(CNN) – La FIFA no ha hablado. Tampoco lo ha hecho Qatar, Arabia Saudita, Bahrein o Emiratos Árabes Unidos.
Todos se han quedado callados sobre este gran problema: cómo la última crisis en el Golfo Pérsico que enfrenta a Qatar con algunos de sus vecinos regionales tiene el potencial de descarrilar el Mundial del 2022.
El estancamiento actual, escalado por las acusaciones de financiamiento al terrorismo, es el último de una larga serie de obstáculos que Qatar ha tenido que lidiar después de ganar el codiciado derecho de ser sede de uno de los eventos deportivos más grandes del mundo, tanto en términos de visión global como de apuestas financieras.
“Esto recorta el corazón de lo que Qatar ha tratado de hacer en los últimos diez años: usar el deporte como un medio para aumentar su imagen de marca”, asegura Kristian Ulrichsen, profesor de Estudios Internacionales en el Instituto Baker de Políticas Públicas. “Claramente ahora su imagen de marca está siendo empañada por todas las acusaciones”.
La candidatura qatarí ganó hace siete años en circunstancias controvertidas, y rápidamente llamó la atención sobre prácticas de empleo cuestionables utilizadas para construir o reconstruir varios estadios.
LEE: ¿Dónde tiene su dinero Qatar? Estos son los negocios mundiales que respaldan a la monarquía
Grupos de derechos han señalado que los trabajadores inmigrantes han sufrido de abusos y explotación, mientras que Qatar ha rechazado cualquier noción de que no está preparada para acoger el evento. Esa crítica ha sido implacable, especialmente de parte de organizaciones no gubernamentales.
El ambiente
La crisis del Golfo tiene la capacidad de comprometer gravemente la realización del torneo del 2022 por la limitación el espacio aéreo alrededor de Qatar, y la prohibición del paso de mercancías a través de su frontera terrestre con Arabia Saudita.
Ulrichsen dice que la única frontera terrestre de Qatar, un tramo estrecho de 59 kilómetros que lo separa de Arabia Saudita, podría crear un retraso en la construcción de instalaciones a sólo cinco años y medio antes de la patada inicial del torneom en noviembre del 2022.
“Muchos de los materiales necesarios para la construcción no podrían entrar”, asegura Ulrichsen sobre la posibilidad de un prolongado bloqueo económico.
Mientras tanto, el despegue y aterrizaje en Qatar durante el torneo se vería obstaculizado por la falta de espacio aéreo disponible en todo el país, ya que a sus aviones les está prohibido sobrevolar Bahrein, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, mientras que a su compañía aérea nacional, Qatar Airways, le sería restringido el uso de centros aeroportuarios internacionales en esos países.
Mientras tanto, Qatar ya está sintiendo a nivel deportivo los efectos de esta crisis. Arabia Saudita, uno de los nueve países que han cortado las relaciones diplomáticas con el emirato, ha cancelado un partido de clasificación de la Liga de Campeones de Asia, programado en Qatar entre el Al Ahli saudí y el Persepolis iraní.
FOTOS | Los estadios de Qatar 2022
Los saudíes han pedido que el partido se traslade a Abu Dhabi, según confirmó un funcionario saudí. Las ambiciones deportivas de los qataríes, que poseen el club de fútbol francés Paris Saint-Germain (PSG), los llevan a querer acoger el Campeonato Mundial de Atletismo del 2019. Además, se ha informado que han invertido casi 200 millones de dólares en un acuerdo de patrocinio con Barcelona, lo que le ha valido al Estado del Golfo entrar en el escenario global.
Pero ese juego de “poder blando” acaba de recibir un duro golpe, de acuerdo con James Dorsey, autor de “El mundo turbulento del fútbol en Medio Oriente”.
“Arabia Saudita y en particular Emiratos Árabes Unidos podrían querer reavivar la polémica sobre la realización del Mundial en Qatar, particularmente en lo que respecta a las condiciones de trabajo y la integridad de la candidatura qatarí”, dijo Dorsey.
“Esa es una controversia que ha desaparecido en gran medida, pero que la gente de Emiratos Árabes Unidos y los saudíes pueden querer explotar”. Dorsey afirma que el potencial de esta gigantesca brecha diplomática (que parece involucrar a Estados Unidos en forma de una serie de tuits críticos del presidente Donald Trump, este martes) representa “una pérdida de prestigio” para Qatar, especialmente si la santidad de su candidatura para el Mundial se ve afectada.
La Autoridad General de Deportes de Arabia Saudita fue contactada por CNN para que hiciera un comentario sobre cómo el enfrentamiento con Qatar impactará al país deportivamente, pero no respondió. Las organizaciones estatales de Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Yemen y Maldivas tampoco respondieron a la solicitud de CNN para comentar el asunto.
Cuando se le preguntó si asistiría al Mundial del 2022 si clasifica, la embajada de Bahrein en Londres dijo que “no tiene sentido responder a preguntas hipotéticas”, y se refirió a una declaración de su Ministerio de Asuntos Exteriores en la que se incluyen acusaciones de financiación del terrorismo contra Qatar y una intención de derrocar al Gobierno bahreiní.
En una declaración general, Qatar asegura que las acciones de los países y las afirmaciones de que apoya el terrorismo y desestabiliza la región son “injustificadas” y “sin fundamento”, mientras que el emirato ha negado continuamente cualquier vínculo con organizaciones terroristas.
LEE: Qatar, próximo organizador del Mundial, acusado de alentar la esclavitud
Aunque el Comité Organizador del Mundial de Qatar se negó a hacer comentarios, la FIFA le aseguró a CNN, a principios de la semana, que estaba “en contacto regular” con los responsables del evento en el país. La FIFA no respondió a preguntas sobre si la crisis diplomática afectaría el torneo.
Enorme golpe potencial
Ulrichsen asegura que perder el Mundial sería un “duro golpe para Qatar” debido a todos los recursos que ya se han dedicado a la planificación y preparación. Esa amenaza es un beneficio para los países que intentan ejercer el poder contra Qatar (es decir, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos), afirma Ulrichsen, autor de “The United Arab Emirates: Power, Politics and Policy-Making”.
“Ellos saben que esta es un área donde realmente pueden aumentar la presión sobre el liderazgo (de Qatar) y han identificado estos puntos de presión donde los qataríes ponen una increíble cantidad de valor en ciertas cosas. Una de ellas es el Mundial”.
Inestabilidad política
Una prioridad importante para los qataríes será rechazar las opiniones según las cuales este país es políticamente inestable o se asocia de alguna manera con actos de terrorismo, asegura Ulrichsen.
“Es preocupante para los qataríes porque la candidatura fue presentada en el 2010 sobre la noción de que Qatar era el lugar más estable y seguro para acoger el Mundial en Medio Oriente”, afirma. “Y ese mensaje de estabilidad ahora está siendo destrozado”.
“Siempre fue un juego de azar predecir, en el 2010, la seguridad y la estabilidad doce años después, especialmente de manera tan definitiva cuando se han tenido conflictos en tan poco tiempo”, dice.
Alternativa ya tomada
El mes pasado, Qatar inauguró oficialmente el primer escenario terminado, el estadio Khalifa. ¿La FIFA tomaría la opción nuclear y reemplazaría la sede del torneo del 2022?
Lo ha hecho antes. El torneo de 1986 fue organizado por México después de que Colombia renunciara, en 1982, a ser anfitrión por razones económicas.
MIRA: Alimentos y vuelos: así sufriría Qatar por el boicot en su contra
“Si esto continúa durante algún tiempo, se podría ver un movimiento dentro de la FIFA o la comunidad internacional, especialmente, para reabrir el caso de si Qatar ya no es visto como un lugar necesariamente estable”, dijo Ulrichsen. “Siempre va a haber vulnerabilidad, ¿no? ¿Quién puede decir que no volvería a suceder?”.
La FIFA tiene una alternativa preparada en la manga que le da una decisión de última hora, según Ulrichsen. “El peligro para Qatar es, ¿a quién derrotaron en la ronda final de la votación? A Estados Unidos. Ya tienen la infraestructura y todos los estadios. Lo tienen todo y los qataríes probablemente lo saben”.