Nota del editor: Félix Seijas Rodríguez es estadístico, Ph.D en análisis de datos complejos en Southampton University, Reino Unido. Es profesor de la Universidad Central de Venezuela, en la Escuela de Estadística y Ciencias Actuariales. Fue director del Proyecto Fortalecimiento del Sistema Estadístico Nacional de Venezuela y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Es fundador y director de la firma de estudios de investigación estadística Delphos. Síguelo en Twitter felixseijasr
El domingo pasado, Venezuela presenció la controvertida elección de las personas que conformarán la instancia cuya función será reescribir su Carta Magna: la Asamblea Nacional Constituyente. Desde que el presidente Nicolás Maduro dio a conocer tal iniciativa, la misma ha sido señalada, tanto por la oposición venezolana como por diferentes actores de la comunidad internacional, como un mecanismo ilegal que atenta contra la institucionalidad y el espíritu democrático de la nación.
A estas críticas se le ha sumado un nuevo factor la noche del domingo: la duda que levanta la cifra de participación anunciada por el ente electoral (Consejo Nacional Electoral, CNE), el cual expresó que poco más de ocho millones de ciudadanos acudieron a votar en estos comicios. ¿Tiene sentido el número divulgado por el CNE? Revisemos algunos elementos que nos darán luces acerca del nivel de participación que podía esperarse en tal evento, y por tanto, el grado de consistencia de lo anunciado.
El expresidente Hugo Chávez fue un líder carismático que logró aglutinar el respaldo de un pueblo sediento de atención. Durante su mandato, el para entonces militar retirado supo establecer conexiones sólidas con las masas, ganando con amplia ventaja cada una de las consultas en las que su permanencia en el poder estuviese en juego. La última de ellas fue en octubre de 2012, en las que con un padrón electoral de 18.903.937, el exmandatario obtuvo 8.191.132 votos, según cifras del CNE.
El domingo pasado, con un padrón electoral similar (solo 310.000 electores más), y en medio de la mayor crisis económica que haya vivido Venezuela, el CNE anuncia un nivel de apoyo al régimen similar al logrado por el gran líder, quien en aquel momento disfrutaba de un clima favorable en lo social. Si bien esto en sí mismo constituye ya un elemento impregnado de inconsistencias, la evolución de las cifras en los años subsiguientes añade otros elementos de importancia. Por ejemplo, recordemos un hecho que muestra el efecto que en un movimiento como el chavismo tiene la desaparición del líder: tan solo cinco meses después de la elección ganada por Chávez en 2012, la persona designada por él mismo días antes de morir, Nicolás Maduro, obtiene 600.000 votos menos que su mentor.
Los resultados de las votaciones de 2012 y 2013 son consistentes con los estudios de opinión político electoral que me tocó dirigir previos a tales eventos. Desde entonces, y en la medida en que la crisis económica ha recrudecido en el país, estos mismos estudios han venido mostrando el constante deterioro en las cifras de apoyo popular del Gobierno. La elección legislativa de 2015 muestra el impacto que esto ha tenido para el Gobierno: en esos comicios el chavismo perdió otros dos millones de votos, obteniendo tan solo 5.600.000.
Los estudios muestran que el respaldo al bloque de poder se encuentra en estos momentos en un estado aún más crítico. El rechazo a la propuesta constituyente se ubicaba días antes de la elección en el 80% de la población, y las estimaciones de participación no superaban los 4,5 millones, esto tomando en cuenta la participación bajo presión de una parte importante de los empleados públicos. Si bien estos elementos brindan un panorama claro sobre lo que podía esperarse el domingo, podemos añadir que ese día tuve la oportunidad de conducir un Exit Count para sondear el nivel de participación. El resultado arrojó una asistencia estimada de entre 3 y 3,1 millones de ciudadanos. Vale decir que los Exit Count son estudios científicos capaces de producir estimaciones con un alto grado de precisión.
Los aspectos aquí esbozados conducen a una sola conclusión: en términos generales resulta improbable, sino imposible, que durante la elección del 30 de julio hayan concurrido a las urnas de votación algo cercano a las ocho millones de personas. La cifra anunciada por el CNE es, en todo caso, de al menos cinco millones de votantes por encima de cualquier evidencia disponible. Esto explica, sin duda, la percepción que dejó en los venezolanos el registro visual que estos desde la mañana pudieron recoger, al observar centros de votación con escasa concurrencia, culminando en horas de la noche con la poca asistencia de personas a la celebración del primer mandatario en la Plaza Bolívar de Caracas, imágenes que contrastan con lo que debía haber ocurrido si ese día más de ocho millones de personas hubiesen apoyado la propuesta constituyente.