(CNN) – Las tensiones en el noreste de Asia están en su punto más alto en décadas, en medio de los continuos ensayos de misiles de Pyongyang y de los ruidos de sable de Tokio, Beijing y Washington.
¿Podría el deporte ser la solución? El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, aparentemente lo piensa así. En conversaciones esta semana con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, el mandatario surcoreano sugirió que un “bloque regional”, en el que se incluya a Corea, China y Japón, una sus fuerzas para albergar el Mundial de fútbol del 2030.
Un torneo organizado conjuntamente “podría ayudar a crear paz entre el Sur y el Norte y en la región noreste”, aseguró Moon, según un portavoz. También sugirió que esto podría llevar a una asociación de “seguridad y económica” tipo Unión Europea entre los países de la región.
Tensiones aumentadas
Si Moon lograra llevar su visión a buen término, requeriría un difícil equilibrio. Desde su elección en mayo, Moon ha estado tratando de mejorar las relaciones entre Pyongyang y Seúl, en medio de una situación de una elevada alerta de seguridad en la península y de los multiplicados lanzamientos de misiles norcoreanos.
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Aunque Moon ha dicho que estaría dispuesto a visitar Pyongyang y reunirse con Kim Jong-un, la semana pasada Corea del Norte rechazó una oferta de un grupo cívico surcoreano para suministrar suministros contra el paludismo, el primer intercambio transfronterizo aprobado por Seúl desde enero del 2016. Pyongyang dijo que no permitiría la visita debido a las nuevas sanciones de la ONU contra el país que Corea del Sur apoyó.
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Moon también ha tenido problemas para arreglar las cosas con China, que se enfureció cuando la predecesora de Moon, Park Geun-hye, aprobó el despliegue de un sistema de defensa antimisiles estadounidense en Corea del Sur. La implementación adicional del sistema THAAD ha sido retrasada por el gobierno de Moon hasta que se lleve a cabo una evaluación ambiental.
Incluso las relaciones entre Corea del Sur y Japón no son particularmente positivas, en medio de una disputa en curso entre Seúl y Tokio sobre las llamadas “mujeres de comfort”, convertidas en rehenes por el ejército imperial japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
Cultura deportiva
A pesar de sus diferencias de larga data (los dos países todavía están técnicamente en guerra) Corea del Sur y Corea del Norte tienen una fuerte y mutua historia futbolística. Los dos equipos regularmente juegan entre sí en amistosos y en competiciones internacionales. En abril, el equipo de fútbol femenino de Corea del Sur viajó a Pyongyang para una eliminatoria de la Copa Asiática.
La cultura futbolística es fuerte en las dos Coreas. Corea del Norte se ha clasificado para el Mundial más veces que China, un país con una población 54 veces mayor, mientras que el equipo de fútbol nacional de Corea del Sur es el más exitoso en Asia.
Sin embargo, no todas las propuestas deportivas han tenido éxito. Pyongyang boicoteó los Juegos Olímpicos de 1988, que se celebraron en Seúl, después de que las negociaciones para que los dos países compartieran potenciales deberes de alojamiento se rompieran.
“Fuerte mensaje”
Infantino le dio esta semana la bienvenida a la sugerencia de Moon, agregando que, aunque podría haber dificultades para lograr su objetivo, “es importante hacer un esfuerzo basado en la fe”.
“Podría enviar un fuerte mensaje al sólo mencionar una visión de este tipo”, afirmó Infantino, añadiendo que abordaría el asunto con el presidente de China, Xi Jinping, en una reunión a finales de esta semana.
Independientemente de la diplomacia internacional, el noreste de Asia está bien equipado el Mundial. Corea del Sur, Japón y China cuentan con amplias instalaciones deportivas. Corea del Sur y Japón organizaron de forma conjunta la exitosa Copa Mundial del 2002, la primera vez que se celebró el torneo en Asia. Beijing fue sede de los Juegos Olímpicos del 2008, mientras que Tokio se espera que sea sede de los juegos del 2020, ya habiéndolos organizado los de 1964.
Si los tres países, junto con Corea del Norte, propusieran una oferta conjunta, probablemente sería convincente, sin la necesidad de un desarrollo extensivo de estadios como en Qatar, que es sede del Mundial del 2022.
Sin embargo, incluso si Moon logra enhebrar las agujas diplomáticas, su visión también se enfrentará a fuertes pujas opuestas del Reino Unido, y Uruguay y Argentina, que están presentando una candidatura única para acoger el torneo en el centésimo aniversario del primer Mundial en Uruguay.