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Por Donaldo Barros, especial para CNN

Nota del Editor: Donaldo Barros es agente FIFA, comunicador social, fotógrafo y conferencista. En 2010, Barros participó en el primer TED talks en Venezuela,TEDxTepuy, auspiciado por www.TED.com. Barros también es bicampeón nacional de dominio de balón (fútbol estilo libre) en Venezuela. Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Donaldo Barros.

(CNN Español) – ¡Síííííííííííííí!

En los últimos tiempos la gala del Ballon d’Or se ha convertido en una celebración sin muchas sorpresas. Siempre son tres los finalistas para optar al máximo galardón que puede recibir un futbolista, pero son dos los que se llevan las miradas del mundo entero; el tercero pasa a ser un acompañante de lujo.

Este año el premio se lo llevó un jugador que genera sentimientos imposibles de conjugar: el odio y el amor. Nadie en el planeta puede negar que Cristiano Ronaldo es una máquina humana; un futbolista con alcances extraordinarios y con capacidades descomunales. Muchos lo odian por su actitud, pero aman su estilo de juego; muchos lo odian por su estilo de juego, pero lo aman por su actitud.

Sus logros solo podían concluir con el Balón de Oro en las manos. Sus números fueron dignos de un “número uno” —ganó la Champions League y el Mundial de Clubes con el Real Madrid y marcó 31 goles en 30 partidos de la Liga de España y 17 tantos en Champions— , así que las discusiones pueden ser protagonistas solo en las mesas de los fanáticos.

¡Síííííí!, gritó Cristiano al recibir el galardón. Un grito que ya estaba diseñado en sus intenciones. Él sabía que había ganado, y sabía todavía más qué diría y cómo lo celebraría. Hoy su cara fue distinta a la del año pasado; hoy su cara mantenía el color de la tranquilidad y aprovechó para celebrar el premio como celebra sus goles en la cancha.

Un segundo lugar para quien muchos consideran el mejor jugador del mundo, con o sin premios. La magia de Leo Messi se basa en el talento; en el trabajo conjugado con el talento; nadie sabe cómo hace las cosas que hace. Messi es un inexplicable.

Sin embargo, Messi también sabía que no había ganado. Sus caras hablaban y el mundo del fútbol las leía esperando que se abriera el sobre cuyo contenido todos conocían.

Un tercer lugar que no es protagonista; un tercer lugar que pareciera haber ido porque tenía que ir. Para mí, con una atención injusta, tanto de los medios, como del amante del deporte. Manuel Neuer es un arquero que rompe los moldes de una manera mayúscula, demostrando una inteligencia emocional debajo de los tres palos al alcance de pocos. Sabe con las manos y sabe con los pies, y aunque quedó campeón del mundo, todos sabían que no ganaría, aunque terminó cerca de Messi en la votación.

Al final ganó Cristiano, quien dijo que quiere ser el jugador con más balones de oro en la historia, y aunque soy más amante de la magia de los jugadores como Messi, el trabajo que ejecuta CR7 es de esos que solo puede tener una consecuencia positiva y exitosa; es el vivo ejemplo que con trabajo puedes optimizar hasta el detalle más pequeño para hacerlo inmenso; es la prueba de que los sueños son para ser perseguidos con una preparación responsable.

¡Sííííííííí!, gritó CR7 desde hace rato, solo que hoy pudo dejar salir su grito de victoria.

Sobre el premio al mejor gol: James Rodríguez no tiene competencia ni discusión. Colombia y el mundo lo saben.