eso, encontrar algo hacia dónde huir. Mi problema fue que hui hacia algo mucho peor”.

Inducción gradual

Khadija se vio atraída por la elocuencia de un tunecino al que conoció en internet. Cautivada por sus modales, empezó a confiar en él y con el tiempo la atrajo hacia el Estado Islámico, cuenta. Él le aseguró que el grupo no era lo que la gente pensaba, que no era una organización terrorista.

“Él decía: ‘Vamos a implementar correctamente el islam. En este momento estamos en estado de guerra, una fase en la que necesitamos controlar el país, así que tenemos que ser agresivos’”.

Él le dijo que iría a la ciudad siria de Raqqa y que incluso podrían casarse.

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“Me puse en contacto con mi prima y ella me dijo: ‘Puedes unirte a nosotras en la brigada Khansa’a’. Ella vivía en Raqqa con su esposo, que pertenecía al Estado Islámico”, cuenta Khadija. Esta brigada es la temible policía femenil de ISIS.

Khadija convenció a su familia de mudarse a Raqqa: les dijo que sería más fácil inscribir a sus hermanos menores en la escuela y que tendrían el apoyo de sus familiares.

Como su prima le abrió las puertas, la recibieron en la temible brigada Khansa’a.

La brigada femenil

La brigada Khansa’a se compone de entre 25 y 30 mujeres cuya su misión es patrullar las calles de Raqqa para asegurarse de que las mujeres sigan el código de vestimenta adecuado que implementó el Estado Islámico.

Están prohibidas las abayas con cuentas o ligeramente ajustadas. Las mujeres no tienen permitido mostrar los ojos.

Aquellas que violan la ley reciben azotes.

Umm Hamza azotaba a las mujeres que rompían las reglas de ISIS. Cuando Khadija vio a Umm Hamza por primera vez, estaba aterrada.

“No es una mujer normal. Es enorme, tiene un (rifle) AK, una pistola, un látigo, una daga y usa un nicab”, cuenta Khadija.

La comandante de brigada, Umm Rayan, notó que Khadija tenía miedo; “se me acercó y dijo una frase que no olvidaré. Dijo: ‘Somos duras con las infieles, pero misericordiosas entre nosotras’”.

A Khadija la entrenaron para limpiar, desarmar y disparar un arma. Le pagaban 200 dólares (unos 2,600 pesos) al mes y recibía raciones de alimentos.

Su familia sintió que Khadija se les estaba escapando, pero no podían hacer nada para evitarlo. Su madre trató de advertirle.

“Siempre me decía: ‘Despierta, cuídate. Estás caminando, pero no sabes a dónde vas’”.

Dudas

Al principio, Khadija no hizo caso de las advertencias de su madre ya que estaba hipnotizada por la sensación de poder. Sin embargo, poco a poco empezó a cuestionar los principios del Estado Islámico.

“Al principio estaba feliz con mi trabajo. Sentía que tenía autoridad en las calles. Pero entonces empezó a darme miedo, miedo de mi situación. Incluso empecé a tener miedo de mí misma”.

Empezó a pensar: “Yo no soy así. Tengo un título en Pedagogía. No debería ser así. ¿Qué me pasó? ¿Qué pasó en mi mente que me trajo hasta aquí?”.

La imagen que tenía de ISIS empezó a derrumbarse.

En su mente estaba grabada una imagen que vio en internet de un adolescente de 16 años al que crucificaron por violación. Ella se cuestionó su pertenencia a un grupo capaz de tal violencia.

“Lo peor que vi fue cuando le cortaron la cabeza a un hombre justo frente a mí”, cuenta.

La violencia contra las mujeres

Ella fue testigo de la violencia que ISIS destinaba exclusivamente a las mujeres. La brigada compartía su cuartel general con un hombre que se especializaba en conseguir esposas para los combatientes de ISIS.

“Era de las peores personas”, cuenta acerca del hombre cuya misión era casar a los combatientes locales y extranjeros.

“Los combatientes extranjeros son muy crueles con las mujeres, incluso con sus esposas”, dijo. “Había casos en los que había que llevar a la esposa a la sala de emergencias a causa de la violencia, la violencia sexual”.

Khadija vio un futuro que no quería para sí.

Su comandante la presionaba para que se casara, así que Khadija decidió que necesitaba abandonar la brigada. “Fue en este punto que decidí que había sido suficiente, después de todo lo que ya había visto y de todas las veces que haba callado y me había dicho ‘estamos en guerra, después todo se corregirá’”.

“Pero después de esto decidí que no, que tenía que irme”.

Khadija se fue unos días antes de los ataques aéreos de la coalición, pero su familia sigue en Siria. Ella pasó ilegalmente a Turquía.

La vida después de ISIS

Khadija aún usa un nicab, no solo para ocultar su identidad, sino porque está tratando de adaptarse a la vida fuera del Estado Islámico.

Está arrepentida de haberse sumergido en el islam radical y teme pasar por otro cambio repentino.

“Tiene que ser gradual para no convertirme en otra persona. Temo convertirme en otra persona. Alguien que cambie radicalmente de dirección como reacción, alguien que rechace la religión completamente luego de haber estado tan inmersa en la religión”, explica.

Al final de nuestra entrevista, al hablar de la forma en la que ISIS logró afianzarse en algunas partes de la sociedad siria, tocó un tema personal.

“¿Cómo les permitimos entrar? ¿Cómo les permitimos gobernarnos? Hay una debilidad en nosotros”.

Khadija habló con nosotros porque dijo que quería que la gente, particularmente las mujeres, sepan la verdad sobre ISIS.

“No quiero que engañen a nadie más. Hay demasiadas chicas que creen que están en el islam correcto”, dijo.

Quiere desesperadamente ser la chica que era antes de caer bajo el hechizo de ISIS: “Una chica alegre, que ama la vida y que ama reír… que ama viajar, dibujar, caminar por la calle con sus audífonos puestos, escuchando música sin que le importe lo que piensen los demás”, dijo.

“Quiero ser así otra vez”.