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Los motivos de Nicaragua para no apoyar el Acuerdo de París
02:00 - Fuente: CNN

(CNN Español) – Las preocupaciones por los efectos de los gases de efecto invernadero siguen en aumento, más aún cuando Estados Unidos, el segundo país más contaminante del mundo después de China, decidió dejar el histórico acuerdo de París.

Ese acuerdo, que fue ratificado por 147 partes o países (menos Nicaragua y Siria, y ahora EE.UU.), tiene como objetivo mantener el calentamiento global promedio debido al cambio climático dentro del peligroso umbral de 2°C.

Aunque América Latina y el Caribe aparecen en el ranking de la Comisión Europea sobre emisores de dióxido de carbono como la región que menos gases efecto invernadero emite, Brasil y México están en la lista de los 20 primeros.

Brasil ocupa el puesto 15 emitiendo anualmente 486.229 kilotones de CO2, seguido de México con 472.017.

China ocupa el primer lugar de la lista. En 2015 emitió más de 10 millones de kilotones; Estados Unidos emitió 5,1 millones de kilotones de CO2.

En la lista de los países más contaminantes de la región en 2015, le siguen Argentina, Venezuela, Chile y Colombia. Los menos contaminantes son Puerto Rico, Nicaragua y Paraguay.

Nicaragua —que no hace parte del Acuerdo Climático de París— emitió 4.927 kilotones de CO2 en 2015. Este país no se acogió al acuerdo mundial en 2015 porque no soluciona los impactos del cambio climático.

¿Cómo está América Latina y el Caribe?

Si bien América Latina y el Caribe solo produce el 5% de emisiones mundiales de gases efecto invernadero, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) de 2016, “su contribución a las cifras mundiales” va en aumento sobre todo por las demandas impuestas por los sectores de la industria y del transporte, dice el informe.

“América Latina y el Caribe contribuye poco a generarla pero la sufre de manera desproporcionada”, resalta un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre Cambio Climático publicado en mayo de 2016.

“No obstante, la región figura entre las más vulnerables, por estar localizada dentro de la franja de huracanes y tener numerosos Estados insulares y zonas costeras bajas, por depender de los deshielos andinos para el suministro de agua a los sectores urbano y agrícola y por estar expuesta a inundaciones e incendios forestales, entre otras particularidades”, dice la CEPAL.

En su informe, PNUMA hace un llamado de atención sobre otros efectos de la economía de la región, pues es preocupante pues tiene una “dependencia excesiva y persistente de los productos primarios y los recursos naturales”.

Imagen de archivo. La salida de Estados Unidos del acuerdo de París aumentó la preocupación por las consecuencias por el cambio climático en el mundo.

También señala que las emisiones de CO2 aumentaron en un 14,18% entre 2006 y 2011 por cuenta de la quema de combustibles fósiles y la fabricación de cemento, dice el informe.

Pérdida de especies y ecosistemas

La organización ambientalista WWF asegura que las crecientes concentraciones de gases efecto invernadero en América Latina tiene un alto impacto en el clima, provocando fenómenos meteorológicos extremos como sequías extremas, lluvias intensas, aumento en el nivel del mar y acidificación del océano.

En el documento “Desafío Climático y de Desarrollo en América Latina y el Caribe”, publicado en 2014 por el Banco Interamericano de Desarrollo, la WWF y la CEPAL, se muestra un panorama desolador para América Latina en los próximos años, pues sufrirá “considerables daños físicos y naturales” para mediados de este siglo.

“Los mayores efectos en la región, cuya ocurrencia está prevista para mediados del siglo a causa de las tendencias actuales de emisiones, incluyen la desaparición de una parte significativa del bioma coralino del Caribe, desaparición de la mayoría de los glaciares ubicados por debajo de los 5.000 metros de altura en la zona tropical de los Andes, reducción del rendimiento de muchos cultivos básicos, más inundaciones y anegación de zonas costeras, mayor exposición a enfermedades tropicales, desestabilización del ciclo hidrológico en cuencas importantes y la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos”.

Lo más preocupante, dice el informe, es que los daños no solo son inevitables sino irreversibles.

En esto coincide el informe del PNUMA, pues asegura que “la tasa global de pérdida de ecosistemas continúa siendo elevada” en América Latina y el Caribe y que en la región “se siguen perdiendo especies en la región”.

El organismo de Naciones Unidas señala la necesidad que la región encuentre caminos efectivos para desvincular “el crecimiento económico y el consumo de recursos”.

Sobre este particular, la CEPAL es pesimista, pues dice, la región seguirá siendo un importante consumidor de combustibles fósiles al menos en la primera mitad de este siglo.

“La región no tiene una clara trayectoria de mejora espontánea ni en materia de consumo energético ni en lo referente a las emisiones”, dice el informe.

“Cambiar a una trayectoria más limpia requiere de incentivos internacionales más potentes y, en el plano interno, exige realizar el potencial económico de una mayor eficiencia energética, pues la región presenta grandes oportunidades de progreso en este campo”, puntualiza.