NUEVA YORK (CNNMoney) – No puedes inventar esto.
La actual presidenta protege al antiguo presidente de una investigación al nombrarlo en su gabinete. Luego un juicio anula el nombramiento.
Multimillonarios, ejecutivos corporativos y políticos son encarcelados por un escándalo masivo de corrupción. Enormes protestas exigen la destitución de la presidenta, Dilma Rousseff. Oh, y la economía se está viniendo abajo mientras que su mercado de valores se eleva.
Esta es la historia de Brasil.
Brasil, el país que alguna vez fue el artista económico estelar, ahora está profundamente hundido en la recesión que fue provocada por el descomunal escándalo de soborno en Petrobras, la compañía petrolera estatal, y una brusca disminución en los precios de los productos.
El desempleo va en crecimiento, la inflación ha aumentado y ya llegó a los dos dígitos y la moneda perdió el 32% de su valor el año pasado. Al mismo tiempo, las acciones brasileñas están repuntando con la esperanza de que Rousseff sea destituida, dando paso a un régimen más amigable para el inversionista.
Han sido un par de semanas semejantes a un torbellino para el país más grande de América del Sur. Si justo te estás poniendo al día, aquí encontrarás algunas fechas clave.
Jueves, 3 de marzo:
Oficiales anuncian que Brasil está viviendo su peor recesión en 25 años. Esta es la recesión más larga desde la década de 1930.
Viernes, 4 de marzo:
La policía detiene al popular expresidente Luiz Inacio Lula da Silva y lo interroga durante horas, mientras que afirma que él participó en el escándalo de soborno que envolvió a Petrobras. La policía también llevó a cabo un allanamiento en su casa pero no lo detuvieron.
“Lula” como es ampliamente conocido, no es un político común. Él dejó el cargo en 2010 con un porcentaje de aprobación por encima del 80%. Él dirigió a Brasil durante sus años de prosperidad entre 2002 y 2010. Sus políticas populistas ayudaron a sacar a millones de brasileños de la pobreza.
Viernes, 11 de marzo:
Los fiscales acusaron formalmente a Lula de lavado de dinero y fraude de identidad por el encubrimiento de la propiedad de una casa de vacaciones. Se afirma que recibió la residencia a cambio de ayudar a una empresa constructora a obtener contratos favorables con Petrobras, la que Lula supervisaba cuando era presidente. Un juez todavía debe dictaminar si habrá un juicio en base a las acusaciones.
Domingo, 13 de marzo:
Cientos de miles de brasileños salen a las calles para exigir la destitución de Rousseff, enojados por el escándalo de corrupción y la economía en espiral.
Martes, 15 de marzo:
Comienzan a girar rumores de que Rousseff podría nombrar a Lula en su gabinete, lo cual legalmente lo protegería de que lo procesen, excepto de parte del Tribunal Supremo de Brasil. Los funcionarios anuncian que el desempleo promedió 8,5% en 2015, frente al 6,8% del año anterior.
Jueves, 17 de marzo:
Después de más protestas el miércoles, Rousseff nombra a Lula como su jefe de personal. Casi inmediatamente después, un juez brasileño anula el nombramiento. El juez, Itagiba Catta Preta Neto, dice que su nombramiento interfiere con el “libre ejercicio del Poder Judicial, la operación de la Policía Federal y de la Oficina del Fiscal Federal”.
¿Qué sigue?
Sin importar a donde se dirijan las cosas desde este punto, se complican
¿Acaso Rousseff desafiará la decisión del juez y mantendrá a Lula como su jefe de personal? ¿Acaso los fiscales continúan presentando cargos contra Lula? ¿Acaso la popularidad de Lula entre los brasileños de clase trabajadora salvarán a Rouseff de una destitución? ¿O acaso las afirmaciones en contra de él la presionarán aún más para que deje el cargo? Todo eso es confuso.
Lo que está claro: la economía no muestra señales de mejora en un futuro próximo. El FMI proyecta que se contraerá un 3,5% este año.
Y los próximos meses serán clave: esto es un momento decisivo para la presidencia de Rousseff, según los expertos.
“Es lo más volátil e impredecible que he visto en América Latina desde que estaba en Argentina en 2001”, dice Brian Winter, vicepresidente del Consejo de las Américas, en referencia al incumplimiento masivo de Argentina. “Parece que es la fase final de esta crisis política brasileña”.