(CNN) – El día de los ataques terroristas en Lahore, Pakistán, iba a ser un domingo divertido para celebrar la Pascua entre los visitantes cristianos, así como para algunas familias musulmanas que querían estar con sus familiares. Pero el día tuvo un trágico final: 74 personas fueron brutalmente asesinadas en el parque Gulshan-e-Iqbal.
Diecisiete de los muertos eran menores de edad, dijo a CNN Haider Asraf, la inspectora general delegada de la policía de la ciudad de Pakistán. Casi 370 personas más resultaron heridas.
Jamat-ul-Ahrar, el grupo que se atribuyó la responsabilidad del ataque, dijo que se había dirigido específicamente a los cristianos en el día santo, y ha prometido llevar a cabo más ataques como este.
El ataque se produjo en un momento sensible para la minoría cristiana del país, algunos de quienes estaban en el parque Gulshan-e-Iqbal de la ciudad para celebrar la Pascua el domingo por la tarde.
Pero no todas las víctimas eran cristianas: el simple hecho es que las familias de toda la ciudad vienen a usar este parque, y la mayoría de las víctimas del terrible ataque del domingo eran musulmanas.
Cerca de un monumento improvisado en el parque, un rótulo, fuertes letras mayúsculas blancas sobre un fondo negro, proclamaba lo que muchos piensan en esta ciudad: “El terrorismo no tiene religión”.
Entre las víctimas estaba una joven pareja musulmana, con apenas cuatro meses de casados.
Abrumados por el dolor
La madre de Naveed Ashraf siente demasiado la pérdida de su hijo, pues se había casado hace solo cuatro meses. Los recién casados —ambos musulmanes— estaban visitando el parque con dos de las hermanas de Naveed.
“Los encomendé en las manos de Dios; ahora están con Dios”, dijo.
Esta era la primera vez que su esposa, Shawana, visitaba el popular sitio en Lahore, una de las ciudades más moderadas y cosmopolitas de Pakistán.
Ambos murieron en los ataques, tras sufrir heridas de metralla en la cabeza y el cuello; la sangre impregnó toda su ropa, el pelo y el rostro.
Ambos fueron enterrados a primera hora del lunes en la mañana pues, según la ley musulmana debían ser enterrados lo más pronto posible. Una de las hermanas de Naveed también resultó herida en el atentado.
“Todos los que vieron a Shawana decían que parecía ángel”, le dijo la madre de Naveed a CNN. “Bueno, Dios hizo que un ángel viniera y se llevara a mi hijo”.
Momento de inocencia antes de que ocurriera la tragedia
Momentos antes del ataque se tomó un video de la familia Ashraf. Ellos estaban sentados comiendo cerca de un puesto de comida cuando atacaron los bombarderos.
Luego del ataque, la familia los buscó en el parque. Los encontraron ensangrentados y con huesos rotos en el hospital Sheikh Zayed de la ciudad. Cuando iban de camino al centro médico ayudaron a otras víctimas; una familia de voluntarios ayudaba a trasladar subir a los heridos en autos, motocicletas, o cualquier cosa que pudiera trasladarlos.
Las hermanas de Naveed estaban cubiertas con una tela y yacían una al lado de la otra. Dos desconocidos habían ayudado a una de ellas y a quienes ahora la familia de las víctimas llaman “hermanos”.
“¡Oh mi hijo, mi león. Es como si yo también estuviera muerta! No quiero comportarme de esta forma, pero no puedo evitarlo. Él era mi león, mi hijo grande y fuerte. Mi hijo quedó cubierto de sangre”, lloraba su madre.
“Si pudiera, cambiaría de lugar con ellos. Desearía darle todos mis años a mis hijos”, dijo, entre los sollozos que sacudían su cuerpo. Su esposo, el padre de Naveed, estaba sentado junto a ella, y no tenía palabras en medio de su propio dolor.
“Todo lo que quiero hacer es abrazar a mi hijo y a mi nuera así”, añadió, abrazándose a sí misma, con fuerza.
“¿Cómo pudieron traicionarme de esta forma? Se los llevaron en ataúdes”.
El área alrededor del parque aún permanece cerrada; es la escena de un crimen. Allí se puede ver el hollín negro, las cicatrices de donde un atacante suicida no identificado llevó a cabo este ataque. El suelo ennegrecido está al lado de una atracción para niños.
El responsable de este acto terrible y sin sentido probablemente pereció en las llamas junto a sus docenas de víctimas y dejó atrás, entre muchas otras personas, a una familia que dice ha sido cubierta por un manto de oscuridad.