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Estudio: lactancia ayuda a proteger de cáncer a las madres
01:20 - Fuente: CNN

(CNN) – Bess Jensen empezó a ser voluntaria en un hospital de Nebraska luego de retirarse de una compañía local de gas. En principio, era una manera de ayudar y permanecer activa. Pero ahora juega un papel crucial en la vida de muchos bebés.

Jensen y otras cuatro mujeres van al Hospital Madonna Rehabilitation de Lincoln para hacer algo muy simple: abrazar bebés.

Ellas son conocidas como las “arrulladoras”.

Bess Jensen arrulla un bebé en el Madonna Rehabilitation Hospitals en Lincoln, Nebraska.

Muchos de los bebés que ellas cuidan están completamente solos. Por varias razones sus padres no están con ellos.

“Cuando tenemos un bebé que está bajo tutela del Estado o que sus padres no están o que necesitan ayuda, yo vengo y abrazo al bebé”, le dijo Jensen a CNN.

“Muchas veces esos bebés no tienen el contacto humano y la ternura que necesitan en la primera etapa de su vida. Así que venimos y se los damos”, agregó Sandy Ludwig, otra voluntaria.

Las cinco voluntarias toman turnos para asegurarse de que siempre hay alguien con los bebés para darles amor y confort.

“Ellos nos conocen a todas. Cuando los alzo, conocen mi voz y me sienten. Ellos se acurrucan y nosotros los arrullamos”, dice Jensen.

“Usualmente yo los pongo a dormir. Si las enfermeras necesitan que un bebé duerma, me lo traen”, agrega.

Otros centros de salud como el Hospital General de Victoria, Canadá y el Hospital General de San Bonifacio en Minnipeg, Manitoba, también en Canadá, cuentan con estos servicios de voluntariado para abrazar bebés, sin embargo, actualmente los cupos están llenos, según informan sus páginas en internet.

Sandy Ludwig atendiendo un bebé en el Madonna Rehabilitation Hospitals en Lincoln, Nebraska.

‘He llorado mucho’

El personal del hospital está muy feliz de tener la ayuda de estas voluntarias.

“Las enfermeras les dan la bienvenida a esas voluntarios. Ellos las necesitan”, dijo Marla Buresh, Coordinadora de Voluntarios del hospital.

Y aunque a las enfermeras les encantaría hacer este trabajo, dice ella, desafortunadamente no pueden porque deben seguir con su trabajo.

Para las voluntarias, la parte más dura es controlar las conexiones inevitables que hacen con cada bebé.

“Lloras si algo anda mal con ellos, si algo no está bien. He llorado muchísimo”, asegura Jensen.

Sandy Ludwig, otra de las voluntarias del Madonna Rehabilitation Hospitals en Lincoln, Nebraska.

La voluntaria Carole Johnson dice que separarse de ellos es simplemente desgarrador. Ella recuerda a un bebé en particular al que cuidó: “Temí el día que se fue. Me enamoré de él. ¿Cómo podrías no hacerlo?”.

Pero también dice que la recompensa emocional por dar ese amor esencial no tiene precio.

“Cuando entras en la mañana y esas pequeñas caritas se iluminan, sabes que has hecho algo bueno”, añade.