(CNN) – Has oído las acusaciones. Y si la comunidad de espionaje estadounidense tiene razón, no sería una exageración afirmar que la persona más poderosa del mundo es Vladimir Putin.
¿Alteró las elecciones presidenciales de 2016 a través de un retorcido hackeo? Este mes, el Comité de Inteligencia de la Cámara comenzará a investigar si esas acusaciones, que el Kremlin niega firmemente, son ciertas.
Nadie sugiere que los hackers manipularon votos o papeletas: es mucho más complicado que eso. La pregunta es si el gobierno ruso invadió el sistema informático del Comité Nacional Demócrata durante las elecciones de 2016 y accedió a documentos sensibles, filtrándolos a través de WikiLeaks para difamar al Partido Demócrata y a su candidata, Hillary Clinton.
En octubre, la comunidad de inteligencia de Estados Unidos concluyó que Putin ordenó personalmente los hackeos como parte de una campaña para influir en la elección, muy probablemente “porque (Putin) guarda rencor” contra Clinton. El mandatario ruso lo ha negado repetidamente.
Entonces, ¿qué motivaría a este líder o a Rusia a querer ayudar a elegir a Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos? Los expertos dicen que no es tanto su apoyo a Trump, si no la arraigada animosidad hacia Clinton.
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El ascenso de Putin al poder
Putin probó el poder y la manipulación en una noche lluviosa en Dresden, Alemania Oriental, cuando la Cortina de Hierro comenzó a colapsar.
En la sede de inteligencia rusa local en Dresden, el agente menor de la KGB de 37 años se encontró a cargo mientras una enojada multitud asediaba la ciudad el 5 de diciembre de 1989.
“El muro de Berlín había caído, el gobierno prácticamente estaba hecho un caos”, explicó Edward Lucas, editor principal de The Economist, donde estuvo a cargo de cubrir Moscú entre 1998 y el 2002.
Putin llamó a Moscú para pedir ayuda. La respuesta: está por su cuenta. “Parecía una profunda traición”, explicó la periodista y escritora ruso-estadounidense Masha Gessen.
Mientras la multitud crecía y rodeaba el edificio de la sede de inteligencia, Putin encendió el horno y quemó miles de archivos secretos de la KGB por precaución. Luego, salió a la calle y engañó a la multitud: le advirtió que los guardias armados dentro del edificio estaban preparados para abrir fuego contra ellos. Y funcionó. La turba se dispersó.
Este incidente, según el editor de la revista The New Yorker David Remnick, creó en Putin un temor que permanecería con él por el resto de su vida: el miedo a un levantamiento popular.
Desde ese momento, Putin ha andado por el camino de sofocar ese miedo a través del poder absoluto, explicó Gessen. “Liderar es controlar. Esa es exactamente la expresión que Putin usaría”, afirmó. “Tiene el control de su país”.
“Él odiaba a Hillary Clinton”
Rápidamente, Putin escaló por los rangos políticos después de su carrera en la KGB, convirtiéndose en el segundo presidente democráticamente elegido en la Federación Rusa durante el año 2000, después de Boris Yeltsin.
Ese mismo año, George W. Bush ganó la presidencia de Estados Unidos y trató de forjar una estrecha relación con el recién elegido líder ruso.
“Pude tener un sentido de su alma, es un hombre profundamente comprometido con su país”, detalló Bush sobre Putin, luego de su visita en 2001.
Cuando pasaron unos años en la presidencia de Putin, el gobierno de Bush cambió su tono y levantó la voz por su preocupación frente al compromiso del líder ruso con los valores democráticos.
Aún así, los analistas sostienen que fueron las duras palabras de Clinton contra Putin cuando se postuló a la presidencia en el 2008 y de nuevo en el 2011, en medio de las protestas mundiales a favor de la democracia, las que prepararon el escenario para la supuesta interferencia de Putin en las más recientes elecciones estadounidenses.
En medio de la campaña electoral de 2008, la entonces senadora Hillary Clinton bromeó diciendo que Bush no podría haber entendido el alma de Putin, como había afirmado, porque el presidente ruso es un antiguo agente de la KGB y eso significa que “por definición no tiene alma”.
Luego, en el 2011, cuando Putin buscaba su tercer periodo como presidente, la secretaria de Estado Clinton se puso del lado de los manifestantes rusos que organizaron las mayores protestas en Moscú desde la caída de la Unión Soviética.
Ella calificó las polémicas elecciones parlamentarias como “ni libres ni justas”, y agregó que “el pueblo ruso, como todo el mundo, merece el derecho de que se escuchen sus voces y se cuenten sus votos”.
Putin consideró esto como una agresión en su contra y respondió acusando a Clinton de incitar las protestas con sus comentarios sobre las elecciones y su intromisión en los asuntos de Rusia. “Ella le dio relevancia a algunas figuras públicas en nuestro país, les dio una señal”, aseguró Putin en ese momento. “Escucharon esta señal y pusieron en marcha un trabajo activo con el apoyo del Departamento de Estado estadounidense”.
La decisión de Putin de buscar un tercer mandato llegó durante un momento crucial para Rusia y el resto del mundo. Recuerda: 2011 fue el año cuando las revueltas democráticas amenazaron a los hombres fuertes en todo Oriente Medio y África del Norte, como producto de la Primavera Árabe.
E, incluso como primer ministro, Putin era el hombre fuerte de Rusia. Sí, había dimitido como presidente en 2008, pero muchos analistas sostienen que seguía tomando todas las decisiones, mientras que su aliado cercano Dmitry Medvedev ejercía como presidente hasta que volvió al cargo en 2012. Putin podría llegar a gobernar Rusia hasta 2024, el tiempo más largo que nadie ha gobernado desde Josef Stalin.
Y cuando Clinton volvió a poner su mira en la presidencia de Estados Unidos para 2016, Remnick explicó que no quedó duda de a quién apoyaría el líder ruso.
“Por supuesto que Putin quería que Hillary Clinton perdiera”, señaló. “Odiaba a Hillary Clinton”.
Las acusaciones de intromisión
Entonces, ¿Putin decidió interferir en las elecciones del 2016 porque odiaba a Clinton y creía que ella se había cruzado en las elecciones rusas? “Creo que esa es la línea de pensamiento que lo llevó a la intervención”, le dijo el exsecretario de Defensa de Estados Unidos Robert Gates a Fareed Zackaria, de CNN. “Estoy totalmente convencido de que los rusos se estaban entrometiendo e intervinieron de forma encubierta”.
Es probable que haya más motivos que un simple odio hacia un político. Luego de presenciar el colapso de la Unión Soviética, Putin asumió como propia la misión de devolverle la grandeza a Rusia a través de fuertes políticas económicas y nacionalistas. Y eso le ha implicado un grado de aprobación favorable de casi el 86% en los últimos años. “Putin refleja la opinión estadística del ruso promedio”, explicó la socióloga rusa Olga Kryshtanovskaya. Eso a menudo lo ha puesto en desacuerdo con Occidente sobre temas como la expansión de la OTAN.
Cualquier percepción de que Rusia podría ser más astuta que Estados Unidos sólo beneficiaría al líder ruso porque juega con lo que Kryshtanovskaya califica como “uno de los pilares en la ideología de nuestro país”.
“Se formó hace mucho tiempo y fue cuidadosamente instalada en la gente por los líderes soviéticos: ‘¿Por qué hay problemas? Esa gente, los malvados estadounidenses, son los culpables, quienes nos empeoran las cosas’. Es un cliché ideológico”, aseveró.
“Cuando Putin piensa en cómo poder justificar sus políticas, es más rápido recordar a este viejo enemigo que crear uno nuevo”, añadió Kryshtanovskaya.
Putin se ha burlado de las acusaciones según las cuales sería responsable de entrometerse en las elecciones estadounidenses, al decirle a Bloomberg News que no sabía nada al respecto.
“Sabes cuántos hackers hay hoy en día, y actúan con tanta delicadeza y precisión”, señaló en septiembre, a raíz de las acusaciones de que Rusia estaba detrás del hackeo al Comité Nacional Demócrata. “Es una cosa extremadamente difícil de comprobar”, insistió.
Y eso, dicen los expertos, es exactamente la razón por la que Putin ordenó un ataque cibernético. Era barato, se aprovechaba de una debilidad conocida en la infraestructura electoral de Estados Unidos, y sería casi imposible atribuirle la responsabilidad a alguien.
Al candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, ciertamente no le importaban los correos electrónicos filtrados que avergonzaban a su adversaria. “Rusia, si estás escuchando, espero que puedas encontrar los 30.000 correos electrónicos que faltan”, aseguró.
Si Trump simplemente se benefició del supuesto hackeo ruso, o si en realidad conspiró con los rusos, es el centro de numerosas investigaciones: el FBI está buscando una conexión de servidor de computadora entre un banco ruso y la Organización Trump y el Congreso está empezando su investigación sobre los lazos entre la campaña Trump y Rusia.
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Y llegar al fondo de esas preguntas tiene consecuencias a largo plazo. “Si Donald Trump está de alguna manera comprometido, si el gobierno ruso tiene alguna cuota en su llegada al poder, eso es algo muy serio”, dijo Remnick. “No sugiero por un segundo que tengo la respuesta a esta pregunta, pero no podemos dejar caer a este asunto”.