WASHINGTON (CNN) – Funcionarios de Seguridad Nacional de Estados Unidos buscan abordar las vulnerabilidades de seguridad de la aviación que representan más de 900.000 personas, cuyo trabajo en gran medida les permite tener acceso libre tras bastidores en los aeropuertos de la nación.
Si se prueba que el incidente de un avión ruso en el Sinaí de Egipto es el resultado de una bomba plantada por alguien con acceso al avión, las medidas para abordar la llamada amenaza interna a la seguridad podrían requerir una mayor urgencia.
Algunos funcionarios estadounidenses de seguridad nacional, quienes citan datos de inteligencia, dicen que hay una creciente probabilidad de que una bomba fue la que provocó la caída del avión, y que es probable que los atacantes aprovecharan las brechas de seguridad en el Aeropuerto Internacional de Sharm el-Sheij para llevar el dispositivo a escondidas, aunque aún no se han descartado otras causas. Los investigadores dicen que no se han recuperado pruebas físicas para corroborar las sospechas de un atentado y que no se han descartado otras posibles causas.
Aunque Estados Unidos ha gastado miles de millones de dólares reforzando el control de pasajeros con escáneres y verificación de antecedentes, a algunos altos funcionarios de seguridad estadounidenses les preocupan las lagunas en relación a cómo son investigados los trabajadores de los aeropuertos.
Las preocupaciones en Estados Unidos surgen en parte por el hecho de que la Administración de Seguridad en el Transporte, la cual supervisa la seguridad de los viajes aéreos, depende de los operadores de más de 450 aeropuertos del país para hacer la investigación de antecedentes de los trabajadores de la aviación. Los aeropuertos utilizan contratistas de la TSA para hacer las verificaciones de antecedentes, incluyendo el control de bases de datos del terrorismo, estado legal de inmigración y antecedentes penales.
Un funcionario estadounidense que conoce la seguridad de la aviación estadounidense y sus vulnerabilidades dice que aunque la seguridad de Estados Unidos es considerada como el modelo de oro, la revisión de los trabajadores plantea un motivo para preocuparse.
“Los controles (de la TSA) solamente son parte de la misma. Puedes bloquear esa puerta delantera todo lo que quieras, pero si has dejado la ventana trasera abierta en realidad no importa”, dijo el funcionario.
Las preocupaciones sobre una potencial amenaza interna han impulsado tanto al gobierno británico como al ruso a enviar expertos en seguridad para examinar los procedimientos en los aeropuertos egipcios, y el Secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, anunció el viernes que se implementarán medidas de seguridad mejoradas en varios aeropuertos con vuelos directos a Estados Unidos.
Una fuente que conoce las medidas le confirmó a Rene Marsh, de CNN, que tres de esos aeropuertos están en El Cairo, la ciudad de Kuwait y Amán, Jordania.
“Quiero que la gente sepa que los funcionarios de seguridad de la aviación que trabajan por su cuenta están evaluando continuamente amenazas y amenazas potenciales; además, llevamos a cabo ajustes todo el tiempo con base en lo que observamos”, le dijo Johnson a Barbara Starr, de CNN, en una entrevista el sábado.
Un informe del inspector general del Departamento de Seguridad Nacional que se emitió en junio incluyó esta preocupación: “TSA carece de controles efectivos para garantizar que los trabajadores de la aviación no tengan antecedentes penales que los descalifiquen y que posean un estatus legal, así como la autorización para trabajar en Estados Unidos”.
La oficina del inspector general llevó a cabo las pruebas de los controles de seguridad en una muestra de trabajadores del aeropuerto y encontró que 73 de los trabajadores a quienes se les verificaron los antecedentes pasaron la investigación de seguridad, pero que deberían haber sido señalados con categorías relacionadas con el terrorismo.
La TSA dijo que se trataba de personas empleadas por las compañías aéreas, proveedores u otros empleadores, y que los problemas en sus antecedentes no fueron señalados porque la TSA no está autorizada para recibir todas las categorías de la lista de vigilancia terrorista.
Parte del problema es que a la TSA no se le permite decidir qué criterios se consideran descalificadores cuando se investiga a los trabajadores del aeropuerto.
“La TSA está confinada por el estatuto y no depende de la TSA determinar qué es un delito descalificador. Esa es la brecha cegadora en el sistema implementado. Los aeropuertos que tienen un gran interés en lograr que las personas suban a bordo son los responsables de gran parte de la seguridad de la aviación”, según uno de los funcionarios de Estados Unidos.
Funcionarios del DHS y de la TSA refirieron a CNN con el administrador de la TSA, Peter Neffenger, para que hiciera comentarios a principios de este mes, cuando se le preguntó sobre los problemas de seguridad.
Neffenger dijo en una audiencia de la Cámara que el número de personas a las que se hace referencia en el informe del inspector general era de 69, no de 73, y que “en realidad no estaban en la lista de terroristas… o en cualquier otra de vigilancia de terrorismo”.
“Esa información no era suficiente para elevarlos a la condición de terrorista conocido o sospechoso”, dijo.
Sin embargo, Neffenger reconoció que existen problemas con la investigación de antecedentes de los trabajadores del aeropuerto, y dijo:
“Hay trabajo por hacer allí”, dijo.
Señaló las nuevas medidas anunciadas en abril, incluyendo más revisiones in situ al azar a los trabajadores y un menor número de puntos de acceso a las áreas aeroportuarias sensibles, diciéndole al Congreso que la agencia aún se encuentra en el proceso de implementación.
El funcionario que habló con CNN sobre las vulnerabilidades de seguridad dijo que los controles para los trabajadores del aeropuerto son casi los mismos que para los pasajeros que califican para el programa de verificación previa de la TSA, el cual por lo general permite que los pasajeros a bordo caminen a través de los detectores de metal, en lugar de pasar por las máquinas de detección más invasivas.