Por Tracy You
(CNNTravel) — Si caminas por la bulliciosa plaza Potsdamer en Berlín, a lo largo de la Stresemannstrasse, probablemente ni siquiera notarás una de las reliquias más amenazadoras de la Guerra Fría que se alza a unos metros de distancia.
Perdido detrás del lindo velo de arces, insignificante junto a los modernos bloques de edificios, se alza como un centinela sombrío… es el último vestigio de las torres de vigilancia estilo BT-6 del Muro de Berlín.
Fotos: 25 años de la caída del Muro
Hasta el 9 de noviembre de 1989, cuando el Muro cayó, se podía ver constantemente a un par de soldados armados de Alemania Oriental en la torre de tres pisos de alto que se encontraba a unos cuantos pasos del Muro de Berlín.
La torre de vigilancia BT-6 es la última estructura de su tipo que queda en pie (es la clase de torre más antigua que queda a lo largo del Muro) y recientemente se restauró para permitir que el público la visite.
Cuando el Muro de Berlín cayó, había unas 200 torres BT-6 y 302 en total a lo largo del Muro. Estaban ubicadas a 250 o 300 metros unas de otras, distancia que equivalía al alcance de un rifle de asalto AK-47.
Al igual que el Muro de Berlín en sí, se destruyeron la mayoría de las torres tras la reunificación.
¿Por qué salvar una torre?
La torre, situada en la calle Erna-Berger, sobrevive gracias a los esfuerzos de un benefactor apasionado e inesperado.
“Quiero que esta torre sea un recordatorio visible de las (décadas de) división trágica de Alemania”, dijo Jörg Moser-Metius, director de la Berlin Wall Expo, una iniciativa privada que conserva y opera el sitio.
Moser-Metius ha vivido en Berlín desde 1974 y fue testigo de la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989.
“Los muros no son soluciones políticas, ni en la península de Corea, ni en Israel ni en ninguna otra parte; toda dictadura terminará algún día y tendrá consecuencias para sus líderes”, dice Moser-Metius, quien explica cuál es el mensaje que espera transmitir a la gente que visita la torre.
Moser-Metius es aficionado a la historia y notó la torre por primera vez hace unos 10 años. En ese entonces estaba totalmente rodeada de árboles y habían dejado que se deteriorara.
“Investigué quién era el dueño, que resultó ser el Ayuntamiento de Berlín; les propuse una breve idea para renovarla y conservarla y firmé un contrato con la obligación de reconstruirla en el plazo de un año”, cuenta Moser-Metius.
Llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de Berlín en 2012, terminó la restauración y abrió la torre al público a mediados de 2014. Dice que la torre recibe actualmente a unos 350 visitantes al día en promedio.
Se desconoce la fecha exacta en la que se construyó la torre, pero Moser-Metius dice que el gobierno de Alemania Oriental empezó a construir las torres BT-6 en 1966 con el fin de llevar a cabo una vigilancia panorámica.
De acuerdo con Moser-Metius, aún quedan intactas al menos otras tres torres de vigilancia del Muro que se construyeron después de 1972.
Moser-Metius financió la restauración de la torre BT-6 con su propio dinero. Prefiere no revelar el costo del proyecto y dice que es su “secretito”, pero sabe que el proceso recibió en parte la ayuda de las asociaciones de artesanos locales y los sindicatos de obreros, quienes enviaron aprendices para hacer el trabajo de restauración bajo la supervisión de expertos.
Cada día, entre las dos y las seis de la tarde (salvo los días lluviosos), Moser-Metius o alguno de sus colegas espera de pie en la puerta de la atalaya para mostrar fotografías antiguas y contar historias sobre el Muro de Berlín.
En una foto que se tomó alrededor de la Navidad de 2001 se puede ver la torre en decadencia (con un árbol de Navidad alegremente iluminado en el techo), rodeada por los rascacielos de cristal en la plaza Potsdamer.
La torre es solo el principio
Los visitantes suben dos tramos de escaleras con pequeños peldaños de hierro conectados a un descanso en forma de semicírculo con el fin de llegar al mirador octagonal de apenas cuatro metros cuadrados.
Aquí, dos soldados de Alemania Oriental montaban guardia espalda con espalda en tres turnos; uno mira hacia el lado oriental “amistoso” y el otro hacia el occidente “enemigo”.
Los visitantes pueden levantar las pesadas persianas de metal que cubren las ventanas panorámicas desde las que los soldados disparaban a los alemanes del este que trataban de acercarse al Muro.
La inauguración de la torre es solo el principio del plan de Moser-Metius por contar la historia de Berlín.
Moser-Metius mencionó sus planes de abrir junto a la torre un parque temático que espera que contenga una reconstrucción de 360 grados en 3D del Muro de Berlín en su tramo entre la plaza Potsdamer y la Puerta de Brandenburgo.
Moser-Metius está recaudando los fondos para el parque.
“Espero que la torre sirva de ancla notoria de un parque dedicado a este tramo en particular del Corredor de la muerte que alguna vez dividió a mi ciudad y a mi país”, dice.
Señala que la torre se sitúa cerca del antiguo punto de revisión Charlie en la Friedrichstrasse, de la Puerta de Brandenburgo y el Monumento al Holocausto de la calle Cora-Berliner. En conjunto, las atracciones podrían formar una “ruta histórica” de Berlín para los turistas, dice.
Atalaya BT-6, Erna-Berger-Strasse, Berlin Mitte; abierta todos los días, de 14 a 18 horas (salvo en días lluviosos); entrada: €3.50 (unos 60 pesos)