Mónaco (CNN) – Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en el 2016, propulsaron a Simone Biles a niveles de fama estratosféricos.
La atleta, de 19 años, se convirtió en la favorita de los Juegos, al ganar cuatro medallas de oro en gimnasia olímpica y deslumbrar al mundo que la observaba con su destreza y su temperamento alegre.
Su excelencia puso a prueba la cima de un precoz camino que no ha estado exento de enormes obstáculos, no solo por sus primeros años de vida, sino también por la imagen de su propio cuerpo.
Puede ser un gran problema para las niñas adolescentes que hacen deporte, pues sus músculos se marcan de manera diferente. Biles dice que por eso se burlaban de ella en el colegio, sobre todo los niños.
“Creo que en el mundo de la gimnasia es tu imagen corporal, porque te cohíbe un poco tu cuerpo porque te vuelves muy musculosa”, le dice Biles a CNN cuando se le pregunta cuál ha sido el mayor desafío personal que ha tenido que superar.
“Pero no seríamos capaces de hacer lo que hacemos o de obtener logros sin nuestros cuerpos, así que estamos muy agradecidas por ellos”.
Si sus volteretas en el aire parecen sencillas, la habilidad de Biles para sobreponerse a las burlas sobre la forma de su cuerpo solo ha sido posible después de algunas dolorosas experiencias.
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En una entrevista con CNN en el 2016, Biles explicó: “Fui a una escuela pública en la que nadie tenía una constitución física como la mía, y era niña, así que los niños a veces se burlaban de mí”.
“Creo que solo estaban celosos porque no tenían la definición muscular que yo tenía. Yo intentaba esconder mis músculos, no mostrarlos, intentaba siempre ponerme una chaqueta”.
Este es solo un aspecto más del intenso escrutinio al que Biles se ha visto sometida desde su éxito en los Olímpicos.
Después de ganar el oro en la competencia completa individual, salto, piso y competición por equipos, y de quedarse con el bronce en la viga de equilibrio, las discusiones sobre su aspecto se intensificaron, llevando a comentarios negativos en las redes sociales.
“Ustedes pueden juzgar mi cuerpo todo lo que quieran, pero al final del día es MI cuerpo. Lo amo y me siento cómoda en mi piel”, les respondió la gimnasta.
Dos de las compañeras de equipo que ganaron el oro con Biles, en representación de Estados Unidos, han enfrentado problemas similares. Son Gabby Douglas y Aly Raisman.
Pero si Biles encuentra cualquier elemento de inseguridad relacionado con su habilidad, recordar su paso brillante por Río podría ayudarla.
Nunca antes una atleta estadounidense había ganado cuatro medallas de oro en unos mismos Olímpicos, y su botín de cinco medallas en los Juegos de 2106 consolidó su estatus como la gimnasta más laureada de la historia de Estados Unidos.
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Problemas tempranos
La difícil infancia de Biles ha sido bien documentada, pero la clave de su éxito han sido los positivos modelos a seguir que ha encontrado entre su familia ampliada.
Biles pasó a estar bajo cuidado sustituto cuando solo tenía 3 años, porque su madre, Shanon, luchaba contra una adicción a las drogas y el alcohol.
En el 2003, Biles y su hermana Adria fueron adoptadas por sus abuelos, Ron y Nellie Biles, y se fueron a vivir con ellos en Spring (Texas). Sus dos hermanos se fueron a vivir con la hermana de Ron.
La influencia de los abuelos fue fundamental en los primeros años de vida de Biles y ella reconoce a su madre y padre adoptivos como una de sus grandes inspiraciones.
“Aparte de la gimnasia están mis padres, porque fueron tan buenos modelos a seguir”, dice. “Nunca nos guiaron mal y siempre nos dejaron escoger lo que queríamos hacer y nos orientaron de la mejor manera”.
“Y luego en la gimnasia (mis inspiraciones) están en el equipo olímpico del 2008 o en el del 2012, porque solamente queríamos ser como ellas”.
Su recorrido hacia el oro comenzó cuando llegó a un gimnasio en Houston, siendo estudiante en el colegio. Biles volvió a casa con una nota que sugería que la matricularan en clases por su aptitud natural para el deporte.
Cuando cumplió 13 años, se decidió que seguir su educación en casa sería lo mejor para continuar con su régimen de entrenamientos, que ya era de 32 horas semanales.
Tras una inestable presentación en el 2013, su familia decidió ayudarla con un psicólogo deportivo para controlar mejor sus nervios en grandes competencias.
Lo demás es historia.
Su hazaña en los Olímpicos la catapultó a la fama y le abrió varias puertas cuando volvió a casa. Tuvo un paso exitoso en “Dancing With the Stars” (“Bailando con las estrellas”), uno de los programas de televisión con mayor sintonía en Estados Unidos, en el que llegó a la semifinal tras recibir dos puntuaciones perfectas en sus rutinas.
Con solo 20 años, ha logrado muchas cosas. Pero qué consejo le daría a una Biles más joven, antes de alcanzar la fama.
“Sería que deje de ser tan terca, porque fui una niña muy terca”, se ríe. “Muy loca, también. Creo que de alguna manera no hice algunas cosas, pero creo que fue por mi bien”.
Biles se ha convertido en un modelo a seguir para una legión de personas jóvenes, sobre todo mujeres, no solo por sus proezas, sino por su equilibrio y personalidad.
¿Qué consejo le daría a alguien que quiera ser como ella?
“Que nunca se rinda y que escriba sus metas. Y que siempre se levante cada mañana con algo que ame hacer, que lo apasione”.