(CNN Español) – Un grupo de ingenieros de la Universidad de Nottingham, en el Reino Unido, está tratando de usar caparazones de camarones o gambas para fabricar bolsas de compra biodegradables, y como material para empacar comida y extender la vida útil de los alimentos.
La investigación es liderada por la profesora Nicola Everitt, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Nottingham, junto con académicos de la Universidad del Nilo, en Egipto.
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El material con el que los expertos buscan crear estas bolsas amigables con el planeta está siendo optimizado para las condiciones de Egipto, dado que uno de los mayores retos que enfrenta ese país árabe del norte de África es el de lograr un manejo eficaz de las basuras.
De acuerdo con Everitt, los productos de biopolímeros naturales hechos de materiales de plantas son una alternativa ‘verde’ cada vez más utilizada en muchos lugares del mundo, pero cuando compiten por tierra con cultivos alimentarios, como es el caso de Egipto, no son una opción viable.
“De ahí la idea de convertir las cáscaras de los camarones, que además son parte del problema de los desperdicios del país, en la solución”, dicen los expertos, citados en un comunicado de la universidad británica.
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El objetivo de los investigadores es producir un innovador material de biopolímero nanocompuesto que sea degradable, económico y apto para usar en bolsas de comprar y empaques de comida.
Y parece que lo encontraron en el quitosano, un polímero artificial derivado del compuesto orgánico de quitina, que es lo que se extrae de las cáscaras de las gambas.
Para producir las películas de quitosano necesarias para fabricar las bolsas biodegradables, lavan y secan al sol las cáscaras de los camarones y luego usan un ácido para remover el carbonato de calcio de la cáscara. Finalmente, se disuelven en una solución alcalina, que es la que produce las largas cadenas moleculares que luego formarán el biopolímero.
Según el comunicado de la Universidad de Nottigham, se escogió al quitosano porque es un “polímero biodegradable que ya es utilizado en la industria farmacéutica debido a sus propiedades antimicrobiales, antibacteriales y biocompatibles”.
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“El uso de biopolímeros degradables hechos de cáscaras de camarones para bolsas de compra permitirá tener menos emisiones de carbono y reducir los desperdicios de comida y empaques que se acumulan en las calles o en basureros ilegales”, explica Everitt. “También podrían ser exportados en un plazo de 10 a 15 años. Aunque por ahora las prioridades están en Egipto”, agrega.
De ser exitoso el proyecto, de hecho, Everitt planea buscar que empresas de empaques del Reino Unido utilicen el material.
La investigación ha tomado casi un año y es financiada por una beca de la Fundación Newton-Mosharafa, cuyos proyectos colaborativos entre distintas universidades del mundo buscan abordar los problemas de las comunidades a través de la ciencia y la innovación. Brasil, Filipinas e Indonesia son algunos de los otros países donde se desarrollan las investigaciones financiadas por la beca.